jueves, 16 de abril de 2020

PROYECTO DE DESEMBARCO EN ALHUCEMAS EN 1921. POR TIERRA Y POR MAR XVII

                                                                      Dedicado a la FGNE, los "boinas" del siglo XXI.
                                                                                         Quod sis, esse velis...

Hay autores que hablan de la decadencia y dificultades que padecía el Cuerpo de Iª de Mª, desde el fin de la última campaña colonial hasta el advenimiento de la II República.
En agosto de 1910 se puede apreciar una idea de estas dificultades al leer el mensaje de despedida del Inspector General del Cuerpo, Victor Díaz del Río (padre del autor del Proyecto de Desembarco), cuando dice:  “... Al dejar de pertenecer á la escala activa de esta nuestra sufrida Corporación, ... A la Infantería de Marina he  de guardar yo mientras viva, amor, veneración y respeto. No he de olvidar yo jamás a estos soldados, á cuyo lado combatí y  juntos obtuvimos gloriosísimas victorias, alcanzadas por un tenaz esfuerzo y temerario valor en rudos combates y batallas sangrientas, donde pusieron muy alto el nombre del Cuerpo de la Marina y dieron días de gloria á la Patria..."
A pesar de todo este sacrificio y del prestigio ganado, solo se necesitarían cuatro años mas para la puñalada que supuso el proyecto de disolución del Cuerpo, presentado en 1914 por el Ministro de Marina, y lo que es peor aún, Almirante.
Muchas razones pueden justificar esta decadencia, que se irá incrementando después de esta amarga despedida, entre ellas: la desmovilización al regreso de las campañas; el consiguiente pase a la situación de retiro de muchos cuadros de mando; el cierre de la Academia del Cuerpo, con el grave envejecimiento del cuerpo de Oficiales en el que ya no hay ingresos; la reducción de efectivos; las dificultades económicas para reconstruir la Marina; el mantenimiento de Batallones y un Regimiento Expedicionario en Marruecos y la Compañía del Golfo de Guinea, y todo ello a pesar de los escasos efectivos disponibles que vivían cargados con abundantes servicios de guarnición; y para finalizar, la falta de un decidido apoyo de la Marina a su Cuerpo de Tropas.
Todo esto creaba un ambiente propicio al desánimo, pero a pesar de ello había brillantes Oficiales que creían en el futuro del Cuerpo, y lo procuraban inspirar a sus subordinados, al intentar ponerlo en evidencia en cuantas ocasiones tuvieran la oportunidad, ya fuera en operaciones, ejercicios, estudios oficiales, o publicaciones profesionales. El denominador común era demostrar la necesidad que tenía la Armada de disponer orgánicamente de un Cuerpo de Infantería de Marina preparado para efectuar operaciones anfibias.
En la entrada de este Blog: "Infantería de Marina, 1931-1957. Por Tierra y por Mar XV" (*) se afirmaba la necesidad de retroceder más atrás de 1931 para estudiar la historia del Cuerpo de esos años, y la importancia de analizar las mentalidades que imperaban en momentos tan difíciles. https://reymeric.blogspot.com/2019/11/infanteria-de-marina-1931-1957-por.html
Esta entrada es un apunte en esa dirección, al presentar el borrador de un proyecto del concepto de la operacion de lo que hoy llamaríamos una "Incursión Anfibia" con la misión de rescate de prisioneros, redactado por un Oficial, buen conocedor del terreno y con amplia experiencia en operaciones y acciones de guerra en tierra en Marruecos, en donde sirvió en los empleos de Teniente y Capitán, y en donde ascendió a Comandante por méritos de guerra. A bordo del crucero "Carlos V" participó como comandante de la guarnición del Cuerpo en las acciones de apoyo al ejercito de operaciones en la zona.
CRUCERO "CARLOS V"
Los prisioneros que se trataba de rescatar eran el general Navarro y un grupo de jefes, oficiales, suboficiales y soldados que habían caído en poder de los rifeños en Monte Arruit y en otras posiciones durante el "Desastre de Annual" en julio de 1921.
Hubo largas gestiones para conseguir su liberación, pero las conversaciones no tuvieron éxito. Finalmente el 27 de enero de 1923 se consiguió la liberación de los prisioneros, gracias a la mediación de Horacio Echevarrieta, quién pagó la suma de cuatro millones de pesetas (que servirían para armar a Abd-el-Krim).
La mentalidad anfibia del redactor la evidencia el hecho de que, estando destinado en la Comandancia de Marina de Tarragona, solo tres meses después de Annual finalizará el borrador del proyecto de desembarco. El recorrido que pudiera haber hecho este documento es de momento desconocido, aunque sabemos que no llegó a ejecutarse ninguna operación de rescate.
Casi 100 años después de su redacción, las técnicas de planeamiento y ejecución de Incursiones Anfibias han conocido avances significativos, por lo que desde la perspectiva actual dejo para los Infantes de Marina en servicio activo (si lo creen oportuno) los comentarios al proyecto, y en cambio alabo la iniciativa de quien lo redactó, que evidencia una gran preocupación por su profesión de Infante de Marina.


CAPITÁN DE INFANTERÍA DE MARINA CÁNDIDO DIAZ DEL RÍO MONTERO




Noviembre de 1921

PROYECTO DE DESEMBARCO POR SORPRESA EN LA RADA DE ALHUCEMAS

Objetivo principal.
Golpe de mano para tratar de rescatar al General Navarro, jefes, oficiales y tropa prisioneros en Axdir.

Objetivos secundarios.
I. ¿Procurar destruir la casa de Abd el Krin?
II. Llevar la alarma e intranquilidad a las kábilas de Alhucemas, lo que trae consigo fijar allí contingentes y elementos de la harka, restándolos a los núcleos de resistencia contra el avance de las tropas de la Comandancia General de Melilla,
III. Influir en la moral del enemigo con la demostración de nuestra capacidad para ejecutar golpes de audacia que en la actualidad cree imposibles.
IV. Coger prisioneros que sirvan de rehenes.

Organización.
Jefe de la expedición: Quien designe el Gobierno
Fuerzas terrestres:
Regulares indígenas: 1 Capitán, 3 Tenientes, 3 Alféreces, 300 hombres.
Tercio de Extranjeros: 1 Capitán, 3 Tenientes, 3 Alféreces, 300 hombres.
Dotación para 12 ametralladoras: 48 hombres.
Fuerzas Marítimas:
Cuerpo General: 1 Teniente de Navío, 5 Alféreces de Navío
Cuerpos Subalternos: 6 Contramaestres, 12 cabos de Mar, 72 Marineros, 6 Maquinistas, 12 Fogoneros
Infantería de Marina: 1 Capitán, 2 Tenientes, 60 hombres.
Elementos de Guerra:
12 ametralladoras; 1000 granadas de mano, 12.000 disparos de ametralladora; 24 cajas de munición de fusil.
Elementos de desembarco:
6 remolcadores (vapores pesqueros requisados)
12 gabarras (lanchones de puerto requisados)
12 planchas de madera de 4m x 0.60 con tabloncillos transversales de 0,30 en 0,30. En uno de sus extremos un travesaño con ruedas de madera de 0,30 de diámetro y 0,10 de espesor.
6 planchas de hierro de 6 m x 0,50  y 0.30 de espesor. A 0,50 de sus dos extremos, una abertura longitudinal de 0,50 de largo por 0,10 de altura.
6 banderas color rojo de 0,30 x 0,40
6 iden verde
6 faroles rojos, 6 faroles verdes, 6 faroles blancos, modelo de marina
6 faroles blancos de haz concentrado.
24 remos
Listones de madera; clavazón; estachas y cabos de cáñamo; defensas cilíndricas de cuerda trenzada.
Material naval de cooperación y apoyo
2 Lanchas Gasolineras.
2 Cañoneras
1 Cazatorpedero
2 Acorazados o Cruceros

Concentración.
Las fuerzas marítimas y terrestres con todo el material de desembarco y elementos de guerra en Cala Tramontana.
El material naval de cooperación y apoyo se situará, en momento oportuno, a distancia conveniente de la Bahía de Alhucemas para recalar en ella a la media hora de solicitar su concurso por TSH.
Los dos Cañoneros se hallarán sobre Cala Tramontana el día designado para salir la expedición.

Reconocimiento.
Además del estudio previo de planos y cartas, el Jefe de la Expedición, acompañado por los oficiales de mar y tierra que han de tomar parte en la operación, concurrirá las veces que se juzguen precisas a la Bahía de Alhucemas utilizando el Cazatorpedero que frecuenta aquellas aguas, desde el que, a la vista del terreno, explicará el plan a desarrollar y las medidas que cada uno deberá tomar en las diferentes incidencias que pudieran presentarse.
El número de estos reconocimientos, se procurará reducirlos lo más posible para evitar sorpresas, tratando, por cuantos medios se puedan poner en práctica, de conservar el incógnito de los expedicionarios, disimulando y ocultando a todos el motivo del viaje.
Los Oficiales del Ejército anotarán en croquis los detalles convenientes y los de marina tomarán las enfilaciones que crean necesarias y cuantos datos consideren de utilidad.
Los Oficiales evadidos de Axdir, ilustrarán con sus noticias sobre los detalles de la posición.

Preparación.
I.       Reunidos en Cala Tramontana todos los elementos de desembarco, bajo la dirección de los Oficiales de Marina se procederá a acoplar el material naval en la siguiente forma: cada remolcador tomará a sus costados una gabarra. Las proas de estas han de hallarse a la misma altura, y la del remolcador, de modo que su popa sobresalga casi en la mitad de la eslora por las popas de aquellas. (Fª 1ª) Este sistema de embarcaciones conjugadas se fijará por medio de estachas del grueso conveniente.
Sobre las regalas de los lanchones y muy próximos a sus proas, descansarán los extremos de la plancha metálica que verticalmente, y sujeta por medio de listones de madera, hará las veces de escudo de cada grupo. (Fª 2ª y 3ª)
Montada a proa de cada barcaza y sacando el cañón por las aberturas practicadas en las planchas, se instalará una ametralladora.
A ambos lados del pequeño puente que tienen los remolcadores, se pondrán  a plan sobre cubierta dos planchas de madera para desembarcar, de modo que el extremo en que llevan colocadas las ruedas sobresalga por las amuras. En los puntos de apoyo, se fijarán defensas de cabo trenzado para evitar el ruido que pudiera producir  el roce de la madera sobre la regala al lanzar las planchas para apoyar en la playa al llegar el momento del desembarco. (Fª 4ª)
Formados los grupos conjugados, serán numerados del uno al seis; los tres primeros llevarán su número respectivo pintados en rojo sobre la parte de proa de la plancha protectora; los tres últimos en igual forma pero de color verde.
Durante el día arbolará cada remolcador el número de banderas rojas o verdes que le corresponda. De noche, cuando así se ordene, izará del mismo modo tantos faroles rojos o verdes como le toquen por su numeración.
En el puente de cada remolcador, se dispondrá de un farol de luz blanca de haz concentrado para hacer las señales que se convengan.
Bajo la chupeta de popa de cada barcaza se colocarán dos cajas de munición de fusil. A proa, al pié de cada ametralladora sus repuestos de municiones.

II.      Cada grupo de embarcaciones conjugadas, tendrá la dotación fija siguiente:
1 Oficial de Marina (Comandante); 1 Contramaestre; 2 Cabos de Mar: 14 Marineros; 1 Maquinista; 2 Fogoneros; 1 Sargento de Infantería de Marina; 1 Cabo de Iª de Mª; 8 Soldados de Iª de Mª; 2 Sargentos de ametralladoras; 2 Cabos de Ametralladoras; 4 Soldados de Ametralladoras.
El grupo Nº 1 rojo, será el insignia. En él embarcarán el Teniente de Navío y el Capitán de Infantería de Marina. Los Tenientes de Infantería de Marina, embarcarán en el 3 rojo y 3 verde.
Dentro de cada grupo, irán en el remolcador: su Comandante, Contramaestre, Maquinista, Fogoneros, 6 Marineros y el personal de Infantería de Marina. En cada barcaza: 1 Cabo de Mar, 4 Marineros y la dotación de la ametralladora que monte.
Para navegaciones, no se usarán mas disposiciones, que la línea de fila del nº 1 rojo al nº 3 verde, y la línea de frente (1ª formación) en igual orden.

III.      Organizados los grupos, se procederá a asignar a cada uno de ellos las tropas de desembarco que deberán conducir. Para ello las fuerzas de Regulares se dividirán en tres secciones que corresponderán a cada uno de los tres grupos de embarcaciones de distintivo rojo. Igualmente se distribuirán las fuerzas del Tercio de Extranjeros en las de distintivo verde.
Cada grupo conducirá, pues, cien hombres, repartidos cincuenta en cada barcaza, y al mando de dos Oficiales. Los Capitanes de Regulares y del Tercio embarcarán en los grupos nº 2 Rojo y nº 2 Verde.
Esta distribución de fuerzas, no se modificará para nada, acostumbrando desde el primer momento a las tropas a acudir al grupo que corresponda su unidad.

IV.     Hecha la asignación, se procurará sin pérdida de tiempo a efectuar ejercicios de desembarco y reembarco; primero de día, luego durante la noche. Los primeros días se llevarán a cabo sin salir de Cala Tramontana. Cuando se considere la instrucción bastante perfeccionada, se utilizarán las playas que hay al sur de "Los Charranes".
Tan pronto como se juzguen que los distintos elementos de mar y tierra han llegado al suficiente grado de perfección en las maniobras, se dará cuenta de hallarse la expedición lista para acudir a su objetivo.
Desde entonces, diariamente a las 12 el Comandante Militar de la Plaza de Alhucemas transmitirá por telégrafo a Melilla el estado del mar en la bahía. Al mismo tiempo los buques de guerra que crucen por las costas del Rif comunicarán por TSH a la misma hora, las circunstancias de mar y viento.
Para la elección de la noche en que ha de ejecutarse el golpe de mano, es esencial tener en cuenta el estado de la iluminación. Se precisa que la fecha coincida precisamente con la en que la luna se pone antes de las 2 de la madrugad.
Desde que la expedición se halle lista, los Cañoneros, Cazatorpedero y Lanchas Gasolineras de la fuerza naval de cooperación y apoyo, estarán sobre vapor para acudir a Cala Tramontana al primer aviso.
EL ACORAZADO "PELAYO" FRENTE AL PEÑÓN DE ALHUCEMAS

 La navegación.
Teniendo en cuenta las condiciones climatológicas y meteorológicas de la estación y lugar, es bien seguro que no tardarán en presentarse las circunstancias favorables para la empresa proyectada. Una vez llegadas estas y resuelta la operación, serán llamados a Cala Tramontana los Cañoneros y Lanchas Gasolineras, destacándose el Cazatorpedero poco antes del anochecer para que vaya a estacionarse a unas tres millas hacia fuera del centro de la enfilación Morro Nuevo - Cabo Quilates. Allí se mantendrá sobre la máquina y sin más luz que una blanca fija, solo visible desde el Este.
Dada la distancia de 53 millas que es preciso recorrer y habida cuenta de que a los grupos prácticamente no puede asignárseles velocidad superior a 5 nudos, a las 5 de la tarde han de hallarse embarcadas todas las tropas y elementos para emprender la marcha. Una vez a bordo de cada grupo la unidad que le corresponda, se abandonará el fondeadero de Cala Tramontana por el siguiente orden: una Lancha Gasolinera; los seis grupos de desembarco y la otra Lancha Gasolinera.
La formación será en línea de fila y a un cable de distancia entre las embarcaciones. Los Cañoneros, marcharán a estribor del centro de la línea y a dos o tres cables de distancia de ella. Ningún buque ni embarcación llevará mas luz que la blanca fija de popa, la que también será apagada a las doce en punto de la noche. Desde esa hora solamente se guiarán las diferentes unidades por la estela del matelote de proa.
Antes de embarcar la tropas cargarán sus fusiles, poniéndolos en el seguro, y se distribuirán las granadas de mano entre los 20 hombres de cada sección que han de utilizarlas.
Desde las 12 de la noche, el silencio ha de ser absoluto. Se prohíbe fumar ni encender luz alguna. Los Maquinistas evitarán por todos los medios que las chimeneas despidan chispas procedentes de la combustión ni resplandores consecuentes de forzar el tiro. Estas advertencias se observarán rigurosamente, sobre todo desde las 12 en adelante.
Los Cañoneros navegarán prestando constante y activa vigilancia a la columna de embarcaciones de desembarco. Cualquier novedad que alguna de estas creyere necesario comunicar, la transmitirán por medio del farol de luz blanca cuyo haz concentrado dirigirá al Cañonero más próximo que navega en conserva por el costado de estribor.
En caso de que algún remolcador sufriera avería que le impidiera continuar la navegación por sus propios medios, apagará su luz blanca de popa y se saldrá de la línea metiendo a estribor y avisando al cañonero quien le dará remolque.
Los Oficiales de Marina harán comprender a sus tripulaciones, especialmente al personal de máquinas, que el éxito de la operación se halla supeditado a su celo, acierto e inteligencia.
En el caso de que durante la navegación saltara mal tiempo y a juicio del Comandante más antiguo de los dos Cañoneros pudiera peligrar la expedición, por medio de señales ordenará la detención. Si la mar fuese rápidamente en aumento, los Cañoneros recogerán por partes iguales las fuerzas terrestres; se levantarán las planchas metálicas metiéndolas a bordo de un lanchón y se desharán los grupos conjugados  soltando las estachas que los unen, tomando cada remolcador a remolque  los dos lanchones de su grupo. Toda la Escuadrilla regresará al punto de partida o al lugar de la costa de Tres Forcas que se considere más seguro según la dirección de viento y mar.
Una vez que la columna haya llegado al punto donde se encuentra destacado el Cazatorpedero y dejando a éste por estribor, el jefe del grupo de cabeza utilizando la luz blanca de haz concentrado ordenará el cambio de formación. Dicha orden correrá de cabeza a cola y los Comandantes de grupo, tan pronto la hayan comunicado al que le sigue, meterán a babor 23 grados moderando la marcha para formar la línea de frente, regulando su velocidad por la del que divise por estribor.
Los Cañoneros y Lanchas Gasolineras seguirán el movimiento colocándose por la popa de la línea de frente de embarcaciones de desembarco, a la que acompañarán hasta hallarse tanto avante con el faro del Peñón de Alhucemas, en cuyo momento pararán, dando atrás si sus Comandantes lo consideran conveniente para contrarrestar la salida de sus buques. En todo caso han de tener en cuenta la conveniencia absoluta de que el movimiento de sus hélices no denuncie su presencia.
La línea formada por los grupos, tan luego como al cambiar de rumbo modere sus máquinas, procurará reducir las distancias lo más posible hasta casi tocar sus costados y al llegar tanto avante con el faro del Peñón de Alhucemas, disminuirán mas el andar para aminorar el efecto de la varada, cuya amplitud ya habrá sido calculada convenientemente en los ejercicios preparatorios.
Al divisarse desde los remolcadores la línea de playa, en voz baja y con toda precaución se ordenará que las tropas embarcadas se corran lo mas que se pueda hacia popa de los lanchones, con objeto de que estos levanten un poco la proa en el momento de varar.
Una vez que los grupos nº1 rojo y nº3 verde hayan abordado la playa encenderán su luz blanca de popa, para que los Cañoneros y Lanchas Gasolineras conozcan la extensión que la línea de embarcaciones ocupa en la playa y puedan situarse  a distancia conveniente y a ambos costados de ella, tan pronto como divisen en sus palos izadas las luces de color.
Los Acorazados o Cruceros que hayan de cooperar y apoyar la operación, se encontrarán con sus luces apagadas y a una distancia prudencial de la entrada de la bahía de Alhucemas a las 3 de la madrugada. La distancia que se indica no será menor de cinco millas con objeto de no entorpecer, en caso de retraso, los movimientos de la expedición propiamente dicha. Antes del amanecer, y a no haber sido solicitada su ayuda, no entrarán en la bahía aun cuando oyesen fuego.
Los Oficiales de las secciones de infantería, procurarán al acondicionar sus tropas en los lanchones, que los hombres queden de proa a popa en el orden en que han de marchar una vez desembarcados. En los ejercicios preparatorios se atenderá con el debido  cuidado a este extremo.
Si algún grupo, no quedase bien varado, el remolcador con su máquina avante y regulando convenientemente su fuerza, sostendrá los lanchones contra la playa mientras dura el desembarco. Una vez libre, dará atrás y volverá a tomar salida para abordar de nuevo la playa con suficiente velocidad. En último extremo hará saltar a la popa de los lanchones toda la gente disponible y si ni esto diere el debido resultado, cosa no probable, tendrá en función su máquina cuanto tiempo sea preciso.

El Desembarco.
Conforme vayan varando los grupos en la playa, la marinería auxiliada por las dotaciones de Infantería de Marina, lanzarán a tierra las planchas de desembarco. Con el mayor sigilo y procurando evitar todo ruido, las tropas irán pasando a tierra saliéndose inmediatamente de la zona de arena donde serán más visibles.
Por el orden prevenido dentro de cada unidad y conducidos por sus oficiales, emprenderán la marcha hacia los objetivos designados de antemano. Ha de evitarse en absoluto el menor ruido ; las órdenes se transmitirán en voz baja  corriendo la consigna de unos a otros.
Si al varar las embarcaciones fuesen descubiertas por algún servicio de vigilancia y seguridad que pudiese tener dispuesto el enemigo, no por ello se ha de considerar abortada la operación. Como los hombres que desempeñan dicho servicio no serán seguramente muy numerosos, se les perseguirá al arma blanca por un pequeño núcleo de Regulares. Pero ante todo se procurará, utilizando a algunos de éstos últimos, tratar de engañarlos asegurándoles (en árabe) que se trata de gente de la harka que regresa de Sidi Dris o Gomara por mar. Si se consigue  nada más que hacerlos dudar, será fácil deshacerse de ellos.
Si en el primer momento el enemigo se presentase numeroso y desde luego rompiere el fuego, el objetivo principal de la operación habría que considerarlo irrealizable. Entonces, las ametralladoras contestarían al fuego, los Cañoneros y Lanchas Gasolineras encenderían sus proyectores para dejar en la penumbra a la columna de desembarco y sus cañones intervendrán en la acción procurando no dirigir sus tiros hacia ningún caserío con objeto de evitar represalias en los prisioneros. Sosteniendo el fuego mientras la expedición se retirará lentamente de la costa, es indudable que acudirán a aquel punto que consideran amenazados los contingentes de la harka y habitantes de la bahía de Alhucemas. Fijado en aquel lugar durante una hora aproximadamente, la expedición emprenderá la retirada, mientras los Cañoneros y lanchas gasolineras sostienen el fuego para ir a abordar la pequeña playa que existe en una ensenada próxima al Sur de Morro Nuevo. Desembarcará rápidamente, tomará por asalto la altura donde los moros tienen emplazada artillería y se fortificará.
Con el auxilio de un buque de guerra podrá sostenerse el tiempo suficiente para recibir refuerzos embarcados en Melilla y así se obtendrá un excelente punto de apoyo para ulteriores operaciones. Las condiciones topográficas y lo deshabitado de aquel lugar son en extremo favorables para lo propuesto.
Este caso, estudiado como una eventualidad, debe considerarse poco probable, ya por las condiciones de la noche que se habrá elegido para la operación, ya por las costumbres de los moros, que siempre en las primeras horas de la madrugada es cuando ejercen menor vigilancia. Sobre todo, en la actualidad están tan confiados en que no hemos de intentar un golpe de mano precisamente en el lugar donde se consideran más fuertes, que es casi seguro que en el punto de la playa elegido para desembarcar no habrá las guardias por ellos usadas frente al Peñón, donde pueden detener y evitar la evasión de algún prisionero.

Desarrollo de la Operación.
Una vez en tierra toda la columna, se distribuirán las tropas en la forma siguiente:
La 1ª Sección de Regulares se situará cerca del riachuelo Guis, desplegando una mitad de su fuerza con frente al Oeste. Tendrá por misión la seguridad de la zona de desembarco contra el enemigo que pudiera venir por aquel frente. Se sostendrá, caso de ataque, hasta que reciba orden expresa de retirada.
La 2ª y 3ª Secciones de Regulares seguidas a corta distancia por la 1ª del Tercio, emprenderán la marcha por el camino designado, señalado en el croquis, hacia el objetivo.
La 2ª Sección del Tercio, irá a establecerse en el pequeño montículo que existe al sur del Guis y a unos 400 metros del punto de desembarco, marcado en el croquis. Protegerá la playa que queda a su retaguardia y servirá de apoyo a la retirada de las Secciones avanzadas. Mantendrá su puesto hasta que se le ordene.
La 3ª Sección del Tercio, desplegará perpendicularmente a la playa con frente al Este la mitad de su fuerza a una distancia de 200 metros del Grupo de embarcaciones que le corresponde. Defenderá el acceso a la zona de desembarco por el frente que ocupa y no se retirará hasta recibir orden de hacerlo.
A bordo de las embarcaciones, se prepararán las dotaciones para su defensa, distribuyendo granadas de mano entre la gente. La Infantería de Marina desembarcará situándose frente a sus embarcaciones fuera de la playa.
La 3ª Sección de Regulares destacará en el momento del desembarco o mejor aun al embarcar en Cala Tramontana, 5 hombres que se pondrán a las inmediatas ordenes de los oficiales Comandantes de las Secciones del Tercio, para que en caso preciso puedan servir de intérpretes y engañar al enemigo que se presente aislado.
Las Secciones que marchan a libertar a los prisioneros, irán en pequeños grupos sin perder el contacto entre sí y unos a continuación de los otros. A toda costa evitarán los caseríos, dándoles el mayor rodeo posible. Guardarán un silencio absoluto, procurando que no se oigan sus pisadas ni hacer ruidos al saltar zanjas o vallados.
Si durante la marcha se les diese el alto o si fuesen preguntados, un Regular que a prevención marchará a la inmediación de cada oficial, contestará que se trata de gentes de la harka que regresan a sus kabilas, y mientras los grupos más distantes se ocultan cuerpo a tierra, se destacarán unos cuantos hombres que reduzcan al silencio al preguntante o preguntantes sin utilizar las armas de fuego.

I.       Caso de no ser descubierta la columna, al llegar a las inmediaciones de la casa prisión, la cabeza hará alto para que se vayan incorporando las fuerzas. Tan pronto como la densidad de tropa lo permita, se rodeará rápidamente el lugar donde se hallan los prisioneros, sorprendiendo a los guardianes que se encuentren en ella y que seguramente más vigilarán el interior que hacia fuera. Un ataque violento, rápido con granadas de mano y el consiguiente efecto de la sorpresa, es indudable que dará el resultado perseguido, haciendo huir a los guardianes que no hayan sido víctimas de las armas.
Las 2ª y 3ª Secciones de Regulares, se lanzarán tras los fugitivos sin alejarse más de 400 o 500 metros de de la casa prisión.
Entre tanto la 1ª Sección del Tercio se hará cargo de los prisioneros libertados conduciéndolos sin perder momento y con la mayor rapidez hacia el punto de desembarco.
Enseguida que este núcleo de tropas haya rebasado hacia la playa el montículo donde se encuentra establecida la 2ª Sección  del Tercio, se retirará también esta, pasando ambas inmediatamente a bordo de sus respectivas embarcaciones las que tomarán el largo, dirigiéndose a marcha hasta la entrada de la bahía.
Conseguido el objetivo de la operación, se tocará retirada a las secciones de Regulares que se hallan combatiendo. Estas se despegarán del enemigo con un rápido salto a retaguardia, suspendiendo el fuego si se considera conveniente, emprendiendo la marcha retrógrada a la mayor velocidad para reembarcarse en sus respectivos grupos de embarcaciones.
En cuanto los prisioneros libertados se encuentren embarcados, una pitada corta con el silbato de vapor del remolcador en que se hallen, será la señal para encender las luces de color distintivas de cada grupo.
Cuando se calcule (por el ruido principalmente que hagan en sus movimientos a la carrera) que las Secciones 2ª y 3ª de Regulares están próximos a la playa, por medio de la corneta y dando varias pitadas cortas con el silbato de un remolcador se ordenará a la 3ª Sección del Tercio y a la 1ª de Regulares que se retiren a sus embarcaciones.
Desde ese momento la defensa del acceso a la playa de desembarco estará encomendada a las ametralladoras que montan los lanchones, a la artillería de los Cañoneros y Lanchas Gasolineras y a la Infantería de Marina desembarcada, a quien por instituto corresponde esa misión de abnegación y sacrificio.
Los Cañoneros al oír las pitadas cortas del remolcador encenderán sus proyectores para alumbrar la playa a derecha e izquierda del punto de desembarco, que de tal modo quedará en la penumbra.
Enseguida que las Secciones 2ª y 3ª de Regulares hayan reembarcado seguidas de la Infantería de Marina, los remolcadores de sus grupos comenzarán a pitar de modo continuo durante unos segundos.
A esta señal, todos los grupos que se encuentran varados darán atrás zafándose de la playa y navegando en esa forma hacia la entrada de la bahía. El Cazatorpedero que se encontraba frente a dicha entrada, tan pronto como vea los proyectores de los cañoneros en el interior de la bahía, encenderá el suyo dirigiendo el haz luminoso hacia el cenit, para servir de guía a las embarcaciones de desembarco.
Inmediatamente, los Acorazados o Crucero de cooperación y apoyo avanzarán a colocarse frente al Morro Nuevo y Cabo Quilates iluminando con sus proyectores y rompiendo el fuego contra las baterías que el enemigo tiene emplazadas en esos puntos.
Los Cañoneros, tan pronto las embarcaciones de desembarco hayan abandonado la playa, comenzarán a retirarse lentamente sin dejar de cañonear la costa, dirigiendo el fuego de algunas piezas contra la altura de Adrar-Idrum.
Las embarcaciones de desembarco apagarán sus faroles de color tan pronto como se hayan puesto en movimiento.
Es esencial evitar toda confusión al elegir el grupo correspondiente por las tropas que reembarcan. Los oficiales de Marina tan pronto vean sus lanchones llenos de gente tomarán             el largo. Es preferible dejar algunos prisioneros, que perder muchos hombres ahogados.

II.      Si la columna que se dirige a salvar los prisioneros fuese descubierta en su marcha hacia el objetivo y no hubiera dado la estratagema de engañar a los moros, las Secciones 2ª y 3ª de Regulares emprenderán desde luego la ofensiva llevándola con toda energía y rapidez, mientras la 1ª Sección del Tercio, sin disparar un tiro, acudirá a la carrera a libertar a los prisioneros. La lucha que se origine con los guardianes de estos indicará al Capitán de Regulares el momento en que puede comenzar su retirada. Las demás fases de la operación se ajustarán en un todo a lo prevenido en el caso I.
Dada la hora designada para llevar a cabo la empresa, las primeras luces del alba cogerán a las embarcaciones fuera de la bahía o casi saliendo de ella, lo que facilitará en extremo la reorganización de las unidades y la formación de la línea de fila.
Una vez fuera del alcance de los cañones que puedan quedar montados en Morro Nuevo y Cabo Quilates, se transbordarán los prisioneros salvados a un barco de guerra y en igual orden que a la ida, toda la columna escoltada por los buques de la Escuadra regresará a Melilla.
Si se considera conveniente y con objeto de evitar a las tropas las molestias de una nueva navegación de varias horas, uno de los Acorazados o Cruceros puede tomar a bordo todas las fuerzas terrestres que intervinieron en la operación y trasladarlos a la Plaza en pocas horas para darles allí el descanso necesario tan bien ganado.
De la presente memoria, pueden deducirse los datos que en forma de instrucciones se faciliten a todos los Oficiales de Mar y Tierra, ampliándolos con aquellos que la práctica de los ejercicios preparatorios, ponga de manifiesto.
La confianza en el éxito de la operación, se funda principalmente en la manera de ser de los moros; en la forma como prestan sus servicios de vigilancia en especial al llegar las altas horas de la noche; en la confusión producida por la sorpresa que forzosamente se ocasionará en los miembros de la harka y habitantes de la bahía de Alhucemas: Al primer momento creerán que los prisioneros trataban de evadirse; luego al sentir fuego sostenido en varias direcciones no sabrían a dónde acudir, y esos instantes de vacilación del enemigo son los aprovechados para el golpe de mano. Además, en general, los moros de noche no abandonan sus viviendas al sentir fuego y se ponen a la defensiva, como no sea que de antemano hayan convencido alguna empresa. Estas afirmaciones pueden atestiguarlas  los Oficiales de la Policía Indígena que han convivido con moros en sus poblados, en tiempo de paz y en tiempo de guerra.

Tarragona    Noviembre 1921
firmado
Cándido Díaz Montero
Comandante de Infantería de Marina


Nota: Las Secciones 2ª y 3ª de Regulares en su retirada, procurarán hacer algunos prisioneros en las casas aisladas por donde pasen.

Distancias

De Cala Tramontana a Alhucemas                         49 millas
De Melilla a Alhucemas                                    61 millas
De Ceuta a Alhucemas                                    84 millas
De Motril a Alhucemas                                    88 millas
De Málaga a Alhucemas                                  91 millas