El Pirineo aragonés tiene
multitud de atractivos artísticos para quien hasta allí se desplaza. El Serrablo
es una comarca de Huesca en el Alto Gállego, que se extiende sobre el eje
norte-sur del valle del río. Con la guía de unos familiares residentes en la
zona, el pasado otoño organizamos una excursión para visitar la comarca y algunas iglesias de la zona: la Ermita de San Bartolomé de Gavin, la iglesia de Santa Eulalia de Oros Bajo, la de San Martín de Olivan, la de San Andrés de Satué, la de San Juan de Busa, la de San Pedro de Lárrede, y la de San Roque de Javierre del Obispo, cuyas fotografías tomadas ese día ilustran esta entrada, que termino un Domingo de Pascua, en el que es obligado oír "Cavallería Rusticana" y su coro "Inneggiamo al Signor"...y mejor aun, la ópera entera.
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San Bartolomé de Gavin |
Una lectura previa sobre la
historia del Serrablo nos apuntó que en
la Edad Media había sido una zona
poblada de mozárabes dependientes del Valiato
de Huesca. Con la conquista cristiana de estos territorios en el 920 por
el Conde Galindo Aznárez II, la comarca del Alto Gállego recibió hacia el 950
una segunda oleada repobladora, compuesta principalmente por mozárabes
procedentes de la Cora musulmana de Huesca.
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Santa Eulalia. Orós Bajo |
Debemos agradecer al tradicional aislamiento
de las comarcas pirenaicas y en especial a quienes se esforzaron en preservar
su patrimonio, que hoy en día podamos admirar en el Serrablo una buena
colección de iglesias, levantadas entre los siglos X y XI, mostrando el esquema
tradicional de poblamiento medieval al agrupar en pequeños núcleos rurales alrededor
de iglesias a los habitantes dispersos en esta zona del Pirineo,en las que seguramente se practicó en ellas el rito Mozárabe, hasta que el rey de Aragón, Sancho Ramírez, impuso la liturgia romana.
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San Roque, Javierre del Obispo |
Desde que en 1922 se diese a
conocer estas iglesias ha habido varias interpretaciones de su estilo
arquitectónico, diviendose entre los que las clasifican de mozárabe y los que lo
hacen como de un románico primitivo o
protorrománico aragonés, con influencias del románico lombardo. La gran mayoría
de estas iglesias son del tipo de nave única, con cubierta de techumbre de
madera a dos aguas, con un ábside semicircular con bóveda de horno. Por lo
general, el ábside presenta al exterior un friso superior de baquetones verticales
sobre un muro de arcos ciegos. Las torres-campanario son un elemento que las
caracteriza, y destacan por su semejanza con algunos minaretes musulmanes. Los
muros suelen ser de sillarejo
rectangular y debieron estar recubiertos por pinturas al fresco.
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San Pedro de Lárrede |
En nuestra visita a una de las
iglesias, acompañados por quien custodiaba sus llaves, nos relataba que para
apreciar la fábrica se empeñó una temporada en arrancar con martillo y cincel
los frescos que adornaban las paredes que "no valían nada" (sic). No
puedo juzgar esa apreciación ya que han desaparecido, pero en cualquier caso,
si eran las originales, probablemente hubieran merecido optar a exponerse en el
Museo Diocesano de Jaca, en donde se atesora una excelente colección de frescos
románicos de Iglesias de la Jacetania.
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San Juan de Busa |
La visita al Serrablo es muy
recomendable, no solo por el aspecto artístico, sino también por la belleza del
paisaje, que seguramente abrirá el apetito del visitante, que podrá salir de la
comarca notado, cumplido y socorrido con los variados manjares de la zona, como
unas migas y un buen ternasco, regados con vino Somontano.
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San Andrés de Satué |
Páginas sobre El Serrablo:
http://www.serrablo.org/
http://www.arteguias.com/serrablo.htm
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