miércoles, 7 de noviembre de 2018

UNA VISITA A LA COMPLUTENSE

Una agradable mañana de otoño me subí a un vagón de la línea Circular del magnífico Metro madrileño, con el propósito de acudir a un Seminario en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense. Fui rápidamente enlatado como sardina y comprimido por los viajeros, que eran principalmente una multitud de jóvenes madrugadores que se dirigían a iniciar su día universitario. Yo me dije: "todavía hay esperanza de que España tenga un futuro mejor, con todos estos jóvenes dispuestos a abrirse camino en la vida"...

Al veterano observador del Panorama no se le escapaba que había una cierta uniformidad en vestimentas y estilos de cabelleras; se ve que la rebeldía de la juventud, incluso en ambientes universitarios, se detiene ante los dictados de la moda, aunque también se veían algunos -muy pocos- que pregonaban su "identidad" diversa. Otros exhibían su inconformismo con su apariencia extravagante y supongo que, probablemente, con la desaprobación de sus padres, que ya con esas edades están obligados a aguantarse.
Desde la distancia de los años vividos, y el hecho que mis estudios hayan sido en la UNED, llamaba mi atención la extrema juventud de los estudiantes -quizás más chicas que chicos- olvidándome de cuando mis hijos lo eran, y eso también me dio esperanzas, al verme casi llevado en volandas por la masa de jóvenes que vomitaban los vagones del Metro al llegar a la estación de Ciudad Universitaria. Menos mal que se ha diseñado con amplitud, porque en una estación normal podría suceder una catástrofe.
Dirigí mis pasos hacia la Facultad de Geografía e Historia, en la que iba a asistir un par de días al Seminario Internacional de Historia Militar, pues tengo un interés creciente por los aspectos sociales de la profesión que desempeñé tantos años. El tema del seminario era: "Soldados y Ejércitos, siglos XVI y XVII". Había un abundante número de ponentes, algunos de ellos "primeros espadas" de este tema, que expusieron aspectos  parciales muy interesantes, derivados de sus recientes investigaciones. Pero no es el propósito de esta entrada mis reflexiones marciales derivadas del seminario, sino relatar algunas de las aparentes inquietudes de los jóvenes universitarios.


 Como decía, la juventud sigue viva e inquieta, agitada por las ideas que quiere imponer el decadente mundo posmoderno, y por otras que parecían ya caducas, pero que reviven a falta de creencias por las que merezca la pena luchar. En este último campo, un gran cartel en el "ágora" (hall) de la Facultad nos anunciaba que los comunistas siguen estando en la vanguardia de la lucha, esta vez, a falta de otros adversarios, contra el DAESH, en la que no escatiman esfuerzos, pues dos comunistas españoles han sido detenidos -quien sabe donde- por luchar en el Kurdistán. Me gustan los valientes que en vez de ver series en la televisión y tomar cañas en Moncloa toman las armas para luchar por sus ideas, aunque sean caducas, pero para ellos, en apariencia nobles: "No merece vivir quien por un noble ideal no está dispuesto a morir".
Ahora bien, aquí también tengo que expresar mi discrepancia, pues lo que evidentemente hacen es intentar "liberar" esta región del yugo turco, y supongo que iraquí e iraní. De esta manera se incrementaría el número de estados en las Naciones Unidas hasta hacerlas inmanejables -a río revuelto, ganancia de pescadores- como intentan hacer los de Podemos y los socialistas con su experimentación social  con nuestras autonomías, que merecería primero la prueba de un estudio prospectivo de la Rand Corporation, por supuesto financiado por el doctor Sánchez y sus mariachis, a quienes les encantan los experimentos de ingeniería social.
La "comunidad de los creyentes" -en la que me incluyo- que sostiene la validez de nuestras fronteras actuales, está esperando con baited breath la posible publicación de los resultados. Seguro que hasta el sensiblero señor Iglesias y su tropa -él, por fin, ya dignamente alojado en su dacha de Galapagar- que participarían como expertos en ese estudio, siempre que se lo paguen otros...¡ah!. De ese modo podría el señor Iglesias vallar su dacha con cinco líneas de alambre de espino, como hay que hacer para protegerse de los toros bravos, y los Vitorinos no son cosa de broma...¡A quien se lo ocurre mudarse allí!


Tampoco cejan los comunistas en su intento de "Acabar con la Monarquía",  premisa que podríamos discutir, pero no la segunda, "Construir una vida digna", con la que estoy en absoluto desacuerdo, pues no creo que la acción produzca el corolario de que con ello íbamos a "construir una vida digna". Sinceramente me cuesta ver la relación, aunque sospecho que el sentido que yo tengo de una vida digna no coincide con el que tienen los comunistas. Estaría más de acuerdo si fueran dos premisas independientes; seguro que algún filólogo de la Juventud Comunista podría buscar una redacción más apropiada. La iconografía también es mejorable, a pesar de la fuerza del símbolo de la corona ardiendo;  quizás se sienten continuadores de la supuestamente intransigente Inquisición española, que tanto vituperan como origen de todos nuestros males, o que a pesar de su ateísmo creen en los efectos purificadores del fuego eterno aplicados a la Monarquía.
El feminismo radical también tiene su presencia en al ágora de la Facultad, demostrando que las mujeres están en lucha, cosa que ya sabíamos, y que también algunas lo están contra el "patriarcado", concepto que requiere alguna aclaración, pues puede referirse a la autoridad de los padres o a la del varón; me temo que es a esto último, y de paso, a los primeros.


Me parece que el patriarcado es un concepto histórico y social al que denuestan las feministas radicales. La realidad es que venimos de dónde venimos, de los tiempos en los que el papel del hombre ha sido preponderante en la historia. Hasta muy recientemente, la historia social no se había ocupado de las mujeres y su importante papel en las sociedades, de manera que es de justicia reconocer el papel que han jugado en el desarrollo de nuestras sociedades, y darles hoy el protagonismo que se merecen,  pero queda aún mucho camino que recorrer.
Creo que lo esencial es igualar las oportunidades  de la mujer con las del hombre, pero respetando sus  diferencias, y por supuesto sin pretender degradar al hombre para potenciar a la mujer, como lo hacen las feministas radicales. Me gusta más el concepto de feminismo de la diferencia -que no quiere decir desigualdad- que se olvida de la pretensión de igualdad con el  modelo masculino, y destaca y valora las diferencias intrínsecas de las mujeres.
En otro orden de cosas, el cartel evidencia su radicalidad, con importación de la estética masculina (¿machista?), poco atractiva, que de generalizarse como canon tendería al fin del género humano, sin tener que esperar a la venganza de Cecilia -mujer frustrada y burlada- que quiere cavar una fosa, como nos dice la canción calabresa:
vorrei scavare un foso di cento palmi fondo,
per soterrar le donne, cosí finisce il mondo...
 Claro; en este ambiente no tenía nada de particular que me encontrara en sesión a la "Asamblea Lisístrata", respondiendo a la convocatoria del cartel; allí estaban sus miembros, unas quince chicas sentadas en el suelo del hall debatiendo asuntos de su interés; quizás el teatro de Aristófanes. Me llamó la atención que eran solo chicas, aunque ya nos prevenía la convocatoria: no mixta, aunque no se si las habrá también mixtas, pero de momento me temo que no, pues parecen una secuela de la huelga sexual que inspiró Lisístrata; en este caso me temo que el mundo se acabaría antes de lo que quería Cecilia.
La convocatoria también nos alerta de que la Asamblea está inspirada por la interseccionalidad y, en consecuencia, es anticapitalista y antirracista.  Me gustaría estar seguro de que cuando en el futuro sus miembros lleguen a alcanzar  el poder -lo que sin duda lograrán si perseveran en el esfuerzo- no estarán de la parte de los que detentan privilegios, como hoy los hombres, sino de la parte de los oprimidos, como hoy muchas mujeres, porque ya se sabe: una cosa es predicar y otra dar trigo.

Mientras paseaba reflexionando a la hora del almuerzo, me encontré con el cartel de la convocatoria del  Primer Congreso Internacional sobre Comunicación y Espacios LGTBIQ+..., organizado por la Politécnica de Madrid, y que tendrá lugar el año próximo. Parece que las teorías queer de Judith Butler y Eve Kosofsky Sedgwick están calando en el campus. La pluralida y diversidad en la identidad de género que se predica es tan amplia, que ya casi no quedan mayúsculas en el abecedario para expresarla. Yo he intentado informarme y, al parecer, los MARICORNERS buscan "propuestas desde todos los ámbitos del conocimiento académico, incluyendo aquellos que puedan integrar una perspectiva interdisciplinar y diversa". Al parecer los Maricorners "han adoptado este nombre porque se sitúan en las esquinas, en los márgenes de las disciplinas científicas asentadas... y trabajan por abordarlas desde su realidad plural..." (sic). Parece claro que la complejidad del asunto requiere más dedicación, como sin duda se hará en el máster en estudios LGTBQI+ anunciado por la Unidad de Igualdad de la Complutense... 
No se si Umberto Ecco exploró en el campo de la semiótica, el significado del unicornio que exibe el cartel. Yo sigo sin entenderlo, aunque he buscado su significado en internet; a lo mejor se exige a los asistentes del futuro congreso que sean todos unicornios ¿quien lo sabe?... menudo lío. No entiendo nada -o demasiado-. Lo que tampoco me quedó claro es el origen del prefijo "Mari"; en Italia sería el prefijo de alguna palabra relacionada con la Marina, pero no creo que esa sea la interpretación del caso que nos trae.
El mundo se está volviendo demasiado complejo para un viejo soldado  como yo, que no entiende como hemos llegado hasta aquí con esta tropa. El área de mi interés es más sencilla, y en algunos casos la prueba del combate suele verificar la bondad de tus hipótesis; claro, cuando está en juego la vida todo es más sencillo. Me fui de la Complutense contento con lo aprendido en el Seminario de Historia Militar; también con la demostración de que España tiene un futuro brillante, si sabe sacar partido de sus esforzados jóvenes universitarios; y finalmente, también me fui feliz al ver el grado de ebullición intelectual y de perspectivas de la realidad que se aprecia en sus espacios. 


1 comentario:

  1. Muy buen artículo por su interesante contenido y su optimismo respecto al futuro de la juventud actualmente en formación.

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