sábado, 19 de noviembre de 2022

TRES DIAS EN PALENCIA

 

Esta entrada no es una narración del género de viajes, sino la crónica del viaje de una partida de amigos, adornada con detalles de los lugares por los que discurrió, y salpimentada con algunas reflexiones personales.

LA PARTIDA

   Los varios viajes que hemos hecho por las tierras de Castilla León necesitaban completarse con la visita a la provincia de Palencia qué, a pesar de atravesarla el camino de Santiago, parece algo olvidada. El planeamiento y elección de los itinerarios fue muy acertado, y cada uno de nosotros asumió un cometido; el mío, dejar testimonio gráfico y escrito.

      En la geografía de Palencia se distinguen varias comarcas naturales: al norte la Montaña Palentina en la cordillera cantábrica, en el centro los Páramos Valles y Tierra de Campos, y al sur el Cerrato. Los principales ríos que riegan la provincia de norte a sur son: al este el Pisuerga, y al oeste su afluente el Carrión, con el que confluye en Dueñas. Su población es de 160.000 habitantes, de los que 78.000 viven en la capital; hay 5 municipios de más de 5.000 habitantes y 186 de menos de 5.000, de los que 75 tienen menos de 100 habitantes. La pirámide de población tiene forma de columna estrechada por su base, lo que muestra la escasez de jóvenes. Esta distribución parece confirmar la noción de la España vaciada.

      En el primer día, el tren Alvia nos llevó en una hora y media hasta la capital. Estos modernos ferrocarriles en nada recuerdan a los que describen los libros de viajes de los siglos XIX y XX, y que conocimos a quienes el tiempo ha arado sus caras para recordarles lo rápido que pasamos por la vida.

     Las fuentes clásicas y arqueológicas muestran que los orígenes de la ciudad de Palencia, en territorio vacceo, se remontan a su fundación por los romanos después del año 72 d. C., a orillas del río Carrión, tras la destrucción de la homónima ciudad arévaca de Pallantia (Palenzuela). Las excavaciones también atestiguan la destrucción de parte de la ciudad romana durante las invasiones bárbaras. Tras la victoria del visigodo Teodorico sobre los suevos de Requiario, cerca de Astorga, su ejército arrasó la ciudad de Palencia en el 456.

   Parece que el primer prelado católico de Palencia fuese Murila, quien abjuró del arrianismo en el III Concilio de Toledo de 589. La invasión musulmana condujo a la práctica despoblación de la Tierra de Campos, perdiendo Palencia su rango de ciudad y durante más de un siglo el de Diócesis. Es probable que durante el episcopado de Ascarico, mediando el siglo VII, se construyese la catedral visigoda, de la que únicamente nos ha llegado la zona oriental de la cripta, que contiene las reliquias de san Antolín, que habrían sido traídas a Palencia por el rey godo Wamba (672-683). Olvidadas después de la invasión musulmana, se descubrieron por el rey navarro Sancho III, el Mayor cuando cazaba el jabalí, al parecer, por inspiración del propio San Antolín.

CATEDRAL DE PALENCIA

      Nuestra primera visita en la capital fue a la Iglesia de Nuestra Sª de la Calle, que fue construida por los jesuitas a finales del siglo XVI. En 1767, después de la expulsión de la orden, la iglesia se convirtió en parroquia-santuario al poner en ella la imagen de la Virgen de la Calle. Su fachada recuerda al Gesu de Roma.

IGLESIA DE LA VIRGEN DE LA CALLE 

       Continuamos hasta la Casa del Cordón y Museo de Palencia. Este edificio se construyó a principios del siglo XVI, siendo el único ejemplo de arquitectura civil renacentista que puede verse en Palencia. Su nombre se debe al cordón franciscano que decora la portada. Alberga el excelente Museo Arqueológico de Palencia, que reune colecciones de arte prehistórico, prerromano, romano y medieval, además de exposiciones temporales. La descentralización administrativa de España ha permitido la creación de excelentes museos municipales y provinciales, que impulsan la arqueología y la extensión de la cultura.
SAN FRANCISCO
SAN MIGUEL

      A la salida del museo, hicimos un recorrido por el exterior de la catedral, y bajamos a Puentecillas, que es el más antiguo de los puentes sobre el río Carrión. Tiene sus orígenes en el período romano, aunque la construcción actual es del siglo XVI. Es un paraje muy hermoso con la catedral de fondo.
      Desde allí continuamos nuestro paseo para visitar otras dos iglesias, aunque la suerte no nos acompañó, pues estaban cerradas al público. La primera, la de San Francisco, de estilo gótico del siglo XIII, fue residencia real y de nobles, y cuartel de las tropas francesas durante su ocupación de la ciudad. La segunda, la de San Miguel, de estilo tardo-románico y proto-gótico. Dice la leyenda que en esta última contrajeron matrimonio don Rodrigo Díaz de Vivar y doña Jimena.

SAN JUAN DE BAÑOS


      A continuación, nos fuimos a Baños de Cerrato, en la comarca sur de Palencia. El almuerzo fue en el restaurante “El Lagar”, digno, pero nada impresionante, solo para reponer fuerzas y admirar en su interior una prensa medieval de madera. Está situado delante de la basílica visigótica de San Juan de Baños, del siglo VII, que es la iglesia más antigua de España, y solo por eso merece una visita. Fue fundada por el rey Recesvinto aprovechando restos romanos, y tiene planta basilical con ocho columnas de mármol para sostener los arcos de herradura que separan las naves.

CASTILLO DE AMPUDIA

      Nuestra siguiente escala fue en Ampudia (606 habitantes), en Tierra de Campos, para ver su Castillo, construido entre los siglos XIII y XV en una colina que domina la villa. En 1521 fue el escenario de la batalla de Ampudia, reñida entre los Comuneros de Castilla y las tropas de Carlos I. Yendo del arte bélico al cinematográfico, citar que en sus alrededores se rodó la película “El Cid” de Charlton Heston. El castillo fue propiedad del Duque de Lerma, valido de Felipe III, y hoy es la sede de la fundación Fontaneda. Formando parte del conjunto monumental del castillo, se encuentra la Ermita de Santiago, construida entre los siglos XVI y XVII, y que muestra un cierto abandono. Recorrimos los alrededores del castillo en medio de una suave lluvia, que no consiguió disuadirnos de nuestras intenciones.       La colina está horadara por cuevas que albergan bodegas con zarceras, cuya excavación afectó a los cimientos de una de las torres, ocasionando su caída. El castillo se encuentra hoy bastante restaurado.

COLEGIATA DE SAN MIGUEL

      Descendimos desde la colina hasta la villa marchando por sus desiertas calles, algunas porticadas, sin apreciar signo de vida, y con algunas casas con sus puertas bloqueadas con tablas. Llegamos a la Colegiata de San Miguel, construida entre los siglos XII y XVI en estilo gótico renacentista, adornada con una esbelta torre de 63 metros, conocida como “La Giralda de Campos” por su tamaño y belleza.
     Se compone de tres amplias naves, con bóvedas de crucería y estrelladas. Cuenta con retablos renacentistas, platerescos y barrocos. En 1607 se incrementó su riqueza artística con el traslado de la Colegiata de Husillos (Palencia) a Ampudia, impulsado por Francisco de Sandoval y Rojas, Duque de Lerma, cuyo escudo de armas luce en la puerta del coro, en donde se encuentra un magnífico órgano barroco de 1779.

El segundo día nos trasladamos a Frómista (784 habitantes) atravesada por el Camino de Santiago, ayuno de peregrinos, pues solo vimos pasar un par de ellos. Mis acompañantes ya habían visitado la villa en sus respectivas peregrinaciones jacobeas, y para mí, era la primera vez que veía lo que ya había visto en mis estudios. Nos concentramos en la visita de dos iglesias.

IGLESIA DE SAN PEDRO. FRÓMISTA

      La primera, la de San Pedro, gótica del siglo XV con tres naves y retablo de comienzos del XVII; la portada es renacentista del XVI, proyectada por Juan de Escalante. En la plaza de Tuy, enfrente de la iglesia, se encuentra la estatua de San Telmo (1185-1246), patrono de los navegantes, y vecino de esta villa.

IGLESIA DE SAN MARTÍN DE TOURS. FRÓMISTA

    La segunda, la de San Martín de Tours, es uno de los edificios más significativos del románico europeo, en el que destaca su austera sencillez. Fue construida en el siglo XI para un monasterio benedictino, por la reina Munianona, esposa del rey de Navarra Sancho Garcés III el Mayor. En 1904 se sometió a una amplia restauración. De su decoración escultórica destacan varios capiteles de los cincuenta del templo, así como los trescientos canecillos. Su planta es basilical de tres naves, terminadas en ábsides semicirculares. Sobre el crucero luce un cimborrio octogonal, y en la fachada principal, dos torres cilíndricas

     El espíritu peregrino hay que sostenerlo con algo material, como el pan de la tierra con un buen chorizo, que nos permitió reponer fuerzas, aunque se echó en falta una bota de vino, que no debe faltar en los próximos viajes.
   Reavivados con ese frugal viático, nos dirigimos a Aguilar de Campóo, parando previamente en Santa María de Mave, a la orilla del Pisuerga que riega su vega, en la que se ven molinos harineros. Allí queríamos visitar el monasterio benedictino y su iglesia, ambos de comienzos del siglo XIII, pero se desamortizaron en el siglo XIX. Son propiedad privada, y sus dueños iniciaron la necesaria restauración del conjunto. Recientemente, se han restaurado como parte del proyecto “Románico Norte”. El monasterio está hoy convertido en el hotel “El Convento de Mave”, pero tanto la iglesia como la hospedería se encontraban cerradas, por estar fuera de temporada, pero por su aspecto bien merece regresar para descansar lejos del mundanal ruido.

SANTA MARIA DE MAVE

     Aguilar de Campóo, (6.749 habitantes), fue nuestra siguiente etapa. Ya algo vencidos por el apetito, sentamos nuestros reales en el restaurante “Cortés”, donde dos nos premiamos con sopa de cocido y menestra, y otros dos, cocido completo. El cocinero y el servicio de un antiguo legionario, quien nos traía la “comida sana y abundante…” fueron muy amables, solo faltando que el primero nos diera de comer de su mano. Empujamos el conjunto con un vino Maldibarra, de la Ribera del Duero, que me gustó mucho.
     El río Pisuerga atraviesa la villa; visitamos la Plaza Mayor, el palacio de los Manrique, la casa de los Velarde, la casa de los Siete Linajes, y el palacio Villalobos Solórzano. Muchas casas adornan sus fachadas con escudos de hidalguía, recuerdos de tiempos pretéritos en los que sus moradores servían al rey con las armas en la mano, formando aquellos tercios cantados por el poeta y soldado, don Pedro Calderón de la Barca: 
Este ejército que ves,
vago al hielo y al calor, 
la república mejor 
y más política es… 

 

AGUILAR DE CAMPÓO

      En uno de los accesos a la villa, atravesada por el Pisuerga, se encuentra el puente del Portazgo que tuvo gran importancia en el pasado, que une la antigua judería con el barrio de las tenerías. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico, nos informa que en 1844 se recaudaron en el portazgo 143.942 reales, y por el pasaron 17.794 caballerías y 33.154 carros de distintas clases. Mientras pasamos por el puente (sin pagar), allí charlaba y cantaba un grupo de jovencitas, curiosamente, sin sus móviles en la mano. Parece que progresamos.

EL PUENTE DEL PORTAZGO

     La Colegiata de San Miguel Arcángel era una visita obligada. Su construcción se inició en el XIII en estilo románico, del que solo conserva la puerta principal, pero se completó en el XIV en gótico. Tiene una torre campanario rematada en el siglo XVI en estilo herreriano. Estuvo bajo la protección del marqués de Aguilar de Campóo, y está muy bien preservada, muestra del interés de la villa por su patrimonio.

COLEGIATA DE S. MIGUEL ARCANGEL

    Al regreso a Palencia, nos esperaba la visita al interior de su Catedral, la llamada “La Bella Desconocida”, en donde se había instalado una exposición de obras de arte con motivo del séptimo centenario de su construcción. Hay en curso un proyecto cultural denominado “La Bella Reconocida”, la verdad es que se lo merece.

CATEDRAL DE PALENCIA

      Su construcción comenzó en 1321, pero sus obras se desarrollaron muy lentamente. A principios del siglo XV se reanudó su construcción, replanteando el proyecto inicial aún con dificultades, ya que no será sino entre las últimas décadas de dicha centuria y las dos primeras de la siguiente cuando los trabajos reciban el impulso definitivo que determinó su actual aspecto. El muy ambicioso proyecto inicial se vio condicionado por la precariedad de medios, y alterado por la evolución estilística en tan dilatado espacio de tiempo. Todo ello, sin renunciar a la monumentalidad inicial, la convierten por su tamaño en la tercera catedral de España.

CATEDRAL DE PALENCIA

      Durante la primera mitad del siglo XVI, el Renacimiento es el estilo artístico dominante en la catedral palentina, sobre todo en lo decorativo, como atestiguan piezas excepcionales como el magnífico retablo mayor o el de la capilla de San Ildefonso, y obras tan refinadas como la puerta occidental del claustro.
      Los siglos del Barroco y el Neoclasicismo, se limitaron a incorporar al templo elementos ornamentales y retablos, salvo algunas transformaciones notables, como el añadido de la actual Capilla de las Reliquias y el cerramiento (de dudoso gusto) de las arquerías de su magnífico claustro a fines del siglo XVIII.

MONASTERIO DE SAN ZOILO

El tercer día visitamos Carrión de los Condes (2.035 habitantes), comenzando nuestra jornada por su centro urbano, en el que la iglesia de Santa María del Camino, en la plaza principal, y la de Santiago, ambas del siglo XII, se encontraban cerradas. En nuestro deambular nos encontramos con la casa natal de don Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, el 19 de agosto de 1398. Una lápida, potencial víctima de lo políticamente correcto, lo recuerda como: Caudillo Cristiano, prudente consejero e insigne literato. La memoria, que practicábamos en épocas más fecundas, todavía recuerda los versos del vate castellano: 
Moza tan fermosa
non ví en la frontera, 
como una vaquera 
de la Finojosa...

     En una mañana en la que la niebla celaba el valle del río Carrión, nos dirigimos paseando por la vega al Monasterio de San Zoilo, que se negaba a descubrirse. Los cronistas benedictinos afirman que el monasterio se fundó en el año 948, y se reformó posteriormente en el siglo XI, cuando se trajeron las cenizas de San Zoilo. En 1076, se cedió a la orden de Cluny. Tras la desamortización de 1835 los monjes benedictinos dejaron el cenobio. Posteriormente, fue ocupado por los jesuitas hasta 1959.
   Lo más sobresaliente del conjunto monástico es el claustro gótico-renacentista, proyectado por Juan de Badajoz, el Mozo, en 1537 y concluido en 1604. El templo, del siglo XVII, construido sobre el antiguo románico, es de una sola nave cubierta por bóvedas de arista tabicadas y cúpula sobre el crucero, con un coro con sillería y órgano barroco. Desde 1992 es el “Hotel Real Monasterio San Zoilo”.

   La siguiente visita fue al yacimiento arqueológico de la Villa Romana de La Olmeda, cuyo descubrimiento tuvo lugar en 1968. La Villa es una gran mansión rural del Bajo Imperio, siglo IV d.C., cuyo edificio principal o pars urbana, es de planta cuadrada flanqueada por torres en cada esquina, y se dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las distintas dependencias, decoradas con 1.450 m2 de mosaicos polícromos conservados in situ. Se puede apreciar el Oecus o salón de recepciones, una habitación con hypocaustum o calefacción, y el Triclinium o gran comedor. Se han encontrado restos de escaleras que condujeron a una segunda planta. La villa es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo romano hispánico.

LA OLMEDA

     Al acabar la visita nos trasladamos a Saldaña, (2.958 habitantes), que se encuentra en las inmediaciones. Allí nos socorrimos en el Hostal-Restaurante “Saldaña”, en donde nos premiamos con lentejas, patatas a la riojana, y calamares en su tinta con arroz en blanco. Con las entrañas satisfechas, recorrimos la villa, que cuenta con un conjunto histórico-artístico muy bonito y armonioso, con su magnífica Plaza Vieja; vimos la Casa Torcida, el palacio de los Salamanca, el del marqués de Valdavia, y la iglesia de San Miguel, del siglo XIV, en donde se encuentra el sepulcro de los Salamanca en el lado del evangelio.

PLAZA VIEJA. SALDAÑA

     Tomamos un café en la Plaza Vieja, donde gracias a las habilidades dialécticas del Negro, que consigue hacer hablar hasta a la Esfinge de Guizeh, pudimos oír una pequeña glosa de los 91 años de vida de Eleuterio, incluyendo unas pinceladas de su época de trabajo en el campo. Nos relató alguna desgracia que le afligió, como la ceguera de su hija, de cuya carrera de derecho y su trabajo estaba muy orgulloso. Es un privilegio poder oír a nuestros antenatos relatar sus vivencias, exponiendo los valores que les sostuvieron en la vida en tiempos difíciles, y compararlos con los que predican los que hoy nos quieren adoctrinar, que ofrecen a las personas mayores facilidades para terminar con sus vidas antes que ayudarles a finalizarlas con dignidad.

CON ELEUTERIO

    Al regreso a la capital, cruzando los páramos centrales, el sol doraba las copas amarillentas de las choperas que orlaban el itinerario. Al llegar, nos quedaba por visitar la dársena del canal de Castilla, obra de ingeniería inconclusa, iniciada en la época del gobierno del Marqués de la Ensenada, con proyecto inicial del oficial de la Real Armada don Antonio de Ulloa, brillante científico, por lo que me pareció oír sonar, con legítimo orgullo, las trompetas de la banda del botón de ancla.

DARSENA DEL CANAL DE CASTILLA. PALENCIA

      Los cuatro puertos del canal, llamados dársenas, son las de Palencia, Valladolid, Medina de Rioseco y Alar del Rey. El proyecto inicial pretendía crear una red fluvial para distribuir los cereales castellanos por el reino. El plan preveía cuatro grandes canales que unirían Reinosa con El Espinar en Segovia. Las obras se detuvieron en 1804, sin llegar a completar el proyecto. En total se construyeron 207 kilómetros. El desarrollo del ferrocarril eclipsó al canal, que hoy pertenece a la Confederación Hidrográfica del Duero.

      Ya solo nos quedaba embarcar en el tren para Madrid, en el que el sueño derrotó a la partida, mientras mi mente volaba hacia el siguiente viaje.

martes, 16 de agosto de 2022

MUERTE INDIGNA

 

Descendiendo por la orilla del río Aragón sumido en mis pensamientos, llegué a la conclusión de que no debería permanecer impasible ante el ruido mediático que estaba produciendo la reciente sentencia del tribunal supremo de los Estados Unidos: Dobbs versus Jackson Women´s Health Organization. En consecuencia, decidí arriesgarme a escribir unas escuetas reflexiones sobre este complejo asunto, que tiene tantos factores, sabiendo que voy a contentar a muy pocos.

Dejo mi posición clara desde el principio. Considero que el aborto es un acto abominable, por realizarse contra un ser humano indefenso que está por nacer.

EL RIO ARAGÓN A SU PASO POR CASTIELLO DE JACA

Tras la publicación de la sentencia norteamericana, el progresismo imperante se ha rasgado las vestiduras, mientras los grupos pro vida hacen que "las campanas repiquen vibrantes"... El tribunal supremo deja a los estados la responsabilidad de decidir su regulación, y confirma que el derecho al aborto no existe en la constitución de los Estados Unidos, ni está implícito en otras garantías, como afirman sus defensores. Este reconocimiento anula la anterior sentencia de Roe Versus Wade, que facilitó en ese país la práctica del aborto. Desde 1973, el año de la sentencia, se han producido en los Estados Unidos 62 millones de abortos, lo que produce espanto y confirma que si eso es el progresismo, estamos perdidos porque, además, las políticas en favor del aborto van de la mano de las de la eutanasia. Como referencia, desde 1985, año de aprobación de la primera ley de supuestos, se han producido en España mas de 2 millones de abortos.

En la entrada “Vida Digna”, comentaba las memorias de Simone Veil, quien elaboró en Francia la ley del aborto, denominada eufemísticamente de la “Interrupción Voluntaria del Embarazo”. Este término se copió luego en España, en donde seguimos sin tener una posición racional común que permita afrontar con serenidad este debate. Las posiciones están muy alejadas, e incluyen consideraciones bioéticas, jurídicas, antropológicas, y médicas.

Cuando en democracia se discuten conceptos trascendentes como la vida humana, la expresión de la voluntad popular debe tener sus límites. No es razonable que aritméticas parlamentarias coyunturales puedan disponer de la vida de otros seres humanos no nacidos. La regularización del aborto merece una discusión sosegada muy razonada, y no estar impulsada por agendas ideológicas de extremismos radicales.

La ética debería proporcionar luz a este debate, pero es rechazada por los relativistas posmodernos que quieren librarse de ataduras filosóficas y, en su destructor camino, quieren eliminarla hasta de la enseñanza, para que la recepción de sus consignas en una sociedad estabulada en identidades colectivas con su libertad de expresión limitada, se admita acríticamente.

En mi opinión, el debate lo debería iluminar las consideraciones éticas y, además, dejar de considerar a la mujer como la única propietaria del nasciturus y a éste como una mera extensión de su cuerpo del que puede disponer a voluntad en virtud de su “autodeterminación individual”. Asombra que pueda incluirse en esa supuesta autodeterminación la eliminación física de un ser humano en desarrollo, indefenso, único e irrepetible.

La autodeterminación individual de la mujer no es un valor superior al derecho a la vida del no nacido. Ambos conceptos no pueden ponerse en el mismo plano, pues el primero puede conducir a la muerte indigna. En España deberíamos revisar todo lo que las mayorías coyunturales han tejido en este asunto sin la debida consideración a la ética, pero me temo que son vanas ilusiones, pues ya estamos recorriendo el camino de deconstrucción y posterior destrucción en detalle de los valores sobre los que se sustentan nuestras sociedades occidentales. 

PANORAMA: VIDA DIGNA (reymeric.blogspot.com)

miércoles, 1 de junio de 2022

EN LA TIERRA DE LOS VACCEOS

 

Las aguas del río Pisuerga también bajaban algo crecidas, pero esta vez mis ánimos estaban mejores que cuando veía bajar las del Aragón. Mi anterior entrada reflejaba un cierto pesimismo, así que me propuse que esta fuera algo más optimista, aunque no hay demasiados motivos para que así sea.

EL PISUERGA A SU PASO POR VALLADOLID

Escribo después de haber visto en la televisión el Día de las Fuerzas Armadas y la celebración del 40º aniversario del ingreso de España en la Alianza Atlántica; sin embargo, un gobierno dividido incapaz de explicar a la población la razón e importancia del “…para bellum”, se llena la boca con consignas como la defensa de la paz, sin citar el precio que hay que estar preparado a pagar para mantenerla.  

Tiene razón la ministra de defensa cuando afirma que: «el prestigio que España ha ganado a lo largo de estos 40 años en la Alianza se debe en gran medida al extraordinario mérito y saber hacer de nuestras Fuerzas Armadas.» ¡Claro!, digo yo, saber hacer con el ridículo presupuesto de defensa, impropio de una nación con una mínima ambición. Parece que en el ministerio se haya impuesto la visión derridana de que siendo todo texto, su contemplación y repetición crea la realidad; pero es que esas ideas solo sirven para deconstruir y debilitar la defensa nacional, pues a base de repetir los deseos de paz, ésta no se va a lograr. Lo único que se consigue es debilitar nuestra defensa y poner en riesgo la vida de los militares, que tienen que sobrevivir con exiguas dotaciones presupuestarias, y se enfrentarán a consejos de guerra si fracasan. Los aliados saben de sobra lo que le pueden pedir a nuestra patria; todo lo demás es propaganda, como lo es el jalear los grandes programas de equipamiento, que ocultan las debilidades reales.

El citado motivo de optimismo lo trajo la excursión por las tierras de Valladolid, que nos llevó al grupo de amigos compuesto por El Negro, Picaraña, Mera, y yo, para hacer algunas visitas culturales y repasar la gastronomía castellanoleonesa. Con un programa que con cuidado y atención preparó el Negro, y una ejecución satisfactoria, no hay espacio para lamentaciones.

El viaje en tren hasta Valladolid te lleva una hora, así que con un desayuno en la capital de la comunidad autónoma de Castilla y León, iniciamos nuestro recorrido. La provincia y su capital tienen una rica historia en la edad moderna castellana y española que animan a contrastar los acontecimientos con los lugares en donde sucedieron. La provincia cuna del pueblo prerromano vacceo, está hoy poblada por 517.674 habitantes, de los que 29.202 son extranjeros. Ante la baja densidad de población de 25 habitantes por kilómetro cuadrado, comparada con el 95 del total nacional, debería iniciarse una nueva repoblación, como la que se produjo en los siglos X y XI cuando se consolidó la línea del Duero.

LA ACADEMIA DE CABALLERÍA

Comenzamos la estancia en Valladolid recordando nuestros orígenes marciales en la primera visita que hicimos, que fue a la Academia de Caballería, instalada en un emblemático edificio de estilo historicista que preside la plaza de Zorrilla. El proyecto es obra del capitán de ingenieros José de la Gándara y Cividanes. Su edificio principal se inauguró el 1 de marzo de 1924. Nuestro propósito era el de visitar su museo, cuyo origen data del año 1899 pero que estuvo ubicado en distintas instalaciones hasta que en 1930 se dispuso que se instalara en la Academia en Valladolid. Con la creación del Museo del Ejército, desaparecieron los museos de las armas, pero en 1976, como consecuencia de la iniciativa y espíritu de cuerpo de profesores de la Academia, comenzó la creación del museo actual.


El contemplar el monumento a los héroes del Regimiento de Cazadores de Alcántara 14 de caballería, obra de Mariano Benlliure, ya da una idea de los hechos heroicos con qué nos vamos a encontrar. Hay varios lienzos que merecen contemplarse cómo es el de José Cusachs que representa al apóstol Santiago patrón de España y de la caballería. Augusto Ferrer Dalmau con su obra “El Deber Cumplido” nos muestra a un cazador de Alcántara después de la famosa carga. En el salón de actos se puede admirar el cuadro de gran tamaño "La batalla de Treviño" de Víctor Morelli, así como el retrato ecuestre del Rey Alfonso XIII de Román Navarro. La galería de retratos también merece verse con detenimiento para admirar los variados uniformes de las distintas épocas del Arma.

En las salas del museo se puede apreciar uniformes, y las distintas armas de fuego y blancas que usaron las unidades de caballería en su historia además de armas colectivas, material de comunicaciones, y recuerdos de las unidades, también hay algunos lienzos, destacando entre ellos el retrato del general Diego de León. También luce en sus salas una escultura en bronce de Benlliure del año 1924 que representa a un teniente con estandarte del regimiento Alcántara 14, que en su pedestal lleva los nombres de los oficiales caídos durante el combate de Annual. El museo cuenta con una “sala guadarnés”, en la que se pueden admirar monturas de muy diversos orígenes y finalidades de varios países.

Cerramos nuestra estancia en la Academia de Caballería en la capilla y en el patio que lleva el nombre del héroe del Arma, Teniente Coronel Primo de Rivera, en el que se encuentra su estatua ecuestre sobre plinto. La situación de la Academia y su arquitectura la hacen acreedora de una visita y de paso, sentir el orgullo de nuestro pasado militar.

La parte gastronómica del viaje incluyó una visita a las bodegas Menade, en Rueda, fundadas en el año 2005, aunque los actuales propietarios pertenecen a la sexta generación de viticultores, que inició en 1820 la familia Sanz en el pueblo de La Seca, a 4 km de Rueda, cultivando viñas en distintos lugares hoy adscritos a la denominación de origen Rueda. En la bodega están muy orgullosos de no usar tratamientos químicos, y en cambio emplear técnicas naturales como las de infusiones de plantas, que son más respetuosas con el suelo, que ponen extremo interés en impedir su sobrexplotación. Los insectos también juegan su papel para prevenir las plagas, de manera que utilizan unos jardines de polinización repletos de plantas para atraer a los insectos a las viñas. Este ecosistema se completa con una serie de arbustos y árboles móviles que mejoran la biodiversidad del viñedo. Menade produce varias variedades de Verdejo, Sauvignon, y Tempranillo.

VIÑAS DE LAS BODEGAS MENADE

En la visita nos acompañó Iván, quien con erudita pasión no contenida nos explicó las características de la viña y sus productos, haciéndonos muy agradable la visita, que completamos con una degustación de vinos, entre ellos los excelentes verdejos con los que regamos un escueto viático con quesos, gazpacho, espárragos y salchichas, para levantar los ánimos.

No podía faltar en nuestro periplo castellano un buen lechazo, servido en cazuela de barro y con la piel crujiente. El lechazo es la cría de la oveja que todavía mama y que no debe pesar más de doce kilos en el momento del sacrificio. En Castilla y León la cría de la oveja churra es todo un arte, que los pastores de la tierra practican con mucho cuidado, y requiere atenderlas todos los días, sacarlas las noches de verano, darles una buena alimentación y sal, renovar constantemente el rebaño cambiando la oveja vieja por ganado joven, y sacarlas siempre al campo independientemente de las condiciones meteorológicas. En el restaurante asador El Figón de Recoletos, no nos faltaron atenciones, y el lechazo, regado con vino de la tierra, estaba francamente bueno.

CASTILLO DE LA MOTA

Después de haber visto tantas veces la torre del homenaje del Castillo de La Mota, en Medina del Campo, desde la ventanilla del tren o del coche en tantos viajes de ida y regreso de Madrid a Galicia, por fin había llegado el día de visitarlo. La historia de la villa está asociada a la reina Isabel la Católica pues allí fue donde dictó su testamento y falleció en 1504, lo que nos recuerda en El Prado el magnífico cuadro de Eduardo Rosales.

Motas y motillas proliferan en la superficie castellana, y los primeros asentamientos en la de Medina datan de la edad del hierro, de los que se conservan testimonios en las excavaciones visitables. En el siglo XI, al adelantarse la frontera a la línea del Duero, comenzó la repoblación y es cuando nació la villa medieval protegida por un recinto amurallado, a cal y canto, que fue creciendo hasta convertirse en una fortaleza independiente de la propia villa. En 1390 Juan I la donó la villa junto con el castillo a su hijo Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón. Tras la batalla de Olmedo en 1455, La Mota quedó bajo poder real, desempeñando funciones militares, de archivo y prisión. Enrique IV ordenó la construcción de la torre en 1460 y entregó la fortaleza al arzobispo de Toledo, cuya traición la devolvió al dominio aragonés. En 1468 por el acuerdo de Los Toros de Guisando se entregó la fortaleza y la villa a Isabel.

CASTILLO DE LA MOTA

El Castillo se remató con ladrillo rojizo de la zona que cubre el hormigón, mientras que la piedra únicamente se emplea en pequeños detalles. Tiene un trazado irregular y consta de dos recintos: el interno de uso residencial y el exterior con gruesos muros dedicado a la defensa del edificio de los efectos de la artillería. En el interior sobresale la torre del homenaje de 40 m de altura, y el patio de armas. La barrera exterior fue construida en tiempos de los Reyes Católicos y se protegía en primer lugar por un gran foso con puente levadizo. El estado actual del Castillo es el resultado de un largo proceso de restauración que comenzó en 1904, aunque la mayor parte de las obras interiores son de la reconstrucción realizada en 1940.

IGLESIA DE SAN PABLO Y PALACIO PIMENTEL

Valladolid merece recorrerse con detenimiento para apreciar los numerosos monumentos que atesora; entre ellos, el Palacio Real, el monasterio Iglesia de San Benito, la Plaza Mayor con su Ayuntamiento y el monumento a Pedro Ansúrez, el Palacio Pimentel (donde nació en 1527 Felipe II), la Iglesia de San Pablo (dode Carlos I fue reconocido como rey de Castilla), y por último el Museo Nacional de Escultura, establecido en 1933, que se encuentra instalado en el Colegio de San Gregorio, el Palacio de Villena, y la Casa del Sol, siendo el primero el principal (donde en 1518 reunió Carlos I su primeras Cortes Castellanas) que expone las obras maestras de escultura en madera policromada. La colección incluye obras desde la baja edad media hasta el siglo XX, y está especializada en el Siglo de Oro y en el arte de la escultura de temática religiosa en madera policromada. Adornan las salas las obras de artistas como Alonso Berruguete, Juan de Juni, o Gregorio Fernández, y se ha completado con obras de Pedro de Mena y Alonso Cano. El conjunto representa una visión muy cosmopolita, con artistas que proceden de Francia, Flandes, Italia o Alemania. En la colección abundan los retablos sepulcros y sillerías de coro, además de pasos procesionales.

COLEGIO DE SAN GREGORIO

Desde el punto de vista arquitectónico el colegio representa la transición de la arquitectura española tardo gótica hacia la modernidad. En su construcción está atestiguada la participación de grandes maestros del momento como Simón de Colonia o Gil de Siloé.

MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA

De nuevo, nos marchamos de Castilla y León con ganas de volver, así que ya estamos pensando en un próximo viaje a las provincias de Zamora y Palencia. No hay nada mejor que recorrer España para conocerla mejor.

domingo, 1 de mayo de 2022

EL PEREGRINO FRANCÉS

Las aguas del río Aragón bajan crecidas, y mis ánimos lo hacen menguados en esta primavera que luce en España, pero que no ríe, ni parece que lo vaya a hacer; no hay muchos motivos para que lo hiciera. Pocas cosas levantan el ánimo cuando ves la senda decadente que lleva un país dirigido por el peor gobierno que podríamos desear. La traición es la moda, sin escrúpulos ni remordimiento; nunca creímos que llegaríamos a vivir lo que estamos viendo. La lista de agravios a nuestra dignidad es interminable y aumenta cada día. Un país sin dignidad no vale nada en el concierto de las naciones, por lo que es urgente recuperarla.

CASTIELLO DE JACA

     En mi paseo matutino del Día del Trabajo, me senté a descansar en el atrio de la Iglesia de San Miguel Arcángel, en pleno camino de Santiago. La iglesia se levanta en la zona más elevada de Castiello de Jaca sobre la colina que domina el valle del río Aragón y el arroyo Badieto. El templo, románico del siglo XII es de una sola nave con un ábside de planta semicircular cubierto con bóveda de horno, y con un presbiterio de bóveda de cañón. El retablo del altar mayor es una obra barroca de finales del siglo XVII, que preside el Arcangel, adornado con columnas salomónicas en cuyos plintos están representados los padres de la Iglesia Latina. 

      Castiello va creciendo poco a poco, demostrando que es posible repoblar los pueblos del Pirineo aragonés. Hasta aquí hemos venido, año tras año, para disfrutar de las estaciones de esquí del valle y de la hospitalidad de mis cuñados. El campanario de la iglesia nos convoca a los actos de culto, a los que hemos acudido en las frecuentes reuniones familiares. También allí se bautizó mi sobrina, oficiando de madrina mi paciente y bella esposa. 

 En el atrio de la iglesia me encontré con un matrimonio francés que recorría el camino de Santiago. Tampoco sus ánimos iban crecidos, pues no le faltan problemas a la república vecina, pero confiaban que su recién reelegido presidente pudiera agrupar a los franceses en un renovado proyecto europeo que alejara a los radicalismos de ambos extremos, para lograr que Europa fuera un actor de primer orden en el escenario mundial. El peregrino francés era hijo de un español del ejército republicano, refugiado en Francia al final de nuestra guerra civil, y cuyas desgracias continuaron con la estancia en campos de concentración antes de la concesión del asilo; más tarde, su padre cumplió sus obligaciones con el país de acogida combatiendo con los maquis durante la 2ª Guerra Mundial. 

 El sol comenzaba a calentar cuando nos despedimos y la primavera seguía sin sonreír. En mi conversación con el simpático peregrino, envidié el tradicional orgullo francés que transpira quien sabe que su patria está por encima de las coyunturas, no como en la nuestra, que estamos expuestos al permanente desafío a nuestra identidad nacional, como si fuera un valor relativo; mas que eso, en permanente almoneda. Tenemos la desgracia de ver que nuestro país renuncia a la excelencia en la educación y en donde la incultura campa por sus respetos. Un país donde nos predican tolerancia para lo que piensan, y predican con fe y ardor del converso, los autodenominados progresistas, que esconden su rencor, relativismo y deseos de destruir el orden social y constitucional, bajo ese impreciso término, pero camuflando la intolerancia que muestran a todos lo que no piensen como ellos. 

 El peregrino francés siguió su camino, cuyo propósito era para mi desconocido; quizás cultural, o de reflexión en búsqueda de su identidad o fe religiosa. Me parece de urgente necesidad que España inicie su propio camino de Santiago lo antes posible. No debemos seguir así.


miércoles, 16 de marzo de 2022

LA CAMPAÑA DE MELILLA DE 1909

 Dedicado a la memoria de un abuelo inolvidable.

Las viejas fotografías familiares te ofrecen sorpresas, como el encontrar algunas de la campaña de Melilla de 1909, en la que participó el Teniente de Infantería Pedro Español Núñez. Revisando su Hoja de Servicios y el Historial del Batallón de Cazadores de Barbastro nº 4, creí posible preparar esta entrada del blog, que reflejara un episodio en la vida de un oficial del Ejército en aquella época, ilustrándola con unas fotografías, pues el contemplar a las personas que en ellas aparecen y que vivieron los acontecimientos que se relatan, añade matices a la narración, que en este caso es una recopilación de datos de archivos. No se pretende aquí analizar las causas del conflicto, con sus aciertos y errores, tampoco la política colonial española en Marruecos ni su impacto social, ni las operaciones militares, pero conviene recordar que la penetración española no pudo llevarse a cabo sin superar grandes dificultades, como demuestran estas líneas. 

En Melilla se tropezó con el carácter levantisco e independiente de las tribus del Rif, con las excitaciones del fanatismo religioso y los trabajos de los altos personajes marroquíes que veían amenazadas su autoridad y su posición por el avance europeo. Este conjunto de causas explica la razón por la qué las Kábilas fronterizas se mostraron hostiles a la explotación de las minas de Beni-bu-Ifrur y rechazaron la construcción de la línea férrea.

Los primeros trabajos se llevaron a cabo bajo la protección de los caídes rifeños y con la colaboración de braceros indígenas hasta octubre de 1908, cuando las tribus se sublevaron. Los talleres de las dos sociedades que explotaban las minas tuvieron que evacuarse precipitadamente, abandonando todos los trabajos y quedando todo el material a merced de los kabileños, que aprovecharon la ocasión para robar cuanto pudiese serles de alguna utilidad y destruir el resto.

La reanudación de los trabajos representó para España y particularmente para Melilla, un gran interés económico y político y por consiguiente las autoridades entablaron negociaciones con las tribus de Guelaya a fin de conseguir la reapertura de los talleres. Los caídes no se quisieron comprometer a garantizar la tranquilidad de los trabajos y alargaron cuanto pudieron las negociaciones dando respuestas evasivas, amparándose en la autoridad del Sultán.

El 7 de junio de 1909 los talleres se abrieron de nuevo, la sociedad española continuó sus trabajos de terraplenar a unos 6 km al sur de Melilla, y la Compañía Norte-Africana emprendió el asentamiento de la vía bajo la protección de las tropas españolas y, sobre todo, de la población indígena que el Gobernador de Melilla estaba organizando. El 9 de julio hacia las 8 de la mañana los obreros de la Compañía española fueron atacados por los rifeños situados en el barranco de Sidi-Musa, con el resultado de seis muertos y un herido. Este incidente fue suficiente para motivar la acción militar.

El Gobierno determinó la movilización de tres Brigadas de Cazadores: la 1ª de guarnición en Madrid, la 2ª de guarnición en Cataluña, y la 3ª en el campo de Gibraltar. La primera en marchar desde el puerto de Barcelona fue la de Cataluña, cuyos escasos efectivos se habían completado con reservistas, y cuya salida hacia Melilla motivó la explosión social conocida como “La Semana Trágica”. Las tres Brigadas Mixtas de Cazadores, después de reforzarse, se encuadrarían en una División de Cazadores al mando del general Antonio Tovar y Marcoleta.

El capitán de Infantería de Marina Cándido Díaz Montero, destinado en 1910 en el Estado Mayor de Melilla, describe[i] en detalle la organización de estas Brigadas Mixtas de Cazadores como sigue:  El General Comandante de la Brigada dispone de un Estado Mayor compuesto por un Comandante de E.M., un Ayudante de Campo y un veterinario. Los seis batallones están divididos tres a tres en dos medias brigadas puestos a las órdenes de un Coronel secundado por un Capitán Ayudante.

Cada batallón de cuatro compañías tiene 28 oficiales contando con los diferentes servicios (habilitado, almacén, representante, ayudante, etc.). Como medios de transporte, cada batallón dispone de 1 carro catalán y 34 acémilas, 8 por compañía (3 para municiones, 2 para bagajes, 2 para víveres y 1 para útiles). Municiones: Cada individuo lleva 150 cartuchos (105 en las cartucheras y 45 en el saco), las acémilas conducen 9.000 por compañía. Al mismo tiempo un aprovisionamiento de 30.000 cartuchos, 40 por individuo, se transporta a África al mismo tiempo que las tropas, quedando depositado como reserva en el parque de artillería de Melilla. En resumen, se dispone de 235 disparos por fusil sin contar las municiones del parque móvil del ejército de operaciones. El personal está armado con carabina Maüser y el machete reglamentario.

A las brigadas mixtas se les asignaron dos secciones de ametralladoras afectas cada una a un batallón de las dos medias brigadas a efectos administrativos, pero el grupo forma un organismo puesto a disposición del General de la Brigada. En cuanto a las piezas Hotchkiss, la sección en pie de guerra está mandada por un teniente montado y se compone de 30 hombres y 12 acémilas. La dotación de municiones se eleva a 12.000 cartuchos por pieza. En la formación de combate se fracciona en dos escalones, el de tiro que comprende 2 piezas y 4 acémilas que conducen 5.400 disparos y el segundo escalón que está formado por 5 mulos con los repuestos de municiones.

El escuadrón de Caballería afecto a cada Brigada se completó entre los cuatro del mismo regimiento. A su plantilla de 5 oficiales (1 capitán y 4 tenientes) se le añadió un veterinario, y los efectivos normales de 90 hombres y 80 caballos fue ampliado a 120 hombres y 120 caballos. Cada escuadrón llevó a campaña solamente un carro catalán. Los jinetes, armados de carabina Maüser y sable, conducen cada uno 50 cartuchos.

Para constituir el grupo de 3 baterías de montaña afecto a cada brigada fue necesario echar mano de todos los recursos en hombres y ganado que poseen en tiempo de paz los tres regimientos de esta especialidad. Es indudable que hubo que recurrir a medidas más completas, como la compra de mulos y la llamada a filas de todos los individuos con licencia, porque los grupos se constituyeron con efectivos de 591 hombres y 248 mulos, lo que representa para las tres Brigadas un total de 1.773 hombres y 744 acémilas y las plantillas de tiempo de paz representan para los tres regimientos de montaña y el grupo del Campo de Gibraltar solamente 1.467 hombres y 536 mulos. Si bien es cierto que desde 1908 fue adoptado el cañón de montaña sistema Schneider, el material no se había distribuido a los cuerpos al comenzar la campaña y las baterías tuvieron que llevar a Melilla el cañón Krupp de 75 mm que prestaba servicio desde la Guerra de Cuba (1898).  Los 512 disparos conducidos a lomo constituyen el aprovisionamiento de 1º escalón. El 2º escalón que no comprende más que 64 tiros por pieza tuvo que transportarse en un carro catalán, porque el carro de municiones para baterías de montaña no se adoptó en nuestro ejército hasta muy poco tiempo antes de comenzar la guerra.

Cada Brigada cuenta con un Grupo Mixto de Ingenieros, compuesto por 1 jefe, 8 oficiales, 220 hombres, 12 caballos y 63 mulos que se distribuyen en dos compañías de Zapadores y Telégrafos. La compañía de Zapadores tiene unos efectivos de 130 hombres repartidos en tres secciones, disponiendo cada una de un parque de zapadores-minadores que conduce a lomo el material y útiles de diferentes especies (32 mulos por sección). La compañía de Telégrafos está formada por la sección Óptica que consta de 12 aparatos, y la Eléctrica, que comprende teléfonos, transmisores, receptores y 30 km de cable.

Al organizarse en 1904, a cada una de las tres Brigadas se les asignó una Compañía de Montaña de Administración Militar que estaba formada en tiempo de paz por 1 oficial y 22 hombres. Este organismo, a fin de satisfacer a todas las necesidades fue elevado a 5 oficiales, 200 hombres y 155 acémilas y subdividido en dos grupos: una columna de víveres destinada a transportar dos días de víveres para la Brigada y una panadería de montaña con 4 hornos franceses Lespinasse y la provisión de harina necesaria para el consumo diario. La ambulancia de montaña agregada desde 1904 a cada Brigada de Cazadores se compone de 2 médicos, 24 individuos, 14 acémilas y 8 artolas, 12 sillas suecas, 12 camillas y 12 cajas de medicamentos e instrumentos de cirugía. El personal de tropa se aumentó a 54 hombres y a 20 el número de acémilas. Finalmente, a mediados de agosto, con el fin de facilitar las relaciones y transmisiones de órdenes y noticias, se organizó en cada Brigada una sección de 8 ciclistas bajo el mando de un oficial.

La 1ª Brigada Mixta de Madrid[ii], mandada por el general Guillermo Pintos Ledesma, se organizó en dos medias brigadas con un coronel cada una: los coroneles Federico Páez Jaramillo y Enrique Fernández Blanco. La orden de movilización la recibió el 13 de julio y comenzó su marcha a Málaga el día 21, llegando entre los días 23 y 26 del mismo mes. La Brigada estaba integrada por las siguientes unidades:

Batallón de Cazadores de Madrid nº 2; Batallón de Cazadores de Barbastro nº 4; Batallón de Cazadores de Figueras nº 6; Batallón de Cazadores de Arapiles nº 9; Batallón de Cazadores de las Navas nº 10; Batallón de Cazadores de Llerena nº 11; Un Grupo de Ametralladoras de dos Secciones; Un Escuadrón del Regimiento de Cazadores Lusitania nº 12; Un Grupo de Artillería de tres Baterías del 2º Regimiento de Artillería de Montaña con 12 cañones Krupp de 75 mm; Un Grupo de Ingenieros con una Compañía de Zapadores y otra de Telégrafos perteneciente al 2º Regimiento Mixto de Ingenieros; Una Compañía de Administración Militar y una de Ambulancias de Sanidad Militar.

Ahora seguimos lo recogido en el Historial del Batallón de Cazadores de Barbastro: Al Batallón se le había señalado en 1908 la fuerza de 300 hombres[iii]. En septiembre se mandó organizar en Madrid una sección de ametralladoras. Al ser destinado para la campaña del Rif se puso en pie de guerra con reservistas hasta completar una fuerza de 788 hombres. Salió de Madrid, al mando del teniente coronel Luis Jiménez Pajarero y Velasco, el 21 de julio por ferrocarril hacia Málaga en cuyo puerto embarcó el 22 en el guardacostas “Numancia”.

El día 23 el general Marina inició las operaciones, de manera que desembarcado el 23 en Melilla, el Batallón de Barbastro marcha inmediatamente en apoyo de las tropas de la guarnición que ocupaban las posiciones de Sidi Musa, los Lavaderos de Mineral y Posada del Cabo Moreno. Las compañías 1ª y 3ª, a las órdenes de su teniente coronel Luis Jiménez Pajarero protegieron un convoy a la segunda caseta del ferrocarril minero; las compañías 2ª y 4ª, con el comandante Francisco Alcalá Virto sostienen a una batería de campaña que cañoneaba las guaridas del enemigo, consiguiendo contener la furiosa embestida de los rifeños a costa de la muerte de cuatro soldados, quedando heridos un capitán y 6 de tropa.

En el combate del día 27, en las estribaciones del Gurugú, el batallón avanza impávido con desprecio heroico del mortífero fuego que le hacían los rifeños ocultos en el Barranco del Lobo, mandados por Abdelkader, y a la bayoneta toman una altura que batía la entrada del escarpado barranco al que habían descendido los Batallones de Cazadores de Figueras, Arapiles, las Navas, y Llerena con el general Pintos, jefe de la Brigada. Muerto tan intrépido general y forzados dichos batallones a retroceder ante el huracán de fuego que arrebató la vida a casi todos sus jefes y oficiales y diezmadas las filas, el batallón de Barbastro protege el repliegue de tan heroicas tropas al nudo del barranco opuesto al que ocupaba el enemigo. En este combate el batallón tuvo 8 oficiales y 39 cazadores muertos.

Posteriormente, en la conducción de un convoy hostilizado por el enemigo toma posiciones entre la Posada del Cabo Moreno y la primera caseta y sufre un muerto y varios heridos al relevar a otras fuerzas en la posición. Después del combate del día 27 en el Barranco del Lobo, el general Marina, jefe del Ejército de operaciones, decidió acumular fuerzas y abastecimientos antes de iniciar operaciones ofensivas de más entidad, aprovechando el tiempo para adiestrar a las fuerzas recién llegadas de la península, que venían con un adiestramiento muy limitado.

Teniente Pedro Español Núñez
Pasamos ahora a los acontecimientos que vivió el Teniente de Infantería don Pedro Español Núñez[iv], quien ya tenía experiencia africana, como se recoge en su Hoja de Servicios: Por real orden del 22 de enero de 1907 fue destinado al Regimiento de Infantería del Serrallo nº 69, de nueva creación, al que se incorporó en Ceuta el 10 de febrero siguiente donde quedó de servicio ordinario. El año siguiente continuó de guarnición en Ceuta hasta el fin de febrero que pasó, por real orden del 19 de ese mes, destinado al Regimiento de Infantería Zamora nº 8 al que se incorporó el 30 de abril en Ferrol, donde quedó de guarnición. Posteriormente, para completar las unidades que se enviaban a Melilla, el 9 de agosto fue destinado al Batallón de Cazadores de Barbastro nº 4. de guarnición en Madrid. El día 11 de agosto salió por ferrocarril de Ferrol llegando a Málaga el 13, embarcando el 14 en el vapor “Ciudad de Cádiz”, llegando el 15 a Melilla donde se incorporó al batallón el mismo día, quedando de servicio de campaña, participando en las operaciones de su unidad.
         Oficiales del Batallón de Cazadores de Barbastro. Melilla, septiembre de 1909. Fotografía de la colección familiar. 1. General Felipe Alfau Mendoza. 2. Coronel Federico Pérez Jaramillo. 3. Teniente Coronel Luis Jimenez-Pajarero. 
4. Comandante Francisco Alcalá Virto      5. Teniente Pedro Español Núñez

El día 20 de septiembre comenzaron las operaciones ofensivas de la 1ª Brigada, mandada por el General Felipe Alfau Mendoza, quien había relevado al General Guillermo Pintos Ledesma, muerto en el combate del Barranco del Lobo. Ese mismo día, el Teniente Español Núñez, formando parte de la columna mandada por el General de Brigada Alfau, asistió con su batallón a la toma de Taurit, en cuyo puesto quedó de servicio de campaña hasta el 10 de octubre, que marchó con el batallón al campamento de Tectana, donde continuó hasta el 29 que marchó a Zeluán quedando en ese puesto hasta el 29 de noviembre en que se trasladó a Nador. El 26 tomó parte en el avance de las fuerzas dispuestas por el general en jefe José Marina López que dio por resultado la ocupación de Atlanten y otras posiciones quedando en la de Ulad-Saud, terminando el año de servicio de campaña.

     Oficiales del Batallón de Cazadores de Barbastro. 1. Teniente Coronel Luis Jimenez Pajarero; 2. Comandante Francisco Alcalá Virto; 3. Teniente Pedro Español Núñez.                Melilla, octubre de 1909. Fotografía de la colección familiar.

Comenzado el año 1910 continuó de servicio de campaña en Ulad-Daud y Ben Tahar hasta el 3 de enero, que fue relevado el batallón, marchando a Melilla y llegando el mismo día al campamento del hipódromo, donde quedó de servicio de campaña hasta el 15 del mismo mes, en que en virtud de la orden telegráfica del ministro de la guerra y por disposición del Jefe del Ejército de Operaciones, embarcó a bordo del vapor “Cataluña”, y llegó a Málaga el día 15, saliendo por la tarde en tren militar con dirección a Madrid. Llegó a Getafe el 18 y por carretera a Leganés el mismo día, quedando acantonado en dicho punto hasta el 22, que por ferrocarril se trasladó con el batallón a Madrid, donde hizo su entrada triunfal en medio de aclamaciones públicas con su Brigada, formando parte de la División de Cazadores al mando del General Tovar, quedando de guarnición en esta plaza.

Vida en campaña. 1. Teniente Pedro Español Núñez. Melilla, 1909. Fotografía de la colección familiar.

Por real orden del 15 de enero de 1910 se le concedió al Teniente Español Núñez la Cruz de 1ª Clase del Mérito Militar con distintivo rojo, por su distinguido comportamiento y méritos contraídos en el combate sostenido en las lomas de Jatet y Taurit. Por real orden comunicada de 19 de mayo se le autoriza el uso de la medalla de plata conmemorativa de la campaña de Melilla con los pasadores de Tardix y Atlanten.

La Armada también contribuyó a estas operaciones en Marruecos, pues se contó con el apoyo de los buques de la Escuadra que operaban en la costa, entre ellos, el crucero “Carlos V”. El Teniente de Infantería de Marina, Cándido Díaz Montero, comandante de la guarnición del crucero, recoge en su hoja de servicios las actividades del crucero con sus entradas en Melilla y fondeos en la Restinga y las Chafarinas, destacando como más significativas: El 7 de septiembre salió para Restinga fondeando el mismo día y después en Melilla. El 8 salió para Restinga donde fondeó continuando luego viaje a Muley-Alí-Cherif (Kebdana) para aprovisionar de agua a las tropas del Ejército de Operaciones en aquel territorio, marchando a Chafarinas donde fondeó aquella noche.

Crucero "Carlos V".

El 10 volvió a salir para la Restinga donde fondeó, regresando a Melilla el mismo día. El 20 salió de Melilla con el “Pinzón” y “Concha” a cooperar a las operaciones del Ejército en la Península de Tres Forcas, y siendo hostilizados por los moros cerca de Punta Negri, se rompió el fuego de cañón en la ensenada de Zera; el mismo día se fondeó en Melilla. El 21 volvió a salir de Melilla, bombardeando la costa desde Cabo Negri a los Charranes, siendo también hostilizados por los moros; el mismo día volvió a Melilla. El día 1 de Octubre fondeó en Málaga y el 9 salió para Melilla, fondeando el mismo día. El 18 salió a bombardear la costa correspondiente a las Kábilas de Beni-Said y Beni-bu-Gafar, regresando el mismo día a Melilla. El 20 salió forzado por el temporal, arribando el 21 a Cartagena con pérdida de dos anclas y algunas averías. El 29 salió de Cartagena y fondeó el 30 en Melilla. 

Para finalizar recogemos los ecos de la entrada triunfal en Madrid de la Brigada de Cazadores, que un blog de internet[v] describe con detalle:  

La animación se palpaba ese día un tanto gris por falta de sol el 22 de enero de 1910 por las calles de Madrid con cierre total de los comercios. Todas las vías llenas de ansioso gentío se encontraban engalanadas de banderas, gallardetes, estandartes y guirnaldas. La Orden General del 21-01-1910 disponía que el General Tovar tomara el mando de las fuerzas que desfilarán vestidas en traje de campaña siguiendo el itinerario que empezará por la Calle de Alcalá, Puerta del Sol, lado del Ministerio de la Gobernación, Calles Mayor y Bailén hasta la plaza de San Marcial.

El General Tovar y su Jefe de Estado Mayor el día de la entrada en Madrid. Fotografía de la revista "Actualidades"

El desfile comenzó a eso de las 11 de la mañana con el General Tovar montando un brioso caballo poniéndose en marcha por el Paseo del Prado. Abría el paso una sección de la Guardia Civil que fueron destinadas a Melilla en numero de 40 miembros del 14ª Tercio. Inmediatamente detrás el General Alfau con sus ayudantes, los Cazadores de los batallones de Arapiles, Madrid, Barbastro, Figueras, Las Navas y Llerena. Una compañía de Ferrocarriles y la de Aeroestación montado en columnas de piezas. En columna el Regimiento de Lanceros de la Reina seguido de las ambulancias.

La revista “Actualidades”[vi] incluyendo algunas fotografías recogidas en esta entrada, también recoge que: EI sábado último, como se había dispuesto, se verificó la solemne entrada en Madrid de las fuerzas de la brigada de Cazadores perteneciente a la división que manda el bizarro general Tovar. No hemos de intentar aquí una descripción de aquel día de júbilo, de aquella nunca vista aglomeración de público en las calles, de aquella explosión de amor al Ejército que inflamó todos los corazones madrileños. Mejor que cuanto pudiéramos escribir, expresan lo que aquello fue las fotografías que reproducimos. Dejando a un lado censuras para las autoridades que no supieron prever, consignaremos que la entrada de las tropas de Melilla en esta corte revistió caracteres imponentes, conmovedores y que no la olvidarán fácilmente los que la presenciaron.

El abanderado del Batallón de Barbastro en la entrada en Madrid. Fotografía de la revista "Actualidades"

En el entusiástico recibimiento tributado a los triunfantes Cazadores de la brigada madrileña tomó parte principalísima el elemento femenino, distinguiéndose las artistas de los diferentes teatros de esta corte y Ias obreras de la fábrica de tabacos. Las artistas y sus compañeros los actores ocupaban una amplia tribuna levantada delante del teatro de Apolo. Provistas de muchos y grandísimos canastos de flores y de ramos atados con cintas de los colores nacionales, arrojaron unos y otras al paso de las tropas, siendo el primer obsequiado el general Tovar, que iba al frente de la formación. También echaron miles de ejemplares de una inspirada y patriótica composición poética. Las cigarreras ocupaban, en número que algunos calculan en 4.000, todo el terreno que se extiende por delante del Dos de Mayo, acotado para ellas por medio de una doble alambrada, y adornado con una colgadura de los colores nacionales. En nombre de todas sus compañeras sujetaban una hermosa bandera Manuela Embir y Elena Reig. Esta bandera es la que estrenaron para ir a despedir a los soldados que marcharon a Cuba, y tiene una leyenda que dice: «Las cigarreras de Madrid la dedican al Ejército español y a la Marina». La ovación que les tributaron fue estruendosa, entusiástica, interminable. Dando vítores, arrojando flores, agitando los pañuelos, estuvieron desde que apareció el general Tovar hasta que terminó el desfile. La actitud de las cigarreras fue elogiadísima.

No acabó aquí la pacificación del territorio marroquí, ni la experiencia africana del Teniente Pedro Español Núñez, pues unos años después volvió a Marruecos a combatir sirviendo en el Batallón Expedicionario del Regimiento de Infantería Extremadura nº15, y en el Grupo de Fuerzas Regulares de Ceuta nº 3.

 

REFERENCIAS:



[i]DÍAZ MONTERO, Cándido.  La campaña de Melilla de 1909. Archivo de la Comandancia General de Iª Mª.

[ii] De MESA, José Luís, y otros. Las campañas de Marruecos. 1909, 1927. Almenara Ediciones, 2001, Madrid.

[iii] Historial del Batallón de Cazadores de Barbastro nº3. Archivos del Servicio Histórico Militar.

[iv] Hoja de Servicios del Teniente de Infantería don Pedro Español Núñez. Archivos del Servicio Histórico Militar.

[vi] Revista Actualidades. Número 102. Jueves 27 de enero de 1910. Biblioteca Nacional.