lunes, 3 de diciembre de 2018

UN PASEO POR BURGOS Y LA RIOJA


Llevar un diario es una buena forma de recordar nuestra vida: te ayuda a pensar con orden y método. También el escribir -como yo hago a menudo en Panorama cuando algún acontecimiento lo merece-  es otra forma de cultivar la memoria: la nuestra, la histórica. En consecuencia, en esta entrada relataré, con la ayuda de mi cámara Nikon, lo más significativo de un itinerario cultural que hice con dos buenos amigos, a las provincias de Burgos y Logroño, con el propósito de recorrer algunos lugares que han jalonado la construcción de nuestra Patria. En vista de que el desafío requeriría acometerlo con fuerzas, Lerma fue nuestro primer hito, para allí degustar el famoso lechazo de Casa Antón, regado con un excelente clarete.

TORRE DE FERNÁN GONZALEZ
De Lerma marchamos a Covarrubias, situado en la comarca del Arlanza y conocida como "la cuna de Castilla". A la entrada de la villa, nos recibió la mole de la torre de Fernán Gonzalez, del siglo X, que junto con sus murallas a la orilla del río, te anuncian que estás en una villa importante, como se comprueba al recorrer sus bien preservadas calles y contemplar sus casas autóctonas con fachadas de entramado de yeso y madera, algunas adornadas con viejos blasones.
SAN COSME Y SAN DAMIÁN

La iglesia más importante es la Colegiata de San Cosme y San Damián, construida en el siglo XV, de típica planta de cruz latina con tres naves y crucero. Acoge entre sus muros los panteones de numerosas familias ilustres de la villa; es de particular importancia la Capilla Mayor o presbiterio dedicada a San Cosme y San Damián, en cuyo suelo se encuentra el sepulcro del siglo V de don Fernán González (931-970), adornado con el pendón de Castilla, de la que fue su primer conde. Enfrente se encuentra el de su mujer doña Sancha, y a su izquierda y hacia atrás se encuentra Doña Urraca, para quién se creó el Infantado de Covarrubias en el año 978.
SEPULTURA DE FERNAN GONZALEZ

El claustro de la Colegiata tiene cuatro salas con una gran variedad de piezas de arte sacro, incluyendo la urna con las cenizas de San Arsenio, nombre de ilustre abolengo en mi familia. En una de las crujías del claustro se encuentra el sepulcro gótico de la princesa Cristina de Noruega, casada con el infante y abad de Covarrubias Felipe de Castilla.

Ya a la caída de la tarde, nos detuvimos en la Ermita de Quintanilla de las Viñas, en la comarca de la Tierra de Lara, muy cerca de Covarrubias, con la luz del atardecer iluminando los farallones calizos que la circundan. Esta ermita aislada en medio del campo, es una de las grandes joyas de la arquitectura prerrománica española, Monumento Nacional desde 1929 y de difícil y compleja interpretación. Los críticos y especialistas se han ocupado de los orígenes de esta ermita; hay quienes la consideran visigótica y erigida hacia el final del Reino Hispano Visigodo, antes de la invasión musulmana del siglo VIII; y los que la fechan a finales del siglo IX o comienzos del X, cuando con la reconquista empieza la repoblación cristiana y el fortalecimiento del Condado de Castilla.

MONASTERIO DE LA ASUNCIÓN
Al día siguiente salimos para visitar el pueblo de Castil de Lences en la comarca de la Bureba, considerada como "la verdadera esencia de Castilla ". La comarca está situada al nordeste de la provincia, surcada por numerosos arroyos que vierten sus aguas a los ríos Homino, Oca y Tirán, que van a desembocar al Ebro.
Las calles y plazas del pueblo están  muy cuidadas, aunque parece que no haya una población permanente. En él se encuentra el Monasterio de la Asunción o Convento de Santa Clara, en la actualidad habitado por 18 monjas clarisas que se dedican a la restauración de telas y bordados. Fue fundado en el año 1382 por Sancha de Rojas y Velasco, hermana de Ruy Díaz de Rojas,  señor de Rojas y de Castil de Lences, Adelantado Mayor de Guipúzcoa, y quien al frente de las galeras castellanas auxilió a Francia en su lucha con Inglaterra  durante la Guerra de los Cien Años, participando en 1370 en la toma de La Rochelle. A escasos metros del Monasterio se encuentra la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de estilo románico del siglo XV.

SAN COSME Y SAN DAMIÁN
Poza de la Sal fue otro de nuestros destinos en La Bureba. La sal ha sido un elemento muy importante para la conservación de alimentos y para Poza fue un importante activo. El esplendor de la villa se debe a sus salinas, con una larga historia de explotación, hasta que Felipe II decretó el monopolio de la sal que duró hasta 1888. La extracción de sal se abandonó definitivamente en 1974. 
El casco antiguo de la villa está rodeado por la muralla medieval que se conserva en su mayor parte. La localidad se encuentra enclavada en la ladera de una sierra y protegida por el castillo de los Rojas. En el interior de la Villa se encuentra la iglesia de San Cosme y San Damián, el Ayuntamiento, la Plaza Vieja, y la casa de la Administración de las Reales Salinas. El pueblo es también famoso porque en él nació el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, muy querido en la villa, que le ha dedicado algunos monumentos.

POZA DE LA SAL
Encontramos a Isabel, en su lento caminar a la fuente, aprovechando los rayos del sol del invierno castellano; charlamos con ella  un rato, diciéndonos que tenía la casa llena de manzanas, por cierto, extraordinarias. Su coquetería se desbordó cuando estimamos que su edad era mayor de la que tenía, casi reprochándonos nuestra escasa prudencia al decírselo. En su opinión Cesar Rodríguez de la Fuente fue un buen hombre, pero que no dejó dinero para desarrollar el pueblo con alguna industria, para que los jóvenes no tuvieran que emigrar.
La trama urbana conserva las características de los burgos medievales. Sus calles son estrechas y flanqueadas por casas de piedra con tonos bermejos, algunas de las cuales lucen orgullosas viejos blasones. En la Plaza del Ayuntamiento, con su balcón a la Bureba, el sol nos animó a entrar en un bar a caldear las entrañas antes de seguir nuestro itinerario.
IGLESIA ABACIAL DE SAN SALVADOR DE OÑA
Nuestra siguiente parada fue en Oña, que se encuentra al norte  de la Bureba, enclavada en una falda de los Montes Obarenes y bañada por el río Oca, que abre en la sierra de Oña un desfiladero estrecho y profundo, con sus aguas fluyendo hasta el Ebro.  Es una posición estratégica y, en consecuencia, los reyes tuvieron interés en protegerlo desde que la Reconquista fue avanzando hacia el sur; el monasterio es una prueba de ello. Después de comer en Oña, dedicamos parte de la tarde a visitar el impresionante conjunto monástico de la villa, en particular la Iglesia Abacial del Monasterio de San Salvador de Oña, porque el monasterio tiene hoy otros usos y se encontraba en obras. Para visitarlo hay guías voluntarios a los que hay que llamar por teléfono, aunque al que nos tocó en suerte pareciera que no fuera de su agrado abrir la iglesia y enseñárnosla a la hora de la siesta.
El monasterio fue fundado en el año 1011, y en el año 1033 el conde castellano Sancho García introdujo la orden benedictina, que lo abandonó con la desamortización de Mendizábal. Posteriormente, en 1880, los jesuitas transformaron el monasterio en un Colegio y Universidad Pontificia.
Como todos los monasterios castellanos está repleto de obras de arte. En el crucero de la iglesia destaca el órgano barroco del siglo XVIII, el altar mayor con el retablo de Santa Catalina, del siglo XV, y la bóveda qué cubre la capilla mayor diseñada por Juan de Colonia. El claustro,  construido a principios del siglo XVI, es una auténtica obra maestra del  estilo gótico flamígero, de factura de Simón de Colonia.
PANTEÓN REAL
La historia medieval española del siglo X se presenta delante del visitante al contemplar, a ambos lados del altar mayor, los panteones real y condal, con los sepulcros tallados en madera realizados en el siglo XV, que constituyen una obra única del arte funerario medieval en Europa. En el Panteón Real, del lado del Evangelio, reposan, como restos más significativos: los del rey de Pamplona Sancho Garcés III el Mayor (1004-1035) y los de su esposa doña Mayor; los de Sancho II el Fuerte (1065-1072) asesinado por Bellido Dolfos en Zamora, rey del Cid Campeador; y el infante García, hijo del rey Alfonso VII el Emperador (1126-1157). El encuentro con estos personajes recomienda repasar la compleja e interesante historia de los reinos hispánicos de la época.
PANTEÓN CONDAL
En el Panteón Condal, que se encuentra del lado de la Epístola, están entre otros restos: los  del tercer conde castellano don Sancho García, fundador de este monasterio y su esposa doña Urraca, así como el hijo de ambos el infante don García Sánchez (1009-1029), asesinado en León el día de su boda, lo que motivó que Sancho Garcés III el Mayor asumiera el gobierno de Castilla, y por esta circunstancia pudo la dinastía navarra iniciar un proyecto hegemónico peninsular, pero lo impidió el reparto patrimonial de su herencia entre sus hijos, y la personalidad política de las entidades territoriales. Habría que esperar tiempos más propicios para lograr la unidad peninsular.

FRIAS
Después de Oña continuamos hacia  la comarca de las Merindades para visitar Frías, que también se encuentra a los pies de los Montes Obarenes. Está situada en un estratégico emplazamiento para cruzar el Ebro, en un lugar denominado antiguamente como la Muela. La repoblación de estas tierras se inició hacia la segunda mitad del siglo IX después de su conquista a los musulmanes. En el siglo XI,  durante el reinado de Sancho Garcés III el Mayor, se integró en el reino de Pamplona y perteneció al primer conde de Haro, don Pedro Fernández de Velasco.

FRIAS
La ciudad fue declarada Bien de Interés Cultural en 2000, y desde el año 2005 está en las listas de los pueblos más bonitos de España. Tiene la estructura urbana de burgo medieval en el alto de una colina, rematada a ambos lados por el castillo de los Velasco y la iglesia de San Vicente.  Monte abajo los edificios van formando calles paralelas con igual pendiente.
La iglesia de San Vicente debió de tener también funciones defensivas, su torre se hundió a principio del siglo  XX y se reconstruyó otra nueva. Curiosamente el pórtico románico de esta iglesia se vendió al Museo de los Claustros de Nueva York, donde se puede admirar. Ya con luz de crepúsculo salimos hacia Burgos, después de una larga jornada.

CLAUSTRO DE SªMª DEL SALVADOR
A la mañana siguiente salimos hacia La Rioja, con una breve parada en Belorado, en una mañana en la que la nevada Sierra de la Demanda refrescaba la brisa. Nos detuvimos para visitar la Abadía Cisterciense de Santa María del Salvador en Cañas, en el valle del Najerilla. Es una de las primeras que se fundaron en España, después de que señor de Vizcaya donara, en 1170, algunas villas a las monjas del monasterio de Hayuela para que fundaran una abadía en este lugar. En la construcción del monasterio hay tres etapas claramente diferenciadas: la románica, de la que apenas quedan vestigios; la gótica que corresponde a parte de la iglesia y la sala capitular, fechadas en la segunda mitad del siglo XIII; y la posterior al siglo XVI, en la que se continúa la construcción de la nave central. La portada principal del monasterio data de 1757, siendo la parte que habitan las monjas la más tardía cronológicamente.

ABSIDE DE SªMª DEL SALVADOR
La iglesia del monasterio es un edificio de nave única con transepto y muy luminosa, pues está iluminado por amplios ventanales góticos situados en dos órdenes y cerrados con alabastro. La nave central queda rematada por un profundo presbiterio que conforma el ábside central. La iglesia conserva un valioso retablo renacentista de 1523, obra de Andrés de Melgar y Guillén de Holanda, y una sillería del coro también XVI. Este retablo estaba situado en el ábside principal, pero en 1975 se trasladó de lugar para dejar visibles los ventanales góticos. En las salas de su museo se conservan numerosas reliquias, entre las que destaca dos herraduras del caballo de Santiago Matamoros (¿siglo XIII?, se pregunta el letrero de la vitrina) lo que ya es llevar al límite la pasión por las reliquias.

MONASTERIO DE SUSO
     Para completar un día monástico, seguimos nuestro itinerario hasta San Millán de la Cogolla, que toma el nombre del santo ermitaño que vivió entre el 473 y 574. La villa, famosa por sus dos monasterios, de Suso y Yuso, se encuentra a la orilla del río Cárdenas, afluente del Najerilla, y en las estribaciones de la Sierra de la Demanda. 



PORTALEYO DE SUSO
          El monasterio de Suso surgió, alrededor del siglo VI, de unas cuevas que habitaban los eremitas discípulos de San Millán. Tuvo varias ampliaciones hasta el siglo XII, convirtiendo las cuevas en un cenobio y un monasterio, en el que hoy se aprecian las distintas etapas de su construcción. En el 1002 Almanzor incendio el monasterio, desapareciendo la decoración pictórica y los estucos mozárabes. En el portaleyo de acceso se encuentran las que se dice son las tumbas con los cuerpos de los Siete Infantes de Lara y la de su tutor Nuño, pues sus cabezas están en la iglesia de Santa María de Salas de los Infantes. Estos personajes pertenecen a un cantar de gesta recuperada por Ramón Menéndez Pidal.

Ya salen de Castilla castellanos con gran saña,
van a combatir los muros de la vieja Calatrava;

SACRISTÍA DEL MONASTERIO DE YUSO
El Monasterio de Yuso, según la leyenda, debe su origen, a cuando el rey García Sánchez el de Nájera, ordenó el traslado de los restos de San Millán desde Suso a Santa María la Real de Nájera y, al parecer, los bueyes se quedaron parados en el valle, interpretando ese gesto  como si el Santo quisiera quedarse, por lo que se decidió construir en aquel lugar un nuevo monasterio, llamado de Yuso. Inicialmente, en los siglos X y XI, fue un monasterio benedictino de estilo románico, pero fue destruido por un incendio. Posteriormente, entre los siglos XVI y XVIII, se construyó en el mismo lugar el actual monasterio, hoy ocupado por los frailes agustinos recoletos.
MONASTERIO DE YUSO
La importancia cultural de Suso se debe a la colección de manuscritos y códices de su scriptorio, pues en estos dos monasterios se escribieron las primeros frases en una lengua romance que hoy conocemos como español. La razón es que en torno al siglo IX algún monje, ante las dificultades de comprensión de terminadas expresiones latinas, comenzó a escribir al margen o interlineándolas en el códice, unas anotaciones para que el texto resultara mas comprensible. Las primeras glosas anotadas en el monasterio lo fueron en el códice 60, escrito en latín con letra visigótica pausada, y las anotaciones aclaratorias se conocen como las Glosas Emilianenses; además en el mismo códice 60 aparecen las primeras frases escritas en la lengua vascuence.
CÓDICE 60
La gastronomía riojana es algo que merece toda la atención del viajero, así que antes de salir de San Millán, nos socorrimos en el restaurante del Camping con unos caparrones con sus sacramentos, y unos cardos, todo regado con el excelente clarete de la comarca.
CATEDRAL DE BURGOS, PUERTA DEL SARMENTAL
Ya poco tiempo nos quedaba en la capital, así que antes de volvernos a la Corte hicimos una visita a la Catedral de Burgos, que siempre merece dedicarle tiempo para seguir descubriendo sus tesoros. En el crucero saludamos a  Rodericus Didaci Campidoctor, con la esperanza de que los españoles "abran los candados" de su tumba, para que su regreso inspire un poco de amor patrio a nuestros gobernantes, o al menos, los convenza de que visiten la provincia de Burgos para aprender algo de la historia de España.


Mas sobre Burgos en este Blog:
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