viernes, 20 de julio de 2018

SOL QUE BRILLA EN LOS CAIRELES

    Hay provincias a las que vuelvo a visitar con ganas; Almería, cantada por el gran Manolo Escobar, es una de ellas. La última vez fue en mayo de 2013 de la que se puede leer una pequeña crónica en la entrada de este blog "Almería, Heidi y Pedro". Ahora lo he hecho, también con mi santa, y la agradable compañía de dos familiares: mi cuñado y su hija, con el propósito de visitar a un hijo mío que allí contribuye al desarrollo comercial de su capital, cuyo crecimiento es evidente. 
GRUPO FAMILIAR
    El viaje, de cinco horas y media, es cómodo, sobre todo si conduce otro, lo que fue el caso; además hacerlo a bordo de una furgoneta SEAT Alhambra ofrece para viajes largos más comodidad que nuestro coche familiar. El alojamiento, que reservamos por medio de "Airbnb", lo hicimos en un magnífico piso situado en uno de los nuevos barrios de la expansión de la capital, cerca del hospital de Torre Cárdenas y del gran centro comercial, en cuyo control de la construcción trabaja mi hijo. 
    A la llegada, sin mucha demora, nos dirigimos a disfrutar del baño en la playa del Torreón del Cabo de Gata, donde nos socorrimos en el chiringuito-restaurante "Chiri-Bus". Como la hora era ya vencida para el almuerzo, la oferta no era muy amplia, pero suficiente. La temperatura del agua recordaba a las de miña terra galega, pero el baño en el Mediterráneo era imperativo. 
MIRADOR DE LA AMATISTA, SIERRA DEL CABO DE GATA
    La sierra del Cabo de Gata, que discurre desde el cabo hasta la Mesa Roldan en Carboneras, ofrece en su unión con el Mediterráneo estupendas playas y calas espectaculares con aguas de colores muy vivos, y sobre todo muy poco o nada urbanizadas. En los días sucesivos alternamos en los baños varias playas de esa costa. 
PLAYA DE LOS GENOVESES
    La preciosa playa de Los Genoveses, situada en una pequeña rada, es naturaleza en estado puro; en la de San José, unida al bonito pueblo del mismo nombre, puedes combinar playa con gastronomía; Los Escullos, a donde llegué en el año 1973 en una larga marcha cuando era soldado de marina, tenía entonces solo un bar, hoy tiene algunas construcciones y un par de hoteles en su lado sur que se prolongan hasta el fuerte artillero de San Felipe, construido en 1765 y reconstruido hace algunos años; la cala de Agua Amarga, protegida por la Mesa Roldan, ya se ha convertido en un pequeño pueblo de veraneo en el que subsisten algunos pescadores. Carboneras y su playa es el centro de la red urbana que se extiende por esa sierra; su crecimiento ha sido espectacular, y aunque la industria ha traído progreso, ha deteriorado el paisaje de ese sector de la costa. 
FUERTE DE SAN FELIPE
PLAYA DE LOS ESCULLOS
    Esta vez he cumplido la promesa de visitar Los Escullos y Rodalquilar. Es este un pueblo de tradición minera, que ya comenzó en el siglo XVI con la extracción de alumbres. En el XIX se descubrió oro y la zona tuvo actividad extractiva hasta 1966, aunque posteriormente hubo un nuevo intento entre 1989 y 1990. La primera vez que visité la zona, en 1973, el poblado minero de los años 50 estaba abandonado y solo una población muy escasa habitaba los cortijos de las inmediaciones. Hoy el pueblo parece rejuvenecido, bares con terrazas, un atento cuidado a la vegetación autóctona, casas rurales, algún hotel, y todo luciendo una arquitectura típica de cortijo almeriense de casas encaladas de una planta en las que algunos artistas exponen sus obras. La distancia a las playas hacen al pueblo un lugar ideal para una estancia bohemia. No sé si los precios del oro y las nuevas técnicas de extracción podrían hacer rentable la reapertura de las minas, pero de momento en el pueblo han encontrado en el turismo su nuevo tesoro. 
FELIX
    Nuestra atención también se dirigió a visitar la zona de la Sierra de Gador en la Alpujarra Almeriense, en donde se puede apreciar su pasado agareno y el progresivo abandono de los cultivos tradicionales en bancales por las explotaciones intensivas cubiertas en la llanura litoral. Nuestros pasos nos llevaron a visitar dos de los pueblos típicos de la zona: Felix y Enix, que tuvieron protagonismo durante la rebelión de Las Alpujarras de 1568, que conllevó la deportación de los moriscos de la zona. 
    Felix está situado a 815 metros de altitud en una pendiente de la falda de sierra de Enix, que es un estribo de la de Gador, y de la que según nos dice don Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico, la enfermedad más común que allí se padece son "los dolores de costado y pulmonías". En 1847 tenía una población de 535 vecinos (2140 almas) y hoy 660. Felix fue uno de los pueblos que sufrió los estragos de la cruel guerra de Granada, durante el levantamiento de los moriscos en los años 1568 a 1570. Diego Hurtado de Mendoza, quien participó en la guerra nos ha dejado una crónica en que nos dice que don Luis Fajardo, marqués de Vélez entró en el reino de Almería para combatir a los moriscos: "era la gente que llevaba número de dos mil infantes y trescientos caballos, la mayor parte escogidos...fue sobre Felix: tomóla y saqueóla enriqueciendo la gente; peleóse con harto riesgo y porfía; murieron de los enemigos muchos, pero más mujeres que hombres". La guerra de Granada finalizó después de sangrientas operaciones y crueles represalias por ambas partes, en las que no siempre las tropas reales de don Juan de Austria llevaron ventaja. La ayuda de turcos y argelinos dieron solidez a la rebelión que terminó después de algunas derrotas de los moriscos, la oferta de paz y perdón del rey Felipe II, y la traición de los moriscos a sus reyes, primero a Aben Humeya y después a Abdalá Abenabó. 
ENIX
    También visitamos ENIX, situado en la sierra de su nombre muy próximo a Felix a 716 metros de altitud. Madoz nos dice que en 1847 tenía 275 vecinos (1100 almas), en la actualidad cuenta con una población de 434 habitantes. Este pueblo también fue arrasado por el Marqués de Vélez en su camino hacia Felix, después de combatir a los moros en Illar. Encontramos muy amable a la gente del pueblo, aunque no hubo manera de que el Ayuntamiento nos dejaran visitar la Iglesia de San Judas Tadeo (siglo XVI) pues hasta aquí ha llegado la devoción a este Santo "milagreiro": que si la llave la tenía fulanito, que si menganito se la había llevado a Almería...total, que con el temor que nos alcanzaran los famosos dolores de costado y pulmonías, salimos hacia la capital para socorrernos y poder continuar nuestra expedición sin peligros mayores. 
IGLESIA DE SAN JUDAS TADEO. ENIX
    De la dirección gastronómica del viaje se encargó mi hijo, buen conocedor del ramo de restauración provincial, cuyas sugerencias se volcaron hacia su buen pescado, marisco y su excelente huerta, que pueden saborearse en numerosos establecimientos, entre ellos destacar: en la capital el "Quinto Toro", el bar "Entremares", "La Salada", el restaurante "La Lonja" (en el edificio de la lonja de pescado) y en Carboneras "La Quesería"; en fin, unas jornadas gastronómicas muy reconfortantes.
    En esta ocasión hemos dejado a un lado los aspectos culturales; también nos queda por recorrer la comarca al norte de Carboneras hasta el límite con Murcia y los yacimientos arqueológicos de El Argar y Los Millares, que hay que reservarlos para cuando no aprieten las calores. Tengo claro que habrá que repetir la visita, pues siempre me ha gustado volver a la acogedora y luminosa Almería: "reina mora...para los españoles".


http://reymeric.blogspot.com/2013/06/heidi-pedro-y-almeria.html