La proximidad del Centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, con sus más de veinte millones de bajas, anima a iniciar el repaso de sus principales acontecimientos y campañas, a lo que ayuda las nuevas publicaciones que en cantidad creciente van apareciendo a medida que se acerca el aniversario del atentado de Sarajevo. De las campañas de la guerra algunas están suficientemente documentadas con análisis, relatos e incluso novelas históricas, otras, en cambio, han pasado casi inadvertidas, como la de Mesopotamia, que no fue menos sangrienta y cruel que las del continente europeo.
La campaña de Mesopotamia de los aliados empezó en 1914 y tenía como objetivo el asegurar los campos petrolíferos de Shatt-al-Arab y Basora. Al principio tuvo bastante éxito, pero el avance de las fuerzas británicas hacia Bagdad evidenció importantes deficiencias en el mando, adiestramiento, equipo y apoyo logístico. Como consecuencia, el 29 de Abril de 1916 el Ejército Británico sufrió una de las peores derrotas de su historia militar con la rendición a los turcos de las fuerzas del General Charles Townshend que defendían Kut-al-Amara, lo que llevó a la cautividad a 13.000 hombres del Ejército Británico y del de la India. Estas fuerzas encuadradas en la 6ª División, incluían cuatro Brigadas de Infantería y dos Escuadrones de Caballería, además de las unidades de apoyo.
MG Charles Townshend
El libro de Patrick Crowley desvela que el Rey de España Alfonso XIII intentó mediar con las autoridades turcas para liberar al General Townshend de su internamiento, lo que motivó mi interés por conocer los detalles después de ver un programa de televisión dedicado a estas mediaciones reales durante la Gran Guerra. El Servicio de Heridos y Prisioneros de la Secretaría Particular del Rey fue el organismo encargado de estas gestiones, y sus documentos se encuentran hoy en el Archivo del Palacio Real de Madrid, en donde encontré una extraordinaria amabilidad y deseos de apoyo. La tarea de poner en orden estos documentos es ingente y solo ha comenzado. Unas cifras parciales pueden ilustrar la tarea: hay 49 cajas con 6951 expedientes de heridos y prisioneros ingleses, y 418 cajas con 111.870 expedientes de franceses y eso es solo una parte de la documentación custodiada.
En mi primera visita salieron a la luz algunos documentos sobre la petición de gestiones al Rey dirigidas al Conde de Romanones, a la sazón Presidente del Consejo de Ministros, por lo que serán necesarias algunas visitas más al archivo para conocer la historia completa.
MG Charles Townshend como prisionero de guerra
Los expedientes de heridos y prisioneros británicos permitieron familiarizarme con la tarea y comenzar con la lectura de las primeras cartas de madres, padres, esposas, hermanos, parientes, miembros del Parlamento, nobles…etc, que se dirigen al Rey para que les ayude a localizar a sus familiares desaparecidos.
La lectura de las cartas no te dejan indiferente y mueven a la compasión al ver manuscritas expresiones de angustia y dolor por la ausencia de noticias de seres queridos, desaparecidos en combate; frases como: I am helpless to look for my dear son myself and can only rely on other kindness to help me... I have made inquiries through the press, the war office, the Red Cross and everywhere I can think about, all to no use as yet...; otra carta termina: …for this suspense is dreadful to bear; en otra se pide al Rey: …asking you in the name of God for a heart broken mothers´ sake to have inquiries made for my son...
Para darse una idea de las dimensiones de la tragedia, conviene recordar que de las 3.190.000 bajas sufridas por el Imperio Británico durante la Primera Guerra Mundial, 191.652 corresponden a prisioneros y desaparecidos, así como que la correspondencia entre el Reino Unido y Alemania estaba prohibida. En Kut-al-Amara y en la posterior cautividad perecieron 5476 hombres de su guarnición.
Todos los años en el Remembrance Day se leen en el Reino Unido los populares versos escritos por Laurence Binyon en homenaje a los caídos en las diversas guerras; aquí quedan como homenaje al valor demostrado por británicos y turcos caídos en Kut-al-Amara.
They shall grow not old, as we that are left grow old,
Age shall not weary them, nor the years condemn.
At the going down of the sun and in the morning
We will remember them.
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