El pasado mes de agosto no fácil decidir quedarnos en Madrid, y no
por falta de oportunidades de ir a algún otro lado, pero el haber estado itinerantes
desde el mes de mayo nos animó a quedarnos en La Corte y disfrutar de sus
encantos. Los lustros vividos mandan, y no hay nada mejor en agosto que
situarse lejos del mundanal ruido.
Mi
amigo don Jaime, me envió en los primeros días de ese mes un mensaje de whatsapp, preguntándome en donde me
encontraba. Mi contestación fue: en Madrid. Su respuesta llegó rápida en forma
de apotegma: "Madrid, en verano: Baden
Baden". Esta
sentencia me ha llevado a esbozar una entrada del blog para verificar la hipótesis del "apotegma de don Jaime", usando un particular método científico que exige escribir unas líneas
ligeras, veraniegas, de estilo conversacional.
No hace mucho, viajando con mi familia desde Estrasburgo, tuvimos ocasión de visitar la ciudad alemana de Baden Baden, situada en el valle del Oos, en las estribaciones de la Selva Negra. Es famosa por su balneario de aguas termales y por ser uno de los lugares preferidos de la alta burguesía alemana para pasar sus vacaciones. Es un lugar precioso, en donde se aprecia el lujo en todas sus esquinas; la paz y el orden se respira en cuanto paseas por sus parques y calles, o te socorres en algún restaurante o café, pero para un espíritu mediterráneo es demasiado germánico.
No hace mucho, viajando con mi familia desde Estrasburgo, tuvimos ocasión de visitar la ciudad alemana de Baden Baden, situada en el valle del Oos, en las estribaciones de la Selva Negra. Es famosa por su balneario de aguas termales y por ser uno de los lugares preferidos de la alta burguesía alemana para pasar sus vacaciones. Es un lugar precioso, en donde se aprecia el lujo en todas sus esquinas; la paz y el orden se respira en cuanto paseas por sus parques y calles, o te socorres en algún restaurante o café, pero para un espíritu mediterráneo es demasiado germánico.
EL TRINKHALLE, BADEN BADEN |
También, hace ya muchos años, visité el balneario gallego de Carballino, a donde me llevaron mis padres. Los recuerdos son imborrables, pues me han quedado fijados en una colección de fotografías que alguien hizo en aquellos días. He vuelto a pasar por allí, donde reina la paz y tranquilidad de siempre, solo alterada por la fiesta del pulpo. Dicen que se ha vuelto a poner de moda los veraneos en balnearios, aunque ahora se combinan con algunas actividades al aire libre, como el golf. El edificio del balneario fue construido a principios del siglo XX en la orilla del río Arenteiro, que atraviesa la ciudad, aunque sus aguas se conocían desde el XIX y son apreciadas para las enfermedades del aparato digestivo, reumáticas, respiratorias, y de la piel. Mientras mi padre tomaba las aguas, mis hermanos y yo disfrutábamos con los amigos en el Parque Municipal y jardines adyacentes. A efectos prácticos, Carballino es como Baden Baden, sin sauerkraut, pero con pulpo y mas enxebre"...
Para
disfrutar del mes de agosto fue necesario organizar bien nuestra vida: por la
mañana acudíamos a nuestro particular club de campo (CIEF) en dónde se reunía nuestra "red social": un reducido grupo bautizado como el "Club de la
Morera", que sentó sus reales a la sombra de un frondoso árbol de esta
especie: unter den maulbeere; ¡ya te digo!
El deporte también ocupó nuestro tiempo; yo, fundamentalmente, en la
pista de atletismo para desacelerar la
decadencia, y mi santa haciendo largos en la piscina. Para acompañarme en el
ejercicio siempre había algún amigo disponible con el que compartir el tiempo y
comentar los sucesos de la corte de las maravillas del pollo de La Moncloa,
quién muestra perfiles de fogueteiro,
negacionista y demiurgo. Nuestros comentarios no eran muy favorables a la
escala creciente de fuegos fatuos con los que quiere deslumbrar a los españoles.
Llegado al poder por la puerta trasera, tiene urgencias para presentarse a las
siguientes elecciones -que ya están tardando- en las mejores condiciones, a
pesar de haber prometido convocarlas inmediatamente, evidenciando mañas de pícaro del patio del
Tío Picardías. El problema es en qué condiciones nos va a dejar a los españoles,
y sobre todo la sensación de tomadura de pelo que se incrementa a medida que
pasan los días.
"El
Fogueteiro" anima el debate nacional con asuntos claves para nuestra
felicidad, como la exumación y traslado de los restos del General Franco; quien, al parecer, nunca quiso ser enterrado en el Valle de los Caídos. Lo mejor es dejar a los muertos que descansen en paz, pero si su voluntad era esa, que lo lleven a donde determine su familia, pero sin querer darle a la
guerra civil un nuevo ganador, setenta años después.
"El
Negacionista" es todo un prodigio en ignorar la existencia de un grave
conflicto en Cataluña, que quiere resolver con "diálogo sin
limitaciones" con unos interlocutores que solo quieren que se les conceda
lo que exigen, ignorando lo que el saber popular dice en la copla: "Si
quieres que yo te de, lo que no te puedo dar..." Mientras tanto, parece que vestido de saco, tendido prono en el suelo y
con los brazos en cruz, espera instrucciones de los separatistas.
Mas
trascendente es el proyecto de nuestro platónico "Demiurgo" de estrechar, más
todavía, el entorno finito de la vida de los españoles. Por un lado, la Ley del Aborto ya ha permitido recortar significativamente un límite, y pronto se acortará el
otro -si nada lo impide- con la futura Ley
de la Eutanasia. Al parecer hay un gran clamor popular en favor de esta ley; con solo
pasear por tu barrio se oyen los debates.
Será todo un éxito de una sociedad avanzada el poder dar piola a nuestros
mayores y poder reducir el gasto en pensiones o sanitario, o que nos den materile a los jubilados -si nos convertimos en un
obstáculo- y que los potenciales verdugos familiares puedan disfrutar de parte
del patrimonio de sus mayores en cuanto lo crean necesario, y nuestras menguantes
facultades lo facilitaran.
En
el ámbito de cosas más mundanas, la actividad deportiva y de descanso también la
acompañé con la lectura y la música. Mi
afición a la Historia Moderna me he llevado a las obras de Garret Mattingly, con su "La Diplomacia del Renacimiento";
Yun Castilla, con su "Marte contra Minerva"; y el clásico estudio de "El
Conde Duque de Olivares" de Gregorio Marañón. Por supuesto ningún libro
que recomienden los políticos. En la música, le he dedicado tiempo al gran Rachmaninov, cuyas óperas cortas y
conciertos de piano no dejan de sorprenderme cada vez que las oigo.
Nuestro
tiempo también lo hemos empleado en las visitas obligadas a mamma mia e mamma sua, con todo nuestro
respeto y cariño, pensando con Kierkegaard, que “la vida es el mayor bien
que un hombre le debe a otro y que ésta deuda, por muchos números que se hagan,
siempre será incalculable”. Nosotros
no hacemos cálculos, sencillamente las acompañamos para hacerles la vida más
agradable.
Con el grupo de amigos de la Morera también
hemos hecho alguna salida nocturna en un Madrid casi despoblado, que te permite
recorrerlo en un tiempo prudencial y acudir a lugares sin prácticamente tener
que hacer reservas. Total, que éste ha sido un mes de agosto de balneario, solo
comparable, aunque con más edad, al que disfruté de cativo en Carballiño.
En
fin; que utilizando el método científico hemos verificado el apotegma de don Jaime, pues Madrid reúne en agosto las
condiciones de un balneario, al menos yo lo veo así, aunque es menester sustituir
las aguas termales por unas cañas bien tiradas.
Bravo. Nada como un "apotegma" a tiempo para hacer un rebote inspirado.
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