Después de la aparición de la "Maleta Mejicana"
se publicaron numerosas fotografías inéditas
hechas por Robert Capa, cuyos negativos contenía la famosa maleta. Hace años,
ojeando en un VIPS un libro de fotos de este autor (incluyendo el engaño de "La muerte de un miliciano"), encontré una que me llamó la
atención, pues incluía un grupo soldados republicanos en el frente del Río
Segre en el año 1938, con la particularidad de que pertenecían a la Marina y me
pregunté a qué unidad podrían pertenecer. Una rápida investigación me llevó a
descubrir la existencia del llamado Regimiento Naval nº1, sucesor del Grupo de
Fuerzas de Infantería de Marina de la Base Naval de Cartagena. Recientemente
un viejo amigo me ha remitido una copia del libro Guerra y Exilio escrito por
Ginés Sánchez Balibrea, que ha vuelto a encender mi curiosidad por la
Infantería de Marina de la República, que
en la historia "oficial" parece no haber existido
No pretendo hacer una recensión del libro, ni
entrar en consideraciones sobre los juicios de valor del autor, o sobre las
razones de la trágica Guerra Civil, sino solo exponer someramente algunos
aspectos de historia militar que me sugirió su lectura, y comentar la visión que
el autor presenta de un trágico hecho que ha llamado especialmente mi atención.
Cadetes de la Academia de Infantería de Marina. 1929 |
El libro es una recopilación de los recuerdos de
la vida de una persona que vivió tiempos convulsos en los que condujo con valor
tropas al combate (a veces con éxito) y con las que compartió al final la amargura
de la derrota y el exilio. El autor presenta su visión de algunos hechos de la
época con cierto detalle y otros con olvidadiza memoria, en particular el
alzamiento en Cartagena. Su pretensión no parece que sea la de escribir unas
memorias formales, sino más bien el que no quede en el olvido tanto las actuaciones
que los Infantes de Marina de la República tuvieron en los frentes cómo la suya
propia, de la que se muestra particularmente orgulloso, además de incluir aspectos de su vida antes de la guerra y del exilio. La descripción de los
hechos históricos que vivió y algunas imprecisiones se pueden fácilmente
someter a crítica, pero en su descargo el autor se lamenta de que para escribir
sus recuerdos no contó con fuentes documentales, por lo que hay que leerlos a
la luz de quien, al ocaso de su vida, reflexiona en voz alta sobre los
acontecimientos que ha vivido, resaltando sus aciertos y minimizando sus
errores y fracasos.
Cadetes de la Academia de Infantería de Marina. 1929 |
Ginés Sánchez Balibrea fue admitido en Julio de
1924 en la Academia de Infantería de Toledo y en 1926 ingresó mediante
concurso en la Infantería de Marina pasando a la Academia General Central del
Cuerpo en San Fernando, de la que salió con el empleo de Alférez en 1928 para
ser a continuación destinado al 3º Regimiento de guarnición en Cartagena. En
Julio de 1936 se encontraba destinado cómo Capitán en el Grupo de Fuerzas de la
Base Naval de Cartagena, nombre que tomó el antiguo 3º Regimiento, hoy Tercio
de Levante. La razón del cambio de designación de la unidad se
deriva del hecho de que tras la proclamación de la República el 14 de Abril de
1931 y bajo inspiración de Azaña como Presidente del Consejo de Ministros, su
ministro de Marina, Santiago Casares Quiroga, llevó a cabo una radical reforma en la institución. El Decreto de reorganización
declaraba la extinción del Cuerpo de Infantería de Marina, lo que para el autor auguraba
un horizonte profesional poco prometedor, por lo que en este hecho se podría
encontrar la razón del comienzo de la Licenciatura de Derecho, que concluyó en
1935.
Para la hoy llamada "Memoria Histórica" convine recordar que en Julio de 1936 el Grupo de Fuerzas de la Base Naval se encontraba al mando de un Teniente Coronel y no contaba con
demasiados efectivos dada la situación de extinción del Cuerpo. Después de la proclama de Franco y una vez que
las fuerzas partidarias de la República dominaron la situación, más de la mitad
de los oficiales de la unidad, nueve en total, de cuya lealtad dudaban los republicanos, fueron detenidos y posteriormente asesinados. Seis de ellos fueron encarcelados en el buque
"España nº 3" al que se ordenó
salir a la mar el 15 de Agosto de 1936 para ser, según Sánchez
Balibrea "...vilmente ejecutados
por los pistoleros-verdugos de la Brigada Roja. Esta fue la acción más sucia de
las ocurridas en nuestra zona." La tristemente célebre Brigada (también llamada
Guardia Roja) estaba constituida por cabos de la dotación del Acorazado
"Jaime I". En total fueron asesinados sin juicio en el citado buque 146
oficiales, cuyos cadáveres fueron arrojados al mar, muchos de ellos, moribundos.
Sánchez Balibrea escribe en los amenes de su vida, con tiempo para haber reflexionado y, sorprendentemente, para un licenciado en Derecho, dice que fueron "vilmente ejecutados" cuando debería haber dicho "asesinados" pues no había ninguna sentencia judicial que los condenara. Por otra parte, aunque es crítico con estos
hechos no parece que recuerde qué medidas tomaron, si es que alguna tomaron,
para detener y juzgar a los responsables de los asesinatos de sus propios compañeros de unidad.
Quizás la lealtad a una República, cuya política él mismo critica, no muy firme en todos los oficiales de su unidad, u otras consideraciones, como el muy humano miedo, pudieron sobre la
lealtad debida a sus compañeros de armas. No parece ilógico pensar que los asesinatos
debieron pesar sobre sus conciencias, porque además no es creíble que no
tuvieran cumplido conocimiento del fin que se estaba preparando para los detenidos en el "España nº 3". Sin embargo, al autor este hecho solo le merece quince
líneas en su libro, incluyendo un pequeño comentario sobre lo que desde el
punto de vista legal debería haberse hecho con los sublevados, pero no con sus
asesinos y quienes dieron las órdenes, que siguieron sirviendo a su lado a la
República.
Retomando el hilo de la historia de la Infantería
de Marina de Cartagena, hay que añadir que una vez abortada la sublevación se designó para el mando del Grupo a un
Comandante, de la Escala de Reserva, con el empleo provisional de Teniente Coronel. Se podrá o no estar
de acuerdo con la línea política que defendieron él y sus oficiales, pero lo
que no se les puede negar es la capacidad y profesionalidad que demostraron para
la organización y adiestramiento de las fuerzas, que en Junio de 1937 sumaban ya
siete Batallones. Seguramente estas unidades se organizaron haciendo uso del clásico "entusiasmo" español, que Wellington no comprendía durante la Guerra de Independencia.
La actuación de estas unidades y su papel en la
represión de la sublevación en Cartagena llevó al Gobierno de la República a
promulgar el Decreto de 29 de Junio de
1937, por el que creaba en esa ciudad el Regimiento Naval nº1, reconociendo en
su preámbulo el error cometido al declarar a extinguir al Cuerpo de Infantería
de Marina, por lo que se propone impulsar de nuevo su crecimiento. Este
Regimiento generó tres Brigadas Mixtas: la 151ª, la 94ª y la 95ª, cada una
compuesta de cuatro Batallones, cuya historia detallada y el análisis de sus operaciones espera desde entonces una pluma generosa.
Infante de Marina de la 94 Brigada. Frente del Río Segre |
La 1ª Brigada de Infantería de
Marina (151ª Brigada Mixta) se formó al comienzo de la guerra y sus Batallones combatieron en el
frente de Málaga y en el de Madrid, siendo diezmada en la Batalla de Brunete y
posteriormente disuelta en la Campaña de Cataluña. La siguiente Brigada en marchar al frente fue la 2ª Brigada de Infantería de Marina (95ª Brigada Mixta). Esta Brigada
combatió en Teruel y Belchite en donde fue diezmada y sus supervivientes
asignados a la 3ª Brigada de Infantería de Marina (94ª Brigada Mixta) que bajo
el mando de Sánchez Balibrea tuvo una actuación brillante e le hizo acreedor a la Medalla del Deber de la República. El relato que hace de sus acciones
respira el orgullo de un militar profesional con una buena formación y un
acusado espíritu de Cuerpo. Su actuación más importante, ya al mando de la 34ª
División del Ejército Republicano, que encuadraba a su antigua 94ª Brigada,
tuvo lugar en las operaciones ofensivas de octubre de 1938 en el río Segre, en la que su
División cruzó el río para aliviar la presión que el ejército de Franco ejercía sobre las fuerzas republicanas en los frentes de Levante y del Ebro.
Después del éxito inicial y ocupación de
las posiciones enemigas al oeste del Segre, la ofensiva fue detenida y
en Enero se vieron obligados a replegarse al Este del río. Fue en la fase
ofensiva de esta operación, el 7 de noviembre, cuando Robert Capa hizo sus
famosas fotografías de la "Maleta Mejicana" en las que se puede ver a
la 94ª Brigada en combate. Después de la Batalla del Ebro y la campaña de
Cataluña los diezmados efectivos que quedaron cruzaron la frontera,
internándose en Francia.
Infantes de Marina de la 94 Brigada. Frente del Río Segre. 1938 |
Para finalizar, sorprende ver que ambos bandos
restablecieran la Infantería de Marina durante la Guerra Civil, aunque hubo algún
intento previo de la Marina y de un diputado para hacerlo antes de 1936. La
República la restableció en Junio de
1937, y en Septiembre de ese mismo año el Gobierno de Franco, ambos bandos animados por un reconocimiento a su
actuación durante el alzamiento en Cartagena, Ferrol y Cádiz respectivamente. En lo que se separan ambos bandos es en el concepto
de empleo de sus unidades durante la Guerra Civil.
Para empezar solo el bando nacional siguió embarcando tropas del Cuerpo en los las principales unidades de combate, acorazado, cruceros y minadores, a bordo de los que servían las armas antiaéreas. Para el envío de tropas al frente el concepto que se aplicó fue también diferente, pues la Marina de Franco se conformó (al contrario que en la Guerra de Independencia) con destacar alguna compañía independiente y oficiales sueltos para mandar unidades de otros cuerpos, y no escogió la opción de crear nuevas unidades del Cuerpo, de lo que se lamenta Rivas Fabal en su Historia de la Infantería de Marina. En total las unidades de Ferrol y San Fernando solo enviaron al frente sendos Batallones Expedicionarios, contra los doce que envió el Regimiento Naval Número 1 de Cartagena.
Para empezar solo el bando nacional siguió embarcando tropas del Cuerpo en los las principales unidades de combate, acorazado, cruceros y minadores, a bordo de los que servían las armas antiaéreas. Para el envío de tropas al frente el concepto que se aplicó fue también diferente, pues la Marina de Franco se conformó (al contrario que en la Guerra de Independencia) con destacar alguna compañía independiente y oficiales sueltos para mandar unidades de otros cuerpos, y no escogió la opción de crear nuevas unidades del Cuerpo, de lo que se lamenta Rivas Fabal en su Historia de la Infantería de Marina. En total las unidades de Ferrol y San Fernando solo enviaron al frente sendos Batallones Expedicionarios, contra los doce que envió el Regimiento Naval Número 1 de Cartagena.
En el período de la Guerra Civil parece como si la
Marina de Franco ya hubiese interiorizado
que la Infantería de Marina no existía y que, cómo mucho, solo era necesaria para el mantenimiento de la disciplina y mantener una simbólica participación en los frentes. Al concluir la guerra civil se asignó al Cuerpo la extraña misión de "dar con su irreprochable
presencia la tónica militar destacada en buques y dependencias...", como
así determina en 1940 el Decreto de su restablecimiento en un increíble alarde
de imaginación del legislador que te deja sin palabras, y cuyo preámbulo dice que "...esta institución no evolucionó al ritmo de las necesidades de la Armada, encontrándose en el momento actual con una gloriosa historia, pero sin misión definida y con conceptos orgánicos que no corresponden a la realidad presente".
Es lamentable que la Armada, en una demostración de "tardo-mirandismo", cargara sobre la Infantería de Marina su incapacidad de dotarla de una organización y misión adecuada, de lo que aquella era responsable ya que la tenía subordinada orgánica y operativamente. Hubo que esperar hasta 1968 para que la Armada, asimilando las lecciones de la Segunda Guerra Mundial (terminada la friolera de 23 años antes) le diera a su Infantería de Marina una misión digna y propia de una Armada con ambición.
Es lamentable que la Armada, en una demostración de "tardo-mirandismo", cargara sobre la Infantería de Marina su incapacidad de dotarla de una organización y misión adecuada, de lo que aquella era responsable ya que la tenía subordinada orgánica y operativamente. Hubo que esperar hasta 1968 para que la Armada, asimilando las lecciones de la Segunda Guerra Mundial (terminada la friolera de 23 años antes) le diera a su Infantería de Marina una misión digna y propia de una Armada con ambición.
Revisando la actuación de sus unidades en la
Guerra Civil alguien podría argumentar que la Infantería de Marina no está para
ser empleada en campañas terrestres, aunque su dilatada historia demuestre lo contrario, pues su
esencia cómo una fuerza terrestre orgánica de la Armada (sus soldados de
Marina, los "Marinos", que es al fin y al cabo lo que quiere decir
los "Marines") ha hecho que
sus tropas hayan acudido, y previsiblemente lo seguirán haciendo, donde
"truene el cañón" y lo necesiten los intereses de España: por tierra
y por mar.
Muy buen artículo, enhorabuena.
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