martes, 10 de diciembre de 2019

UN PASEO POR TIERRAS DE LEÓN


El sol tramontaba tras los Montes de León mientras entrábamos en la capital del antiguo reino. La claridad del crepúsculo se desvanecía a poniente; sobre ella destacaban las agujas de la Pulchra Leonina, que esperaba nuestra visita. En nuestra era fue cuando apareció León en la tierra de los astures junto al río Bernesga. Allí se instaló el campamento de la Legión VI "Victrix", sustituida posteriormente por la VII "Gemina", creada por Galba el año 68 d.c. Esta Legión tuvo un papel destacado en la crisis del año 69, el llamado año de los cuatro emperadores, que culminó con el acceso al poder de Vespasiano.
Como en las anteriores excursiones que he recogido en entradas de este Blog, viajo de nuevo por tierras castellano-leonesas con dos viejos amigos: el Negro y Picaraña, y mi cámara Nikon. El concepto de estos viajes es combinar la cultura con la gastronomía, y aunque hoy día se le considera también cultura, yo estimo que es otra cosa, muy buena, loable, pero una disciplina menor, sin menospreciar ni a los profesionales, ni a los simpáticos animales que se ofrecen en holocausto para nuestro deleite: bueyes, vacas, corderos, cochinillos, conejos... etc., por citar solo algunos. La vida es dura, y a pesar de que nuestra especie está en la cima de la cadena trófica, cada vez soy más aficionado a verduras, legumbres y frutas. El colesterol no perdona.


El viaje comenzaba en Burgos, a donde nos dirigimos Picaraña y yo desde Madrid para reunirnos con el Negro. El Talgo, por la línea de alta velocidad, despacha el trayecto a Valladolid en una hora y treinta y cinco minutos. Desde allí otro tren nos llevó hasta Burgos, en dos horas, pero pertrechados con buenas lecturas los viajes en tren se hacen mucho más llevaderos que en automóvil. En fin, que a la una y veinte ya estábamos en Burgos, con el Negro esperándonos con su coche para pasar un rato en la ciudad y salir hacia León a la caída de la tarde.
En León nos alojamos en la Residencia de Santa Bárbara, muy digna y bien mantenida, que se encuentra al lado del antiguo cuartel del Regimiento de Caballería "Almansa", muy mal mantenido desde su cesión a la Universidad, que parece emplear sus fondos en otros menesteres.
Azorín dijo de León que "es ciudad vetusta y heroica": claro, sería en su época, pues no pudo conocer los nuevos barrios de la ciudad y su bullicio; en cambio, respecto a su heroicidad, solo hay que dar un repaso a su historia para confirmarlo y recordar que es la cuna, entre otros, de Guzmán el Bueno.
La parte cultural, repartida en tres días, comenzó con la entrada a la ciudad por la puerta Castillo, abierta en las murallas romanas, en donde enseguida te espera la estatua del rey de León Alfonso IX (1182-1230), cuya presencia te lleva a recordar la compleja historia medieval española. Este rey se casó con doña Berenguela, reina de León, ambos los padres de Fernando III (1217-1252), en quien se unieron en 1230 las coronas de Castilla y León, pues la primera la había recibido por cesión de su madre, y la de León por renuncia de sus hermanas. Alfonso IX también es recordado por la fundación de la Universidad de Salamanca en 1218, y porque en 1188 convocó la Curia Real a la que asistieron por vez primera los representantes del pueblo llano con voz y voto en asuntos de gobierno, lo que constituye el precedente más antiguo de parlamentarismo europeo, y así se ha reconocido por la UNESCO.


LA CATEDRAL DE LEÓN

      La Catedral de León es sencillamente impresionante, una de las más hermosas de las catedrales góticas españolas, que se conoce por el sobrenombre de la Pulchra Leonina. Su situación exenta en la plaza, sus proporciones y sus dos altas torres le da una elegancia especial. Los trabajos de construcción se extendieron entre los siglos XIII al XV, aunque es predominantemente gótica. Tiene una magnífica colección de esculturas góticas, como la Virgen del Dado y la Virgen Blanca; también merece contemplarse en la girola el sepulcro del rey Ordoño II, con quien bajo su reinado se trasladó la capital del Reino de Asturias a León; pero lo más característico de esta catedral son sus grandes vidrieras coloreadas que la hacen muy luminosa con diferentes tonos de luz.


LA CATEDRAL DE LEÓN
El paseo hasta la Catedral se puede hacer desde la puerta Castillo, y continuar por delante de la Colegiata de San Isidoro, la casa natal de Guzmán el Bueno; la casa de los Botines, de Gaudí; el Palacio de Los Guzmanes; y ya por la calle Ancha, llegar a la Catedral, y si el tiempo fuera frío, se puede uno socorrer con un chocolate caliente con churros en la excelente chocolatería "Valor". En caso de haber mercadillo, se puede uno desviar a la porticada Plaza Mayor, en donde se encuentra el Ayuntamiento viejo, y admirar los productos de la tierra.
Otra imprescindible visita es al Hostal de San Marcos, construido, entre los siglos XII y  XV como hospital de peregrinos del camino de Santiago. Actualmente está en restauración, aunque su iglesia se puede visitar. El conjunto tiene una    elegante fachada plateresca ante la que se encuentra una amplia plaza, en cuyo centro se yergue un crucero que recuerda al peregrino que el camino lleva hasta Galicia. La historia de este crucero me la contó un querido amigo provecto doctor y escritor, quien me relató  su traslado desde Galicia en la posguerra civil, por iniciativa de la Secretaría Cultural de la Falange de León, en la que él ostentaba un cargo dirigente. Ya no está con nosotros, pero me dejó un recuerdo inolvidable.

LEÓN. SAN MARCOS
La iglesia de San Marcos, consagrada en 1541, está situada en el lateral de la fachada plateresca del Hostal; es de estilo gótico con planta de cruz latina y una amplia nave cubierta con bóvedas de crucería y con capillas entre los contrafuertes. Actualmente alberga tesoros de la colección del Museo de León.
Otra visita obligada es a la Real Colegiata Basílica de San Isidoro, con su Panteón Real de los reyes de León a los pies de la iglesia. Fue construido entre los siglos XI y XII, aunque tuvo modificaciones posteriores góticas, renacentistas y barrocas. Estuvo dedicado a San Pelayo y después a san Isidoro, tras el traslado de sus restos al altar mayor de este templo. La torre de la iglesia se apoya sobre uno de los treinta y seis "cubos" de la muralla romana. El arte románico está bien representado en el Panteón Real y en las dos puertas de este templo; en especial en la llamada Puerta del Cordero, en la que se puede ver la influencia del pasado agareno en el reino de León, con la representación de Agar e Ismail, cosa poco corriente en el arte religioso.

COLEGIATA DE SAN ISIDORO
El Panteón Real, llamada la ”Capilla Sixtina del Arte Románico”, está adornado con una magnífica muestra de pintura románica.  En él están enterrados  11 reyes, 12 reinas, 10 infantes, 9 condes y diferentes nobles, aunque es difícil verificarlo, ya que durante la ocupación francesa las tropas se alojaron en el templo y profanaron sus tumbas, lo que ha hecho muy difícil identificar los restos. Creo que se podía hacer un esfuerzo para hacer más didáctica la visita con paneles explicativos y no tener que acudir forzosamente a una visita guiada.
Se cree que en el Panteón están enterrados los  reyes y reinas siguientesSancho Garcés III de Pamplona, un importante rey en la historia medieval de España, del que se discute que sus restos puedan estar en éste panteón o en San Salvador de Oña, como ya he escrito en la entrada de este Blog "Un paseo por Burgos y la Rioja";  Alfonso V (999-1028), que fue quien promulgó el Fuero de León; los constructores de este panteón: Fernando I (1037-1065) “el Grande” y su esposa la reina Sancha, éste rey antes de morir, dividió el reino entre sus hijos, lo que degeneró en una lucha fratricida de la que resultó vencedor el futuro Alfonso VI (1040-1109), cuyos restos descansan en este panteón y de quien cuenta la tradición que el Cid le obligó a jurar que no había tenido parte en la muerte de su hermano, el rey Sancho II. También están aquí los restos de doña Urraca (1033-1101) y los del ya mencionado anteriormente Alfonso IX.
       Doña Urraca, hija de Fernando I, fue quien donó sus joyas para decorar el famoso Cáliz formado por dos copas romanas de ágata del siglo I. La tradición dice que se encontraba en el Santo Sepulcro de Jerusalen, y sobre cuya llegada a España, a través del emir de Denia, hay una interesante historia.
Desde León nos trasladamos a visitar Astorga, la capital de la Maragatería, en una mañana muy fría que amenazaba nieve, que no tardó en caer. En sus inmediaciones hay algunos asentamientos de la edad de hierro, pero su nacimiento tiene origen  con la presencia de un destacamento de la Legión X "Gémina" después de las campañas de  Augusto contra astures y cántabros al final del siglo I a.c. Posteriormente la prosperidad de la ciudad, capital de un Conventus romano, llegó con el oro extraído de minas como Las Médulas, cuyos restos merecen una visita para apreciar los efectos de la técnica "ruina montium". Después de la ocupación musulmana fue recuperada por el reino de Asturias, y por estar situada sobre el Camino de Santiago recibió sus influencias económicas y culturales.


RETABLO MAYOR DE LA CATEDRAL DE ASTORGA
Visita obligada es su magnífica catedral, sede de la diócesis, a donde nos dirigimos para protegernos de la copiosa nevada que caía, acogiéndonos a sagrado. El templo muestra varios estilos artísticos que reflejan la extensión en el tiempo de su construcción; así que se aprecia el gótico en la nave y sus capillas; renacimiento, en su portada sur; barroco, en la fachada principal; y neoclásico, en el claustro. Está muy bien conservada y cuenta con un moderno museo catedralicio. Destacan en ella su retablo mayor, magnífica obra del renacimiento, y la sillería renacentista del coro.
También merece visitarse el Palacio Episcopal de Astorga. Se trata de un edificio proyectado por el arquitecto Antonio Gaudí. Su construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915 en estilo neogótico, dentro del la tendencia historicista, de moda en la época. En la actualidad ya no es la residencia del obispo, y hoy es la sede del Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago. Una industria local importante es la fabricación de chocolate, que ha dado fama a la ciudad, que cuenta con un Museo del Chocolate; en vista de lo cual, no hubo más remedio que llevarnos de regalo algunas tabletas de chocolate de varios tipos.
El aspecto gastronómico del viaje había comenzado en Burgos, y allí, antes de ir a comer, nos fuimos al bar "La Petenera" en donde suele sentar sus reales Manolo, un simpático médico jubilado, quién nos invitó a unos vinos mientras comentaba las vicisitudes de su interesante vida. En vista de que no convenía hacer esperar ni al cocinero ni al pescado que habíamos reservado, dejamos al galeno antes de darle tiempo a que se alargara más con su vida: lo dejaremos para la próxima ocasión, pues era un personaje interesante, como la mayoría de los médicos, si no tienen que meterte mano...
Teníamos reserva en el restaurante  "Aurelio", decorado con gusto y atendido mejor por Carmen, su dueña, que nos tenía reservado congrio y salmonetes, ambos excelentes, que aturuxaban pidiendo la compañía de un buen Albariño, así que la cosa resultó muy enxebre, a pesar de no encontrarnos en el antiguo Reino de Galicia.
En el lado gastronómico, el viaje también incluía cada noche una visita al Barrio Húmedo de León, adonde acudíamos impertérritos marcando el paso, cayera viento, frío o nieve, mientras, si lo requería la ocasión, cantábamos aires marciales recordando a los "jinetes valerosos y temerarios" del Almansa y mis admirados legionarios romanos; el frio es un ingrediente esencial para curar cecinas, para lo que en la zona son maestros. El barrio tenía poca vida, solo los recalcitrantes empinaban el codo en los abundantes bares que lo adornan en los alrededores de la plaza de San Martín, y donde te puedes socorrer con las tapas que siempre acompañan a las bebidas que sirven.
Pero claro está, no podíamos irnos de la región sin degustar un cocido maragato, para lo que nos trasladamos a Castrillo de los Polvazares, en donde en la "Hostería Casa Coscolo" teníamos reservado nuestro cocido, que consistió en un aperitivo, un primer "vuelco" de morcillo, gallina, tocino, chorizo y morcilla; un segundo "vuelco" de garbanzos, patatas y repollo; y como tercer "vuelco" para empujar el conjunto, una excelente sopa de cocido;  todo regado con un buen vino del Bierzo y rematado con un postre. Un placer inolvidable y un precio económico muy razonable.


CASTRILLO DE LOS POLVAZARES
Con el cuerpo caldeado por las viandas y el vino, la siguiente función era ayudar a la digestión con un paseo por el pueblo, que data del siglo XVI y que está magníficamente conservado. Las casas, todas de piedra y calles empedradas, sin ninguna concesión a esperpentos modernos, reflejan que ser arriero era la principal ocupación de sus habitantes, lo que se aprecia en los amplios portones que dan acceso a los patios de las casas. Seguro que el pueblo haría las delicias de Alfio cantando: Oh che bel mestiere, fare il carrettiere, andar di qua e di lá!... con la música del gran Mascagni. Total, que sin ver a Lola, la "fior di giagliolo", pero con el estómago lleno nos volvimos a la capital del viejo reino pasando por Murias de Rechivaldo: ¡nombres preciosos los de esta tierra!
Otro hito gastronómico fue la visita al renombrado restaurante "El Capricho" para degustar sus famosas chuletas de buey. El pueblo de  Jiménez de Jamuz, es típico por sus bodegas excavadas en el terreno, en donde en una de ellas se ha instalado el restaurante objeto de nuestra visita. A decir verdad, el local es una bodega lúgubre, mas para alojar a Pedro Botero y sus calderas que a un restaurante acogedor. El servicio era decente, algo lento, el vino excesivamente caro, y la chuleta bastante más aún, aunque buena. Lección aprendida: es preferible buscar un sitio con "menos ruido y mas nueces".
Estos días pasados en buena compañía por la provincia de León, confirmaron las  habilidades del Negro como planificador de viajes y anfitrión en la zona, porque además, para cerrar el viaje y no irnos de vacío, nos obsequió con unos cuantos deliciosos Boletus y Níscalos que él mismo recoge en los campos de Burgos. Ni que decir tiene que ya estamos pensando en la siguiente excursión por las tierras de la Patria mía.





martes, 26 de noviembre de 2019

INFANTERÍA DE MARINA, 1931-1957. POR TIERRA Y POR MAR XV.



En la entrada "Tercio del Norte, 1950-1955. Por Tierra y por Mar. XIV", de la que ésta es una continuación, se narraban los deseos de cambio y reforma, que como reacción a la irrelevante misión que se le asignó al Cuerpo de Infantería de Marina (Iª de Mª) en 1940, impulsaron el interés por lo que se publicaba sobre las operaciones navales, y en particular las anfibias,  de la 2ª Guerra Mundial (IIGM). Su recepción influyó notablemente en las mentalidades de los infantes de marina que reflexionaban sobre el futuro del Cuerpo tratando de buscar los cimientos en los que asentar la capacidad anfibia de la Marina.
Expresión de estas mentalidades son el conjunto de treinta artículos publicados en la Revista General de Marina (RGM) durante los "años oscuros" que van desde la disolución del Cuerpo en 1931 hasta la creación del Grupo Especial de Iª de Mª en 1957. En esta entrada se hace un somero análisis de los mas significativos, con el propósito de intentar desvelar las inquietudes que se manifestaban en el Cuerpo. En este particular ha sido Hugo O'Donnell, en su obra: "La Iª de Mª Española. Historia y Fuentes", quien primero ha apuntado esta vía para poder analizar los modos de sentir, pensar, actuar, y desvelar el ámbito de los sentimientos. En realidad para comprender bien el espíritu que animaba al Cuerpo en 1931 sería necesario mirar más atrás hasta el año 1900, y analizar lo que supuso la pérdida de las últimas posesiones ultramarinas, pero esto no se va a hacer en esta entrada.
En consecuencia, para el propósito que nos trae, debemos comenzar por el Decreto de la República de 10 de julio de 1931, cuyo preámbulo subraya la desproporción existente entre los medios humanos y materiales de la Marina y el coste de su sostenimiento, lo que juzga razón suficiente para darle una nueva organización que mantenga buques y bases, y permita reducir considerablemente sus gastos.
Culpa a la proliferación de Cuerpos en la Marina las dificultades en el desarrollo de las funciones de cada uno de ellos, además identifica que en los últimos tiempos la organización defectuosa y la falta de adecuados órganos de mando y dirección, son la culpa del desarrollo errático de la Marina y de sus medios. Como solución propugna la reducción de aquellos Cuerpos que dificultan el funcionamiento de la Marina, y cuya función, "siendo interesante, no justifica su existencia" (sic), en vista de lo cual, y para lograr "ahorros considerables" el decreto declara a extinguir el Cuerpo Eclesiástico, la Sección de Farmacia, el de Ingenieros, el de Artillería, y ¡cómo no! para añadir la sal a otra reforma de la Marina, el de Infantería de Marina: ¡el gran ahorro!... Ya tendrán ocasión de arrepentirse.
El decreto aclara que el mantenimiento de esos Cuerpos determina que haya una "plétora de personal" gravoso para el erario, pero eso sí; se afirma que sus servicios son utilísimos, lo que quiere decir que va a haber que seguir prestándolos, pero de forma "menos onerosa".
No hace falta ser un lince ibérico para columbrar que el Decreto responde también a otras motivaciones que requerirían de otra entrada en este Blog. Lo que si conviene es transcribir el (único) artículo del decreto con que se cierran cuatrocientos años de historia de un Cuerpo de la Armada.

CAPITUL0 VIII. INFANTERIA DE MARINA
Articulo 51. EL Cuerpo de Infantería de Marina se declara a extinguir con la plantilla que se fije. Los servicios actualmente encomendados a este Cuerpo  se cubrirán con marinería seleccionada a su ingreso en el servicio, al mando de Oficiales del Cuerpo General, que tendrán en estos destinos la mayor estabilidad posible. Estos servicios continuarán en su forma actual en tanto no se proceda a la sustitución, cuyos detalles orgánicos se prevendrán mediante la reglamentación oportuna.

Es evidente que, a pesar de haberlo empleado en cuantas ocasiones lo demandó el servicio a la Patria, la Marina había demostrado desde principios de siglo una evidente incapacidad de encuadrar eficazmente, y dar una misión razonable, a su Cuerpo de Infantería de Marina. Quizá el preámbulo del decreto de 1931 aporta una explicación cuando critica la defectuosa organización de la Marina y la carencia de adecuados órganos de mando y dirección (inspirados por un coherente pensamiento naval). Conviene recordar que no es hasta 1925 cuando se funda la Escuela de Guerra Naval, en la que se formarán oficiales capacitados para el servicio en los órganos auxiliares de mando y dirección, inculcándoles la necesaria unidad de doctrina y sólidos conocimientos de disciplinas como: Estrategia, Organización, Táctica, Logística, y otras, pues hasta entonces la formación para servir en los altos niveles de la Institución era autodidacta y no reglada.
Después de este demoledor decreto para la Iª de Mª, es en septiembre de 1932 cuando dos de sus oficiales alzan por primera vez la voz en la RGM: son el Capitán Camilo Gonzalez y el Teniente Carlos Díaz Calderón, quienes exponen la importancia y necesidad de las operaciones anfibias, y la necesidad de la existencia de la Infantería de Marina como primer escalón en las operaciones de desembarco. Además subrayan la importancia de contar con tropas embarcadas en las unidades mayores de la Escuadra, sugiriendo los servicios que podrían desempeñar a bordo. Al comienzo del artículo anuncian que este es el primero de una serie, pero me temo que la RGM no facilitó la publicación de mas artículos de este tema contrarios a la "verdad revelada", pues no volvieron a publicar ninguno.
En marzo de 1936 un prolífico escritor, José Luis Montero Lozano, a la sazón Comandante del Cuerpo, cuyas colaboraciones en la RGM habían comenzado en 1921, escribe sobre las operaciones de reembarque de Fuerzas Expedicionarias, para por medio de este artificio, insistir en la importancia de las operaciones anfibias y la necesidad de tropas de Iª de Mª embarcadas en la Escuadra que posibilitaran estas operaciones. Los lectores con canas recordarán los planeamientos y preparación para la extracción de las fuerzas de las Naciones Unidas (UNPROFOR) desplegadas en Bosnia y Herzegovina (BiH) en la segunda mitad de los 90', en las que la Fuerza Anfibia española estaba comprometida. Diría que las reflexiones del Comandante Montero seguían siendo válidas al final del siglo XX.
En junio de 1935 y enero de 1936 el Capitán Enrique Paz escribe dos artículos sobre las vicisitudes de la Brigada de la Marina francesa durante sus operaciones en el frente occidental en la 1ª Guerra Mundial (IGM). Cuando llega el momento de extraer conclusiones no es particularmente profético, pues cree que es posible que no se prodiguen en el futuro las operaciones de desembarco en gran escala, pero apoya que, en caso necesario, se emplee al Cuerpo de Iª de Mª, convenientemente modernizado.
En julio de 1935 el Capitán Fernando de la Cruz Lacaci escribe para demostrar la imposibilidad de que una Columna de Desembarco, tal como entonces se constituía, pudiera progresar en tierra operando aisladamente, si no contaba con ametralladoras. También la RGM acoge artículos sobre armamento y tiro, como los del mismo de la Cruz en noviembre de 1934 y febrero de 1935, relativos al tiro antiaéreo y su problemática. En febrero de 1936 también dedica otro artículo sobre las ametralladoras y sus unidades, que van a tener un papel destacado a partir de julio de ese año.
Durante la Guerra Civil 1936-1939, la RGM deja de publicarse. España se ha dividido en dos bandos, y la Iª de Mª tiene un papel relevante en ambos, lo que impulsa la reconsideración de su utilidad y necesidad de su restablecimiento, haciéndolo primero la República al dejar sin efecto el artículo 51 de disolución del Cuerpo, y crear por decreto de 28 de junio de 1937 el Regimiento Naval Nº 1, que ya contaba en la fecha con siete Batallones. Por su parte el General Franco, por Orden de 30 de septiembre del mismo año,  restablece la Infantería de Marina, y deroga el Decreto de extinción.


TROPA DE LA GUARNICIÓN DEL CRUCERO "CANARIAS". 1937
(El primero de la izquierda es el padre del autor de esta entrada)

       Habrá que esperar hasta la Ley de 17 de Octubre de 1940 para que se le asigne misión y organización. Es sorprendente que en su preámbulo cargue increíblemente sobre la Iª de Mª la culpa de la incapacidad de la Marina de haberlo hecho con anterioridad, al decir que: "esta Institución no evolucionó al mismo ritmo que las restantes de la Armada, encontrándose por ello en el momento actual con una gloriosa historia, pero sin misión definida y con conceptos orgánicos que no corresponden a la realidad presente".  Cabe preguntarse: ¿de quien era la responsabilidad de establecer los conceptos orgánicos? ¿del Estado Mayor de la Armada, quizás?... Pues bien, a la hora de redactar la nueva misión, el legislador, en una demostración de ignorancia de los "conceptos orgánicos de la realidad presente" sorprende al Cuerpo al mezclar sus cometidos con las normas de policía, determinar el armamento  de las unidades y hasta su forma de transportarlo; asombroso para un Decreto Ley.

ARTÍCULO PRIMERO:
A la Iª de Mª corresponderá, en el conjunto del servicio de la Armada: dar, con su irreprochable presentación, una tónica militar destacada en buques y dependencias; la guarnición de Arsenales y demás Centros de la Marina en tierra; el manejo de las ametralladoras pesadas y ligeras  de la defensa antiaérea de buques y Bases Navales, y el servicio de seguridad de estas últimas contra los bombardeos aéreos, en su aspecto de defensa pasiva.

Parece evidente que este "parto de los montes" no respondió a lo que la Iª de Mª esperaba después de su contribución al éxito de la guerra, pero a pesar de ello, continuó dando "con su irreprochable presentación una tónica militar destacada...", aunque a decir verdad aquello era todo un desengaño, pero poco más se podía pedir en la España de la posguerra volcada en la reconstrucción de la nación. De momento, había que empezar a andar con lo que el Decreto Ley regulaba, pero que en la práctica era muy poco, pues no había medios modernos para reconstruir a las unidades.

COMPAÑÍA DE INFANTERÍA DE MARINA EN CARTAGENA

Es de nuevo el Comandante José Luís Montero Lozano quien en julio de 1941, en su artículo "La Infantería de Marina y su organización en las distintas épocas" realiza un esbozo sobre la historia del Cuerpo, a veces impreciso, y finaliza con alabanzas a la decisión de Franco y del Ministro de Marina de dar al Cuerpo una nueva organización "adecuada a  la importantísima misión que le reserva la guerra futura". Montero, no comenta la nueva misión; sin embargo, por sus análisis de las operaciones anfibias en la IGM y con la IIGM, publicados en la RGM, no ignora que se avecinaban grandes cambios en la forma de hacer "la guerra futura", y sabe que allí podrán estar las unidades de Iª de Mª.
En junio de 1942 y enero de 1943, el Comandante Fernando de la Cruz Lacaci escribe sendos artículos sobre las enseñanzas de la IIGM. En el primero de ellos reflexiona sobre como la guerra en curso está destruyendo dogmas y creencias asentadas durante mucho tiempo, como la dificultad de lograr el éxito en las operaciones anfibias, pero su principal conclusión es la de que hay que estar permanentemente preparado para la guerra. En su segundo artículo reflexiona sobre el raid británico en Saint Nazaire, esforzándose en deducir algunas lecciones en base a la escasa información disponible, pero apoya que esas acciones son las que deben realizar las fuerzas de IM, para lo cual el Cuerpo debe empezar una minuciosa preparación para poderlas llevar a cabo en el futuro.
En agosto de 1942  es el Teniente Coronel Granados Gómez de Bustos quien coge la pluma para explicar la "Importancia y eficacia de las operaciones navales de desembarco", haciendo una síntesis histórica de las operaciones anfibias mas importantes del siglo XX, insistiendo en la importancia de que las naciones marítimas tengan en permanencia fuerzas anfibias que empleen nuevos medios, nuevas técnicas de planeamiento, y adecuadas relaciones de mando y doctrina. Cita el ejemplo de los EEUU, ya inmersos en la IIGM, y las operaciones anfibias llevadas a cabo por los alemanes en Noruega y los japoneses en Asia.
De febrero de 1942 a 1944 es, de nuevo el Comandante Montero quien escribe sobre las operaciones combinadas y anfibias que tienen lugar durante la IIGM, de las que ya se puede tener algunas informaciones para extraer algunas someras lecciones; entre ellas, la importancia de la sorpresa, el planeamiento detallado, la coordinación de las fuerzas de tierra, mar y aire, y los nuevos medios de desembarco por superficie que se están empleando, o la utilización de unidades paracaidistas por la Iª de Mª de los EEUU. En su artículo de septiembre de 1943, usa las lecciones extraídas de la IIGM en curso, para explicar con bastante detalle, el fracaso de la operación anfibia que las fuerzas nacionales habían planeado efectuar en Cataluña en diciembre de 1938.
En diciembre de 1947 el Comandante Carlos Arriaga escribe un provocador artículo: "La Iª de Mª y las unidades especiales de la Armada", que va a iniciar un debate en la RGM. Se lamenta de que no esté debidamente señalada la misión del Cuerpo en combate. Arriaga da muestras de un ardiente esfuerzo para que se dé al Cuerpo una misión anfibia acorde con los tiempos, pero lo hace empleando una absurda argumentación con la que pretende demostrar que la Iª de Mª no es infantería, como la del Ejército, y no combate en tierra igual que ésta, y en consecuencia propone que "la Iª de Mª como tal infantería no debe continuar" (sic) y se deba cambiar el nombre de sus unidades por el de Tercios de la Marina, que encuadrarían a las que él llama  Unidades Especiales de la Marina, de las que apunta su posible organización.
La primera réplica al Comandante Arriaga viene en mayo de 1948 del Comandante Luís Pérez Manso con su artículo "Hablemos de la Infantería de Marina", quien alaba que se haya planteado públicamente el principal problema de la Iª de Mª, cual es la determinación de una "función o funciones" que justifiquen plenamente la supervivencia del Cuerpo. El autor rebate la idea de que las unidades del Cuerpo no sean también de infantería, y muestra su disconformidad con el cambio de nombre que propone para las unidades "por puro snobismo iconoclasta que a nada conduce y nada resuelve" (sic). Finaliza proponiendo como único camino el convertir a la Iª de Mª en una fuerza especializada y equipada para operaciones anfibias.
En agosto de 1948 es el Teniente Coronel Francisco Martinez de Galinsoga en su artículo "Algo más sobre la Iª de Mª y las unidades especiales de la Armada" quien da razonada respuesta al artículo de Arriaga. Apunta que desde hace bastantes años la existencia de la Iª de Mª se ha convertido en un problema, cuya causa es "la falta de un concepto claro, definido y unánime de la misión del Cuerpo" (sic). Propugna también la revisión de la organización, medios e instrucción del Cuerpo, pero sin necesidad de cambiar su nombre para afrontar las nuevas misiones de combate en tierra en las operaciones anfibias. Para ello elabora una relación de cometidos, de los que deduce su propuesta de organización y equipamiento de un Tercio, en el que incluye un Regimiento de Infantería con sus armas de apoyo, Unidades Especiales de Destrucción, Unidades Especiales de Asalto, un Grupo de Carros (anfibios y ligeros), un Grupo de Defensa Pasiva, y un Tren de Desembarco. Cómo se puede adivinar, el futuro Comandante General del Cuerpo ya apuntaba, casi diez años antes, a la constitución del Grupo Especial.
En noviembre de 1949, el Teniente Coronel A. Martín Giorla en su artículo: "Sigamos hablando de la Infantería de Marina y de las Unidades Especiales de la Armada. Su necesidad para el cumplimiento de misiones de combate en tierra", califica el artículo del Comandante Arraiga como "una incitación a la movilización de ideas" (sic), y muestra su conformidad con lo expresado en su artículo por Galinsoga sobre el cambio de nombre del Cuerpo, y además aclara que cuando una fuerza de desembarco llega a tierra, combate con el fuego, el movimiento y el choque; o sea, como la infantería, lo que hace innecesario un cambio de nombre.
 Recomienda esperar a que se sedimenten las enseñanzas de la IIGM para deducir de ellas la posible misión del Cuerpo y derivar de ella su organización, medios, instrucción...etc. Subraya la importancia de evolucionar hacia un cuerpo especializado para operaciones anfibias, siempre dentro de las posibilidades nacionales, pero aprovechando las experiencias útiles de otros. A continuación se extiende sobre consideraciones sobre las operaciones habidas en la IIGM y las misiones que se le podría asignar a la Marina. Para obtener una capacidad anfibia nacional defiende el aprovechamiento y adaptación de la Iª de Mª, ante quien pudiera pensar que debiera constituirse en el Ejército de Tierra. Ataca la conocida misión de "dar la tónica militar" pues la considera que no puede ser privativa de Cuerpo alguno, aceptando el continuar con las misiones "secundarias" de la actual misión, pero insistiendo en que el problema actual es la ausencia de un concepto claro y definido de la misión del Cuerpo.


OFICIALES DEL TERCIO DEL NORTE

En julio de 1950 vuelve a las páginas de la RGM el Teniente Coronel Martín Giorla, con su artículo: "Alrededor de un problema de la Iª de Mª. ¿Cuarteles o Campamentos?", que ilustra muy bien la realidad imperante en el Cuerpo. Ataca directamente la vida tranquila que se vivía en los cuarteles, y conviene no olvidar, también en los buques de la Marina que languidecían en los arsenales. El autor explica el cambio habido en el campo de batalla y la necesidad de un nuevo modelo de soldado, cuya instrucción requerirá el alejamiento de los cuarteles y el traslado al campo, en el que debe aprender todo lo necesario, incluso si no cuenta con medios modernos, pues al menos aprenderá a moverse, vivir, bajo todas las condiciones meteorológicas, y ser capaz de utilizar el terreno y conocer sus aspectos militares. Estima, con razón, que los campamentos serán esenciales para este fin. No solo la tropa debe trasladarse al campo, también los cuadros de mando deben estar efectuando continuamente ejercicios de cuadros y puestos de mando. Considera también muy importante el continuo marineo de las unidades, aprovechando las salidas a la mar de los buques de su base, para así convertir al hombre en un auténtico "Soldado de Marina".
En su artículo clasifica a los lectores (léase a los infantes de marina) en tres grupos: el primero, los que coinciden con sus ideas; el segundo, los que no están convencidos, ni de acuerdo; y el tercero los que a pesar de estar convencidos aparentan no estarlo, pues no quieren vencer la inercia de la vida cómoda de guarnición. Su artículo se dirige a los del segundo grupo. En esta clasificación se puede apreciar que no existía unanimidad absoluta en la transformación del Cuerpo, y que solo con el esfuerzo de algunos se consiguió cambiar su mentalidad. El autor demuestra que a pesar de la carencia de medios es necesario continuar con la preparación para el combate, que es lo único que justifica la existencia de un cuerpo militar, y si es necesario llegar a la practica de la guerra de guerrillas. Cree que en ausencia de medios modernos, hay que emplear medios o imitaciones a los que se les asignen características de los medios de los que se carece.
A partir de 1952 los artículos que publican los oficiales de Iª de Mª se centran en aspectos mas técnicos; parece como si ya se hubiera logrado la unanimidad sobre la misión y organización del Cuerpo. De esta manera, en mayo de 1952 el Teniente Jesús Mª Costa Furtiá en su artículo "Escaladores de Acantilados. Ideas sobre Comandos", aporta sus ideas sobre la necesidad de contar con unidades de "Comandos" y como llevar a cabo su adiestramiento. A este artículo le sigue en febrero de 1954 el del Teniente José Lúgaro García sobre "Unidades de Iª de Mª de Asalto Anfibio en un asalto de acantilados", en el que se concentra especialmente en los aspectos técnicos de la escalada.


TERCIO DEL NORTE. COMPAÑÍA DE ESCALADORES

       También en junio de 1955 el Comandante Francisco J. Burgos desarrolla el tema "La información en los desembarcos", es decir: la inteligencia en las operaciones anfibias, pero concentrándose especialmente en la interpretación fotográfica, apoyando tanto la activación de Gabinetes en las unidades regimentales, como la formación de personal para esta especialidad. El autor identifica que la elaboración de una doctrina anfibia es de la máxima prioridad para la Iª de Mª.
      En febrero y septiembre de 1957, el Capitán Octavio Alaez Rodriguez escribe sobre el importante aspecto de las transmisiones en las unidades de Iª de Mª, en particular de una Agrupación regimental de tres Grupos Ligeros. Explica la composición y funcionamiento de las unidades de transmisiones, aunque orientado fundamentalmente a la telefonía. Es importante recordar su contribución a la implantación de las modernas comunicaciones en las unidades de Iª de Mª.
     Además de los artículos de la RGM que se reseñan, y que se han seleccionado de un total de mas de treinta, escritos por infantes de marina en el período que se trata, también se publicaron numerosos artículos de oficiales del Cuerpo General y de Iª de Mª sobre las operaciones navales que tienen lugar en la IIGM y, en particular, sobre las operaciones anfibias y sus relaciones de mando, incluso de oficiales del Ejército de Tierra para tratar sobre la cooperación de las fuerzas terrestres y navales. Todo este conjunto de artículos, incluyendo varias traducciones de revistas profesionales extranjeras sobre operaciones anfibias, muestran el interés levantado en la Marina por estas operaciones y por el futuro de la Iª de Mª.
El período que analizamos se cierra con la promulgación del Decreto del Ministerio de Marina de 3 de octubre de 1957, por el que se crea el Grupo Especial de Infantería de Marina, que supone la aceptación de la realidad impuesta por las lecciones de la IIGM, y que viene a coronar los esfuerzos de los infantes de marina para que se reconociera su naturaleza de fuerza de combate de la Marina, aunque fuera solamente con carácter experimental para crear su doctrina de actuación y empleo.
Este Decreto es excesivamente conservador, pues no se entiende que más tendría que suceder para poder "alterar las funciones peculiares de este Cuerpo" (sic), que estaban establecidas desde la Ley de 1940 y que no se atreve a hacer este Decreto, que ve la luz después de doce años de terminada la IIGM y cuatro años después de la firma de los acuerdos con los EEUU. Aquí la Marina tendría que haber tenido el valor de haber asignado una misión digna a su Iª de Mª, y no continuar dándole largas a esta imperiosa necesidad. Para ver una misión digna habrá que esperar todavía once largos años más, veintiocho desde la de "la tónica militar".
En conclusión, todos estos artículos reseñados evidencian la mentalidad imperante  en estos "años oscuros", y que los principales temas de interés común eran el futuro del Cuerpo de Iª de Mª y la reflexión sobre los rasgos esenciales que definieran y garantizaran  una existencia corporativa digna. Se puede afirmar que la mentalidad que imperaba era que la esencia del Cuerpo debía ser la de una fuerza para el combate anfibio, y el deseo de una profunda reforma inspirada en las lecciones de la IIGM.
Esta entrada es una primera aproximación al análisis de las mentalidades de una época, que  para completarse requeriría el estudio de la documentación oficial generada por la Inspección General de la Iª de Mª, la de sus unidades, las hojas de servicios, y diarios, crónicas, publicaciones, y correspondencia de las personas que la vivieron y que reflejaran sus sentimientos. No es tarea fácil.
No deja de ser asombroso que algunos infantes de marina  hubieran podido mantener la moral e ilusión por la profesión a pesar de las duras condiciones en que se desarrollaba. Es claro que no todos ellos impulsaron los deseos de transformación, y no pocos se dejaron llevar por el "dolorido sentir": - ¿para qué cambiar? si esto no tiene arreglo... , palabras que se oyen en los momentos de crisis; pero en este caso, afortunadamente, triunfaron las ideas de cambio que permitieron sentar las bases de lo que hoy es la moderna y prestigiosa Infantería de Marina, que está siempre preparada para acudir allá donde truene el cañón. En aquellos años se inició la reflexión y el intercambio de ideas, y cuando por fin la Marina se decidió a pensar en lo que tenía que hacer con su Iª de Mª, el Cuerpo ya llevaba algunos años señalando el rumbo a seguir.




jueves, 31 de octubre de 2019

TERCIO DEL NORTE, 1950-1955. POR TIERRA Y POR MAR XIV

La década de los años cincuenta del siglo XX coincidió con el final de los "años oscuros" del Cuerpo de Infantería de Marina, que se iniciaron con su disolución en 1931.
      Como reacción a la irrelevante misión que se le asignó el año 1940, los deseos de cambio y reforma impulsaron el interés por las operaciones navales y anfibias  que habían tenido lugar durante la II Guerra Mundial. De esta forma, durante los años 1945 al 1950, se siguen y leen con especial interés, las biografías, memorias, libros históricos, y artículos de revistas profesionales escritos por algunos actores importantes de la guerra, e historiadores, como los almirantes Ernest King, Samuel E. Morison, y los generales Alexander Vandegrift y Holland Smith, entre otros.
Las inevitables reducciones que se efectuaron después de la II Guerra Mundial también afectaron a la Iª de Mª de los EEUU, pero el estallido de la guerra de Corea le ofreció la ocasión de demostrar su utilidad, preparación para el combate y moral, como se puso de manifiesto en las operaciones terrestres y en el desembarco de Inchon. Las discusiones en Washington sobre la reforma de las Fuerzas Armadas, y los conflictos de jefes del Marine Corps con algunos mandos del Ejército, e incluso la opinión contraria  del propio Presidente, también sirvieron para solidificar un firme apoyo a la expansión del Marine Corps. Los ecos de esos debates se trasladaron a la prensa, como recoge Allan R. Millet en su libro sobre la historia de la Iª de Mª de los EEUU.
La difusión de todas esas publicaciones llegó indudablemente a España y su recepción influyó notablemente en las mentalidades de los infantes de marina que reflexionaban sobre el futuro del Cuerpo buscando los cimientos en los que asentar la capacidad anfibia de la Armada.
En el capítulo XX del libro "Historia de la Infantería de Marina" de Enrique Rivas Fabal, apunta Octavio Alaez Rodríguez el origen indirecto de la regeneración del Cuerpo en la campaña de Guadalcanal, pues: "...en la Iª de Mª española y durante 15  años (1942-1957) este hecho solo se reflejó en el estado de ánimo de un grupo de jefes y oficiales que empezaron a estudiar las acciones de desembarco de la II Guerra Mundial y posteriormente a traducir publicaciones de la Iª de Mª norteamericana... el Cuerpo carecía por completo de doctrina propia... los Reglamentos  Tácticos utilizados eran los mismos del Ejército de Tierra..." Esta es una visión pesimista del final de los años oscuros, pues como evidencia esta entrada, los ecos de las operaciones de la II Guerra Mundial no solo se reflejaron en el estado de ánimo, sino también en la concepción de los ejercicios y maniobras, que se llevaban a cabo a pesar de  graves carencias,  como se aprecia en el caso del Tercio del Norte.
En su libro "El Retorno del Fénix", Abel Angel Gamundi Insua aporta muchos detalles sobre la mentalidad  imperante en el Cuerpo y sobre el proceso de transformación en los años cincuenta y posteriores. También en sus "Memorias de mi vida", Alfredo Díaz del Río relata su tiempo destinado en el Tercio del Norte y el proceso de activación de la Compañía de Escaladores, de la que fue su primer jefe. Pero es Hugo O'Donnell quien en su libro "La Infantería de Marina Española. Historia y Fuentes" recoge algunos apuntes del debate profesional habido entre los oficiales que reflexionaban sobre el futuro del Cuerpo en las páginas de la Revista General de Marina. 
        Este conjunto de artículos requiere un análisis desde el punto de vista de la historia de las mentalidades, pero en todos ellos destaca la coincidencia absoluta en el deseo de dejar atrás la lamentable misión asignada en 1940 de: "... dar, con su irreprochable presentación, una tónica militar destacada en buques y dependencias..."  y transformar al Cuerpo en una fuerza de combate de la Armada para operaciones anfibias.

      
                           
La lectura de alguno de los documentos de los ejercicios realizados por el Tercio del Norte entre los años 1950-1955, aporta luz sobre el estado de eficacia de sus unidades, sus deficiencias y escasez de material, pero ponen de manifiesto que, a pesar de esas limitaciones, el espíritu no había decaído y los temas anfibios se incluían en los ejercicios. Conviene recordar que no fue hasta el año 1955, como consecuencia de los Acuerdos de Amistad y Cooperación con los EEUU del año 1953, cuando se tuvo acceso formal a las publicaciones tácticas de su Armada y su Iª de Mª, con ocasión de la realización del primer curso para oficiales en los EEUU.
DESEMBARCO EN LA PLAYA DE SESELLE
Un lamento constante sobresale sobre cualquier otro factor en el análisis de los ejercicios del Tercio del Norte: la ejecución con medios "verdaderamente escasos"; pero eso no impedía que se incorporaran en los documentos, como "supuestos", aquellos medios de los que se carecía, pero al hacerlo se constataba su absoluta necesidad para el cumplimiento de la misión. Ya en el año 1950 el tema táctico es la ocupación de una cabeza de playa por una División de Iª de Mª. El Batallón participante está formado por tres compañías, una de ametralladoras, una sección de morteros de 81mm, una Sección de Transmisiones, y una de Información y Arbitraje. En las conclusiones destacan la eficacia de las ametralladoras "Alfa", los morteros de 81mm y los de 50mm. Se propone que se dote al Tercio con lanchas de desembarco, tractores anfibios LVT, y vehículos, así como que se mejore el uniforme de campaña.


En diciembre de ese mismo año el tema táctico es la defensa por un Batallón de un sector de costa. La documentación de operaciones está bien elaborada en base a la doctrina del Ejército de Tierra. Se subraya que la "distribución de medios y misiones e iniciado de los trabajos de organización del terreno para el combate se hace según las normas del A.B.C de la Defensa del Generalísimo Franco" (sic). De nuevo aparece el lamento por la escasez absoluta de medios, destacando el mal estado de la cartuchería de 7mm por defecto de fabricación, y la vejez y defectos de la telefonía de campaña procedente de la Guerra Civil. Se añade que los medios empleados en los ejercicios fueron por debajo del nivel de la II Guerra Mundial. Es de destacar que en este ejercicio actúa por primera vez una Sección de Escaladores Anfibios, que posteriormente se incrementará hasta constituir una Compañía.

ESCALADORES ANFIBIOS
En el año 1951 el supuesto táctico es de operaciones anfibias, planeando el empleo de buques de escolta, aviación embarcada, y buques anfibios con lanchas de desembarco, que se materializaron solo con las dos BDK "Foca" y "Morsa". El Batallón de Asalto está equipado con LVT y carros de combate anfibios (supuestos). Para el ejercicio se constituye una Sección de Playa (OMP y ENP). El planeamiento del desembarco es bueno y muy detallado, con la constitución de la olas y las unidades que en cada una embarcan.
En el año 1954 el ejercicio tiene lugar fuera de las zonas de las inmediaciones de Ferrol, trasladando la fuerza en BDK´s con la misión de efectuar una operación anfibia en la playa del Puerto de Son. A la finalización, la fuerza marcha a pié hasta Santiago de Compostela para celebrar el Año Santo.  Las maniobras del año 1955 también contemplan la operación anfibia de una División de Iª de Mª con tres regimientos, un Grupo de LVT, Artillería, y un Grupo de Asalto, todo al mando de un General de Iª de Mª. La unidad ejecutante tenía la misión de efectuar golpes de mano en la costa enemiga y su documentación preceptiva está bien elaborada. El análisis del ejercicio subraya de nuevo la escasez de medios, en particular navales de desembarco, LVT y carros (simulados con siluetas), y el inadecuado vestuario. Se alaba a los nuevos fusiles ametralladores "FAO" y tacha de inútiles los lanzallamas tipo "Marañosa". En relación a los  medios de transmisiones, cita que las radio tipo Marconi para el Batallón no respondieron a las expectativas, y que los radioteléfonos portátiles no se pudieron utilizar por inexistencia de baterías en el mercado.
 También hay que destacar  las instrucciones dictadas por la Escuela de Aplicación de Iª de Mª para usar las plantillas (didácticas) de los Tercios en el planeamiento y ejecución de los ejercicios, pero los análisis subrayan la necesidad de una verdadera doctrina para operaciones anfibias.
En conclusión, se puede afirmar que la Infantería de Marina, a pesar de las adversidades y la  misión marginal que se le asignó en 1940, nunca renunció a su vocación de fuerza de combate para operaciones anfibias, como esta entrada evidencia. En la segunda mitad de los años cincuenta fructificarían los esfuerzos del final de estos años oscuros.


Bibliografía
- RIVAS FABAL, J. E. Historia de la Infantería de Marina Española. Editorial Naval. 2007
- MILLET. R. A. Semper fidelis. The History of the United States Marine Corps. Mac Millan. 1980
- DIAZ DEL RIO. A. Memorias de mi vida. (Colección familiar)
- O'DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, H. La Infantería de Marina Española. Historia y Fuentes. E.N. Bazán. 1999
- GAMUNDI INSUA, A.A. El retorno del Fénix. Evolución de la Infantería de Marina desde 1936 hasta 2006. CAE-UVICOA. 2009


lunes, 2 de septiembre de 2019

ARTE Y NACIONALISMO


Esta corta entrada no es un comentario de una magnífica exposición, sino mas bien, una reflexión inspirada por su línea argumental.
El siglo XIX fue el siglo de los nacionalismos, que todavía padecemos en España, en donde las autoridades se empeñan en subrayar "hechos diferenciales", o la perogrullada, elevada a dogma posmoderno, de la "diversidad española" con la que los partidos pretenden hacernos comulgar, y contentar a las autonomías que  buscan una "identidad" (inexistente). El problema es que desde la primera globalización ibérica, ahora ya acelerada,  los movimientos de personas, ideas, objetos, capitales... etc., nos han traído una tendencia hacia la fusión y uniformización de las "culturas" existentes, lo que hace ridícula la visión microscópica de los nacionalismos peninsulares que busca el "Olive Tree", mientras quiere viajar en un "Lexus" (*) En estos tiempos, lo fundamental es respetar las tradiciones e instituciones que sostienen la unidad de nuestra cultura, toda ella, la hispánica.
Esta reflexión viene al caso después de admirar en el Museo del Prado la exposición "Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines".

El bufón de Primo. Velazquez
El valor de la exposición, y mérito de su comisario Alejandro Vergara, es su hipótesis de que la pintura no es la expresión de la "identidad" nacional, como pretendió el nacionalismo en su interpretación de la pintura durante el siglo XIX, y que «El nacionalismo ha contaminado el relato de la Historia del Arte. Ni Velázquez, ni Vermeer, ni otros pintores de la época expresaron en su arte la esencia de sus naciones, sino unos ideales estéticos que compartían con una comunidad supranacional de artistas».
No hay que negar tampoco, que existieran diferencias entre las pinturas española y holandesa del XVII, «pero han sido muy exageradas. No somos iguales, pero tampoco tan diferentes». Esto queda claro al contemplar en la exposición las 72 obras de artistas, entre otros, como Velázquez, Rembrandt, Vermeer, el Greco, Murillo, Frans Hals, Ter Borch, sobre todo las de los holandeses, que para admirarlos hay que hacerlo principalmente en los museos de los Países Bajos. La disposición de las obras en las salas ofrece una excelente oportunidad de comparar las obras de los pintores españoles y holandeses y verificar la hipótesis argumental de la exposición. Hasta aquí las alabanzas, porque hay un asunto que no se puede pasar por alto. En la explicación que se expone en la sala 02 se afirma que "los holandeses se sublevaron contra el Rey Felipe II de España", lo que traslada un mensaje equivocado desde un Museo Nacional español. Creo que está claro que los holandeses se sublevaron contra el legítimo soberano de los Países Bajos y duque de Borgoña, Felipe II, y al hacerlo consumaron un delito de lesa majestad. 
El geógrafo. Vermeer.
¿Habrán consensuado con los herederos del pensamiento de los rebeldes holandeses esta redacción para poder exhibir la exposición en los Países Bajos, y así mantener viva la leyenda negra antiespañola? 
Esta leyenda, que todavía se mantiene viva, la refleja muy bien la placa situada en la Grand Place de Bruselas, escrita en francés y flamenco, y que hoy día aun recuerda la decapitación de los condes de Egmont y Hornes, "ilustres víctimas de la represión",  "durante la rebelión contra la autoridad del Rey de España Felipe II" (no contra su legítimo soberano).
Cuando comenzó la revuelta holandesa en el siglo XVI, los universos mentales del siglo XVI y la reacción de las autoridades ante delitos graves, no era la del siglo XXI, en el que hemos visto como las autoridades de una región española han organizado una rebelión contra el Estado, violando la Constitución y las leyes que las legitiman en sus cargos. Al parecer dicen que son una República (a la sombra del "olive tree" añado yo). Los Tercios no están ni se esperan.

(*) FRIEDMAN L. Thomas. "The Lexus and the Olive Tree".