INTRODUCCIÓN.
Subyace en los universos
mentales de los infantes de marina un comprensible y permanente "estado de alerta" ante acciones que pudieran poner en peligro la existencia digna del Cuerpo
en el que sirven. Un somero análisis a la historia de larga duración de la Iª de Mª, de casi cinco siglos de existencia, demuestra que esos peligros se repiten cada vez que ha habido que afrontar una nueva coyuntura o un acontecimiento inesperado, como cuando algún alto cargo del ministerio o de la Armada cree que tiene una receta mágica para mejorar la organización, o decide
hacer economías con su presupuesto.
Esta entrada es un
ejemplo de la razón de este permanente estado de "alerta". En ella se presenta un asunto que tiene escasa presencia en
la "historia oficial" de la Armada y de la Infantería de Marina. Relata
los problemas a los que se enfrentó el personal del Cuerpo, derivados del
Decreto de "exterminio" del año 1931, pues solo así se puede
calificar, aunque en las normas de la época se hablaba de "extinguir"
o "disolución".
El desarrollo se hará en tres partes. En la primera, por medio de una síntesis de las disposiciones
ministeriales relativas al personal que afectaron al Cuerpo en ese año crítico.
En la segunda, se expone las inquietudes que se manifestaron en el personal. Y en la tercera, se presenta un apunte de una propuesta parlamentaria para restablecer la
Infantería de Marina.
Para el análisis se usa como fuentes primarias los documentos y correspondencia particular del archivo del coronel de Iª de Mª don Cándido Díaz (del Río) Montero, además de los Boletines Oficiales de Marina y el Boletín Oficial de las Cortes, que aportan suficiente material de investigación para elaborar un apunte histórico que, en definitiva, es la esencia de esta entrada de Blog.
FERROL. OFICIALES DEL 2º REGIMIENTO |
La última reforma de
la Infantería de Marina, antes de la República, fue la del ministro don Salvador Carvia
y Caravaca, quien por real Decreto-Ley
de 11 de julio de 1930 dispuso que la Infantería de Marina sufriera una
transformación. Para ello el Cuerpo quedaba constituido por tres
Regimientos y una Compañía de Ordenanzas en el Ministerio. La
organización incluía también la Sección del Cuerpo en el Ministerio y una
Escuela.
Ésta será la organización que se encontró,
en abril de 1931, Santiago Casares Quiroga nuevo Ministro de Marina del
Gobierno Provisional de la II República Española, quien pretendía iniciar un
programa reformador, en línea con el establecido por Manuel Azaña en el Ministerio
de la Guerra, en especial con la reducción de efectivos, Cuerpos, Escalas, Unidades y Centros.
Al contrario que en el Ejército que
contaba con numeroso personal innecesario en los empleos de Generales y
Oficiales, el caso de la Armada era diferente. Es cierto que era necesario hacer
reformas orgánicas para mejorar la eficacia de la institución, pero el ministro
Casares empezó intentando hacer economías con el recurso de personal, llevándolas hasta la extinción de Cuerpos, cosa que Manuel Azaña, su inspirador, no hizo en el Ejército.
SAN FERNANDO. 1931. ENTREGA DE BANDERAS REPUBLICANAS |
El 2 de junio de ese mismo año el nuevo ministro ordenó la
constitución de comisiones en los
diferentes Cuerpos, incluyendo al de Infantería de Marina, para que estudiaran
la reorganización de sus Servicios y expusieran con toda amplitud las
reformas que estimaran oportuno introducir. Para la Iª de Mª la orden suponía un
nuevo estudio de reorganización, cuando no había transcurrido todavía ni un año
desde su última reforma. También se
ordenó formar una Junta compuesta de una representación de cada una de las
comisiones para unificar sus informes. El informe final de esta Junta incluía algunas
reformas, pero sin suprimir ni uno solo de los Cuerpos que integraban la
Armada.
En el informe titulado "Reformas en la Marina" (del archivo familiar), el Coronel Díaz Montero cita la constitución de estas comisiones, y añade que posteriormente, el Estado Mayor de la Armada emitió su informe sobre la organización de la Armada, en el que en relación con el Cuerpo de Iª de Mª no solo consideraba necesaria su
existencia, sino que ampliaba sus cometidos, que recoge en el Artículo 12 del
informe:
ARTÍCULO 12
|
La
Sección de Infantería de Marina tendrá a su cargo todo lo referente al
material y personal de este Cuerpo, cuya misión será desempeñar el servicio
militar en las Bases Navales, Arsenales, y demás establecimientos de la
Armada que se juzgue oportuno, así como la cooperación a los desembarcos,
cuando se crea conveniente. Podrá así mismo encomendársele misiones de
servicios a bordo de los buques, la constitución de columnas volantes de
comunicaciones que puedan ser necesarias sobre la costa y demás cometidos
apropiados a la misión de este Cuerpo a cuyo cargo quedarán los campos de
tiro de armas portátiles. Un reglamento orgánico detallará las disposiciones
necesarias para la formación y reclutamiento
de esta sección; la cual como servicio tendrá la mayor autonomía, dependiendo
del Estado Mayor de la Armada para todo lo referente a la utilización
militar.
|
Las fuentes bibliográficas recogen escuetamente estos hechos. La obra de referencia de José Enrique Rivas Fabal, "Historia de la Iª de Mª Española", ni siquiera los cita, aunque luego se extiende en la relación de normas de personal y plantillas, confirmando su carácter de "pañol de referencias históricas". Solo dos obras le dedican una mínima atención.
La primera, de Ricardo Cerezo Martínez: "Armada Española Siglo XX", en la que se apunta que se constituyó una comisión para "dar pronto término a la redacción de un proyecto de organización
de la Armada", pero no cita que también se habían constituido comisiones de cada uno de los demás Cuerpos, y que la que el autor cita, la del Cuerpo General,
tenía la responsabilidad de coordinar todas las propuestas particulares. Esta obra induce a una interpretación errónea cuando afirma que: "La información recopilada en este metódico estudio será la
esencia (y el detalle, en gran parte) de la reorganización del decreto de
10 de julio de 1931", pues ya sabemos que la propuesta de extinción del Cuerpo de
Iª de Mª no salió de esta comisión.
La segunda, de Fernando Bordejé y Morencós: "Vicisitudes de una Política Naval", tampoco es fiel a lo sucedido cuando afirma: "Con el fin de salvar lo inevitable, el 22 de junio de 1931, una
ponencia de dicho Cuerpo [Iº de Mª]
elevó al ministro un Proyecto de Reorganización de la Iª de Mª... ". El autor se olvida de incluir el dictamen del propio Estado Mayor de la Armada, que como sabemos era contrario a lo determinado en el decreto de extinción. Tampoco es fiel a los acontecimientos el presentar la propuesta de la Iª de Mª como una medida desesperada y aislada.
La tercera es la obra de Pascual Díez de Rivera y Casares: "Historia de la Organizaciones Navales de España y Francia (Orgánica Naval)", que solo trascribe el Artículo 51, pero no trata la supresión de la Iª de Mª, a pesar de citar los esfuerzos de la Escuela de Guerra Naval para mantener los principios de la organización naval, concentrádose solo en las funciones de la Subsecretaría. Al parecer tanto a Cerezo como a Bordejé, o a Díez de Rivera no les parece importante la extinción de un Cuerpo de la Armada.
Después de elevarse los informes de las comisiones y una vez consultadas todas las juntas y organismos técnicos oficiales de la Armada, hay unanimidad en reconocer la necesidad de la existencia del Cuerpo, pero estos informes no disuaden al ministro de su idea. Las razones que le llevaron a esta determinación en tan corto espacio de tiempo, a pesar de todos los informes en contra, parecen más fruto de un "frenesí reformador" y de una "pulsión dictatorial" que de una razonada reflexión y análisis. En consecuencia, el Artículo 51 del decreto de 10 de julio de 1931 del Presidente del Gobierno provisional de la República, Niceto Alcalá-Zamora, establece la extinción del Cuerpo, todo él: Oficiales, Suboficiales y Tropa.
DECRETO DE 10 DE JULI0 DE 1931
|
Artículo 51.
E1 Cuerpo de Infantería de Marina se declara a extinguir con la plantilla que se fije. Los servicios actualmente
encomendados a este Cuerpo se cubrirán con marinería seleccionada a su
ingreso en el servicio, al mando de Oficiales del Cuerpo General, que tendrán
en estos destinos la mayor estabilidad posible. Estos servicios continuarán
en su forma actual en tanto no se proceda a la sustitución, cuyos detalles
orgánicos se prevendrán mediante la reglamentación oportuna.
|
Para la aplicación práctica de la extinción, se usó el Decreto de 23
de junio de 1931, que concedía el pase a la situación de retirado, con el mismo sueldo que estaban
disfrutando en su empleo, a todos los Jefes, Oficiales y asimilados de todos los Cuerpos de la Armada que
lo solicitaran, siempre que contaran veinte años de servicios efectivos. Para rematar la extinción, el 24 de julio de 1931 otro
decreto estableció una reducidísima plantilla inicial para la Infantería de
Marina (cuadro 1). Esto suponía, en la práctica, la supresión de todo el
personal excedente; lo dicho: el exterminio del Cuerpo.
Parece como si el Gobierno se hubiera dado cuenta que había obrado con excesiva
precipitación, ya que los servicios que cubría la Iª de Mª tendrían que seguirse
dando, y las economías no serían tantas, al tener que cargar en el presupuesto
con, al menos 184 oficiales excedentes.
Esta situación la pone de manifiesto la exposición de motivos del Decreto de 22 de agosto de 1931, en el que se lee que "suprimido el Cuerpo... y declarado a extinguir su personal", estima que: "exigencias de justicia obligan a dictar normas que armonicen la consecución de esta finalidad con el respeto debido a derechos adquiridos legítimamente..." y "pretende evitar la paralización de las escalas de los diversos empleos y asegurar a sus titulares el percibo de las pensiones que les correspondería de no tener que permanecer una gran parte en situación de disponibilidad por la desproporción entre el personal que existe en activo y el número de destinos que deben desempeñar".
Esta situación la pone de manifiesto la exposición de motivos del Decreto de 22 de agosto de 1931, en el que se lee que "suprimido el Cuerpo... y declarado a extinguir su personal", estima que: "exigencias de justicia obligan a dictar normas que armonicen la consecución de esta finalidad con el respeto debido a derechos adquiridos legítimamente..." y "pretende evitar la paralización de las escalas de los diversos empleos y asegurar a sus titulares el percibo de las pensiones que les correspondería de no tener que permanecer una gran parte en situación de disponibilidad por la desproporción entre el personal que existe en activo y el número de destinos que deben desempeñar".
Para arreglar esta situación el decreto
fija
las denominadas "plantillas de extinción".
En consecuencia, para la extinción del personal del Cuerpo se fijó una nueva plantilla (cuadro 1), añadiendo
que: El personal que no desempeñe destino
quedará en la situación de disponible forzoso y percibirá el 80% del sueldo
asignado a su empleo.
PLANTILLA INICIAL
|
PLANTILLA EXTINCIÓN
|
PLANTILLA
REDUCIDA
|
PLANTILLA
|
|
ESC.ACTIVA
|
24-7-1931
|
22-8-1931
|
24-11-1931
|
JUL 1936
|
GRAL Bg
|
1
|
1
|
1
|
|
COR
|
4
|
1
|
4
|
|
TCOL
|
1
|
10
|
4
|
10
|
CTE
|
3
|
22
|
8
|
22
|
CAP
|
5
|
30
|
17
|
30
|
TTE
|
9
|
22
|
22
|
34
|
ALF
|
Indeterminado
|
Indeterminado
|
Indeterminado
|
CUADRO Nº 1.
EVOLUCIÓN DE LAS PLANTILLAS DE 1931 A 1936
A pesar de estas rectificaciones el
ministro sigue insistiendo en que se organizarán fuerzas de marinería para prestar el servicio
Militar de las Bases Navales, pero hasta que esto no se lleve a cabo, el 7 de septiembre de 1931, establece una organización transitoria para lo que
queda del Cuerpo, distribuyendo las fuerzas como se expresa en el cuadro nº 2 siguiente:
B.N. CADIZ
|
B.N. FERROL
|
B.N. CARTAGENA
|
|
TCOL
|
|||
CTE
|
1
|
1
|
1
|
CAP
|
4
|
2
|
2
|
TTE
|
8
|
6
|
6
|
ALF
|
8
|
4
|
4
|
AUX MAY 1º
|
1
|
1
|
1
|
AUX 1ª
|
6
|
4
|
4
|
AUX 2ª
|
12
|
8
|
8
|
CABOS
|
66
|
25
|
25
|
BANDA
|
7
|
7
|
7
|
SOLDADOS
|
450
|
250
|
250
|
M.
ARMERO
|
1
|
1
|
1
|
CUADRO Nº 2.
ORGANIZACIÓN TRANSITORIA DE SEPTIEMBRE
DE 1931
El frenesís reorganizador
fue remitiendo y la realidad se impuso, por lo que no durará mucho esta
organización. Tres meses después, por Orden Comunicada de 20 de noviembre de 1931, el nuevo Ministro, Giral Pereira, estableció otra "Organización de las Fuerzas y
Servicios del Cuerpo", en la que se aumentó ligeramente el número de oficiales y tropa en Ferrol y Cartagena. El incremento más sustancial fue en las Músicas
de cada unidad, que en la anterior organización habían desaparecido y ahora se
autorizaban unas razonables Unidades de Música. En la Base Naval Principal de Cádiz, se estableció un Batallón de
cuatro Compañías, y en las Bases Navales
Principales de Ferrol y Cartagena, sendos Grupos de tres Compañías. A estas
fuerzas hay que añadir un Sección de
Ordenanzas en el Ministerio y la Sección
del Cuerpo en el Ministerio, todo según la distribución del cuadro nº 3 siguiente:
B.N. CADIZ
|
B.N. FERROL
|
B.N. CARTAG.
|
SECCION ORDENANZAS
|
SECCIÓN
MINISTERIO
|
|
GRAL BRIG.
|
1
|
||||
COL
|
1
|
||||
TCOL
|
1
|
1
|
1
|
1
|
|
CTE
|
2
|
2
|
2
|
2
|
|
CAP
|
6
|
5
|
5
|
1
|
|
TTE
|
8
|
6
|
6
|
2
|
|
ALF
|
8
|
4
|
4
|
1
|
|
AUX MAY 1º
|
1
|
1
|
1
|
1
|
|
AUX PRIMERO 1ª
|
2
|
2
|
2
|
3
|
1
|
AUX PRIMERO
|
6
|
5
|
5
|
||
AUX 2ª
|
16
|
12
|
12
|
6
|
4
|
CABOS
|
66
|
36
|
36
|
12
|
|
BANDA
|
7
|
7
|
7
|
1
|
|
SOLDADOS
|
450
|
300
|
300
|
60
|
|
M.
ARMERO
|
1
|
1
|
1
|
1
|
|
MÚSICOS
|
31
|
26
|
26
|
CUADRO Nº 3.
DISTRIBUCIÓN DE FUERZAS. 20 NOVIEMBRE DE 1931
Durante los meses de
agosto a noviembre se produjo un intenso pase a la situación de retirado, que
afectó a un total de 165 oficiales de la Escala Activa y de la ERAR (Escala de
Reserva Retribuida), además de 146 Auxiliares de todos los empleos. En
consecuencia, ante la disminución de efectivos, la ley de 24 de noviembre de 1931 volvía a modificar la plantilla, y reducía
el número de oficiales, quedando como muestra el Cuadro nº 1.
CARTAGENA. COMPAÑÍA DEL 3º REGIMIENTO |
Para iniciar la
segunda parte de esta entrada, hay que volver un poco atrás en el tiempo, pues se
produjo un hecho que trastornó el marco normativo en el que se estaba
desarrollando la extinción del Cuerpo, pues el 10
de septiembre de 1931 el Presidente del Gobierno autorizó al Ministro de
Marina a que presentara a las Cortes un proyecto de ley. La iniciativa suponía que todos los
generales, jefes y oficiales de Iª de Mª, pasarían a la situación de retirados
desde el momento en que se promulgara esta nueva ley, aunque les concedía los anteriores beneficios de los decretos de petición de pase a la situación de retirado.
La propuesta de presentar este proyecto de ley produjo alarma
e inquietud, y supuso un duro golpe a las expectativas de encontrar una solución transitoria
que permitiera la extinción paulatina del
Cuerpo, y a la vez respetara los derechos adquiridos.
La reacción a este anuncio de proyecto de ley fue la
unión de todo el personal para tratar de salvar todo lo que se pudiera del
desastre que se avecinaba y atenuar, en lo posible, los perjuicios. Se buscaron apoyos
parlamentarios, se efectuaron estudios y
reuniones de trabajo, y se aportó dinero. Finalmente se consiguió alejar el espectro
del retiro forzoso, obteniéndose algunas ventajas que permitirían retirarse en
mejores condiciones que las que iba a ofrecer el proyecto de ley.
La lectura y
análisis de los documentos no oficiales utilizados, relacionados con esta
propuesta, pone de manifiesto las mentalidades que imperaron en aquella difícil
coyuntura. Como en todas las épocas de crisis, se dividen en dos: las de los
que agotados sus ánimos manifiestan "el dolorido sentir", y las de
los que creen en la justicia de su causa y están dispuestos a pelear por ella.
Las reacción ante el proyecto de ley y la unión que se había logrado se fragmentaron,
cuando un grupo de oficiales pretendió mejorar aun mas las condiciones de
retiro por medio de una mayor movilidad en el escalafón. Estos oficiales prepararon, para estudio y aprobación, un proyecto que
permitiera que alguno más de los previsibles pudiera alcanzar los empleos
altos del escalafón, fundamentalmente, General de Brigada. La justificación que aducían era una
mezcla de comprensible amargura y desánimo, con la intención de ofrecer un
futuro mejor a los más jóvenes, y a la vez intentar mejorar en lo posible las
pensiones. Los oficiales que promovían la propuesta eran: el Teniente Coronel don Andrés
Sánchez-Ocaña y Rowley, y los Comandantes don Jaime Togores Balzola y don Enrique
Ardois Caraballo.
La propuesta era sencilla, aunque
aparentemente fraudulenta. Creían los promotores que al no ser el movimiento del
escalafón lo suficientemente rápido no podría causar extrañeza y, en esencia, suponía que
después de servir seis meses en el empleo de General de Brigada, el titular pidiera
el retiro para permitir el ascenso de otro Coronel. Por este procedimiento
entre 1933 y 1941 servirían en este empleo catorce generales, en vez de los
tres que hubiera permitido el movimiento natural del escalafón.
A este plan le llamaban los promotores "abrir el
escalafón por arriba", y a la
propuesta la calificaban de "convenio
particular", pero sin renunciar
a "una reorganización que
satisfaga el ideal de todos los componentes de la corporación y que permita una
vida digna y útil a este desgraciado Cuerpo." La propuesta se extiende
con unas consideraciones sobre dejar el camino libre a los más jóvenes, a la
vez que obtener de beneficio mejores pensiones para todos los que ascendieran
cuando comenzaran los retiros
voluntarios, pues habría un efecto cascada en los asensos. También creían los
promotores que vivían "en una época
que es propicia, no a los idealismos, sino en la que triunfa un total espíritu
utilitario."
EL TCOL DÍAZ MONTERO CON OFICIALES DEL 1º BATALLÓN DEL 3º REGIMIENTO |
El 1 de marzo de 1933 el Comandante Enrique Ardois, remitió
la propuesta, a la que han denominado "Proyecto de Circular", al
Coronel Díaz Montero, como se había hecho a todos los jefes. El coronel
se encontraba entonces en situación de disponible forzoso, después de entregar en
Cartagena el mando del 3º Regimiento, del que ya había anteriormente mandado su
1º y 2º Batallón.
En su contestación al Comandante Ardois, el Coronel
expone su postura ante el "despiadado
proyecto de Ley del Ministro Casares conducente a la extinción absoluta,
completa y fulminante del Cuerpo". Mantiene que las ventajas obtenidas
para el retiro se deben solo al Sr. Pérez Madrigal (Diputado por Ciudad Real) y
al Comandante Togores. Cree que el inesperado movimiento del escalafón,
motivado por el elevado número de los que se acogieron a la ley general de
retiros, ha "abierto exagerados
apetitos, no por legítimos y humanos, menos infundados y
desproporcionados". No cree que para beneficio de unos, que nunca
hubieran alcanzado los empleos superiores, deban otros renunciar
voluntariamente y en perjuicio propio, a lo adquirido por su esfuerzo o su
suerte. Tampoco está de acuerdo con que el movimiento del escalafón pueda pasar
desapercibido, pues se llevaría a cabo sin tener en cuenta los intereses del
Estado y sin acuerdo con él.
El Coronel muestra su escepticismo con la propuesta y
encuentra incongruente el deseo de lograr la reorganización y resurgir de "este desdichado Cuerpo" y a
la vez desear una prematura salida de él. Manifiesta que él es una persona alejada
del "materialismo utilitarista",
que ha tenido bien poca influencia en sus determinaciones sobre su carrera, en
la que buscó los destinos más activos... "seguramente contraria a otros cuya ausencia de ideal no es cosa nueva, ya que
es bien notorio, por propia confesión no recatada, que tal actitud la vienen
arrastrando desde su ingreso en el Cuerpo". Finalmente añade que tiene
confianza en que los jóvenes de la institución seguirán con brillantez y
entusiasmo la gloriosa tradición del Cuerpo y no cree llegada la hora de
prescindir, por propia decisión, de colaborar en esa obra. Manifiesta fe en una
probable y próxima reorganización, añadiendo que "con el proyecto por Vd. elaborado, se niega toda esperanza,
sepultándola bajo la losa del mas negro pesimismo".
Finalmente, el 11
de mayo de ese año, en contra de la opinión expresada en la carta citada,
aceptó firmar el compromiso del ahora llamado "convenio particular". En
el documento de aceptación de la propuesta manifiesta "que los sacrificios morales que mi renuncia representa, los hago
gustoso, única y exclusivamente en beneficio de mis compañeros y del Cuerpo al
que pertenezco". Hay que tener en cuenta que el propio Coronel era un
obstáculo serio para los que habían concebido el "convenio", ya que
previsiblemente, por su edad, podría servir siete años en el empleo de General.
Añade "que si al terminar el
plazo de mi estancia en activo, con arreglo a este compromiso, se hubiese
aprobado o presentado en las Cortes algún proyecto de reorganización del Cuerpo
que lleve consigo su resurgimiento para llevar una vida digna de su historia y
un aumento en las plantillas que se traduzca en mayores beneficios para el
personal que los que estos retiros voluntarios proporcionan, mi obligación de
pedir el pase a la reserva se demorará hasta que el proyecto fracase o sea
aprobado". "Como garantía del compromiso que contraigo entrego una
instancia sin fecha, para que a su debido tiempo sea cursada". El
documento está firmado, en nombre de la corporación, por los tres promotores ya
citados.
El 13 de mayo de 1933 el General de Brigada don Luis Cañizares Moyano, acogiéndose a los
beneficios que ofrece la ley, abandonó el barco, y pasó voluntariamente y
anticipadamente a la situación de reserva. Su relevo en la Jefatura de la
Sección del Cuerpo en el Ministerio será el Coronel don Rafael Moratinos del Río,
que ascendió a general el 1 de julio.
PLIEGO DE FIRMAS DE OFICIALES DE SAN FERNANDO Y CARTAGENA
El 1 de junio de 1933, el Coronel
Diaz Montero pasó destinado de Jefe del
1º Negociado (Personal) de la Sección del Cuerpo en el Ministerio. Ya habían
pasado dos años desde la promulgación del decreto de extinción, y en ese tiempo
se habían hecho pequeños progresos para ir avanzando en la búsqueda de una
solución orgánica digna para el Cuerpo, incluyendo los contactos parlamentarios.
En este destino debió de verificar las dificultades de aplicación del
"convenio", pero sobre todo, percibió que el sentir mayoritario no
era favorable a esta propuesta, como lo ponen de manifiesto algunas documentos y
cartas que recibía que se han conservado en el archivo familiar, entre ellos
uno de San Fernando y otro de Cartagena, que firmaban en octubre de ese año un total de 25 Comandantes, Capitanes y Tenientes
en activo, lo que constituía un número significativo, teniendo en cuenta la exigua
plantilla en vigor.
En el encabezamiento de las páginas de firmas se puede leer: "Con el fin de que el Coronel D. Cándido Díaz
Montero pueda hacer constar en su día que no es general la conformidad del
personal de Jefes y Oficiales del Cuerpo en cuanto a retiros voluntarios se
refiere..."
Juan Conforto
Thomas.(4) (6)
Antonio Martín Giorla.(6)
Pedro Curiel Palazuelo (6)
Juan León Gutiérrez. (6)
Esteban Dodero Pérez. (1)
Gerardo Fraile Massa. (1)
Ramón Dorda Morgado. (1)
Carlos de Miguel Roncero.
(1)
Fernando Ruíz de Valdivia
Díaz.(1)
Vicente Vidal. (1)
Basilio Fuentes Serna. (5)
Juan Luque Canis.(5)
Luis Calleja Gonzalez.(5)
Pedro Curiel Palazuelo.(6)
Ginés Sánchez Balibrea. (5)
Marciano Gutiérrez Gutiérrez. (5)(4)
Vicente Alonso Fernández. (5)
Enrique Paz Pinacho. (5)(2)
Angel Inglada y García Serrano. (2)
Manuel Martínez Pellicer. (6)
Manuel Torralbo Marin. (6)(1)
Carlos García
Miguel López Vera. (6)
Emilio Escuain Sanchez. (6)
Francisco Mas Zandalinas. (6)
Carmelo Coello Hernandez.(6)
Fernando de la Cruz Lacaci.(6)
Vicente de Juan Gómez. (6)
|
(1) Asesinado en el España nº3, Arsenal de Cartagena o Paracuellos-
(2) Fusilado por los nacionales
(3) Fusilado por los republicanos(4) Muerto en combate
(5) Bando Republicano
(6) Bando Nacional
|
CUADRO Nº4.
RELACIÓN DE OFICIALES OPUESTOS AL "CONVENIO" Y SU SITUACIÓN EN 1936
Las opiniones de esta correspondencia muestran que la mayor parte de los
jóvenes oficiales no deseaban la temprana marcha a la situación de reserva del
Coronel Díaz Montero, pues lo consideraban muy apto para liderar el Cuerpo debido a su prestigio y su potencial futuro, y le transmitían el apoyo de otros Oficiales y Auxiliares. Las
cartas dan una idea de la calidad moral y espíritu militar que les animaba, como las del Comandante Esteban Dodero, el Capitán de Miguel Roncero, y el Teniente Alonso Fernandez, en las que declaraban no querer renunciar a seguir trabajando con ilusión por el futuro del Cuerpo, y
relataban las presiones que recibían para firmar el convenio, que ellos rechazaban.
Estos datos permitirán afirmar al Coronel Díaz Montero, en una carta al General Moratinos, que no existía una
opinión mayoritaria en el Cuerpo para aceptar el "convenio" y que la
propuesta no reflejaba el sentir de la Corporación. La razón de la carta es
doble; la primera para informarle que ha recibido de forma más o menos directa
la sugestión de que no se retirara, y haber sido informado por los remitentes
que no iban a firmar ningún acuerdo de retiros; y segundo, que a falta de multitud
de compromisos firmados que aceptaran el convenio, y al no existir unanimidad
en los deseos de la Corporación, consideraba anulada y sin valor alguno el
compromiso que había firmado para su pase a la reserva. Tres años después, el 22 de agosto de 1937, el General Moratinos pasó a la reserva al cumplir la edad reglamentaria.
LA INICIATIVA DEL DIPUTADO JOAQUIN PÉREZ MADRIGAL
En el ámbito de los apoyos para garantizar un futuro al Cuerpo, hay que citar que el 15 de junio de 1934, quince diputados presentaron a las Cortes un
"Proyecto de Ley de Restablecimiento del Cuerpo de Infantería de Marina", como recoge de forma muy escueta Rival Fabal en su obra "Historia de la Infantería de Marina Española. El proyecto incluía de manera muy pormenorizada la relación de sus cometidos y su
detallada organización.
EXTRACTO DE LA EXPOSICIÓN DE MOTIVOS DEL PROYECTO
|
"A las Cortes. En el art. 51 de la ley constitutiva de la Armada se
dispone la extinción del Cuerpo de Infantería de Marina, determinando las
normas generales para sustituirlo en los cometidos que le están encomendados.
Esta sustitución. que hasta ahora solo ha tenido realidad muy limitada, se
viene llevando a cabo en forma fragmentaria, sin responder a un plan de
conjunto armónico con las exigencias de los intereses de la Armada y que, sin
procurar economía apreciable al Tesoro, repercute en forma bien sensible en
la eficacia de los organismos y eficacia de los servicios que desempeñan.
La necesidad de unas tropas de Marina, cualquiera que sea el nombre con
que se les designe, es evidente, como impuesta por la realidad; y se halla,
además, avalada por las enseñanzas de la historia y lo que se practica en las
principales Marinas que pueden tomarse como modelo
.......
|
El ponente, don Joaquín Pérez Madrigal expuso en su intervención, que previamente había
tratado el asunto con el Ministro de Marina Rocha García, presente en
la sesión, y con el Subsecretario. Se acuerda tomar en consideración la propuesta
y trasladarla a la Comisión de Marina para su dictamen.
El 30 de diciembre de 1934 el Sr Pérez Madrigal escribió una carta al
Coronel Díaz Montero, que evidenciaba que la propuesta de ley se había
trabajado con su estrecha colaboración, y se congratulaba de que... "lo interesante de nuestra
conquista por ahora es el reconocimiento de la existencia, sin trabas y sin
sombras, del Cuerpo de Infantería de Marina, por lo que en los primeros días de
1935 será una realidad".
El ponente presentó el proyecto en la Comisión de Marina el 29 de enero de
1935, ahora desvestido de todo detalle sobre las misiones y organización, que debería
ser objeto de desarrollo por el Ministro de Marina. Ese día el proyecto encontró
el obstáculo del representante de la Comisión de Presupuestos, que lamentaba no
poder informar favorablemente, por suponer un aumento en los créditos
presupuestarios, incompatibles con las medidas adoptadas para introducir
economías; en consecuencia se pospuso el asunto para un nuevo dictamen. El análisis
y resultado final de esta propuesta de ley no es objeto de esta entrada, pero viene a evidenciar lo importante que es poder contar con apoyos parlamentarios, y el que los infantes de marina no estuvieron solos en su lucha.
FINAL
El 11 de abril de 1935, una septicemia ahorró al Coronel Díaz
Montero el ver el Cuerpo, al que tantos desvelos había dedicado en vida, dividido
en dos bandos combatientes en la Guerra Civil (ver cuadro nº 4). También le ahorró el saber que el
Coronel Sánchez-Ocaña, uno de los ponentes del "convenio particular" y compañero de promoción, había sido asesinado, junto con otros oficiales con quienes había servido recientemente en el 3º Regimiento.
El tesón y confianza en el futuro del Cuerpo demostrado por un numeroso grupo de infantes de marina, luchando por un objetivo común, ayudaron en aquellos años difíciles de 1931 a 1936 a comenzar a preparar
el terreno que en el futuro permitiría la digna regeneración del Cuerpo. Sus esfuerzos y sacrificios no fueron en vano, ni
tampoco el ejemplo que dejaron.
Interesantísimo... muchas gracias por compartir los datos de esa parte tan desconocida de uno de los periodos más complicados de nuestra historia.
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