domingo, 3 de febrero de 2013

PASEO POR MADRID CON DANY EL ROJO

     Se aproxima el cuadragésimo quinto aniversario del Mayo del 68 y si aquella sesión no fue muy relevante en España, si las cosas siguen así, es probable que en el próximo Mayo tengamos nuestra propia sesión; hay muchos ingredientes para una explosión social. Confiemos que el Gobierno sea capaz de desactivarla y despejar todos los nubarrones. Mientras tanto, me entretengo con un paseo familiar en una fría y ventosa mañana del Febrero madrileño con la intención de recorrer el centro de la capital. Pretendía aparcar en la Plaza de Sevilla, pero la Policía Municipal  nos impidió el acceso para poder proteger la cola de una ruidosa manifestación, así que decidí aparcar en la Plaza del Carmen, pero al salir del aparcamiento volví a encontrármela de frente, esta vez a pié firme.  La ruidosa manifestación no estaba formada por manifestantes sindicales de cuota sino fundamentalmente por personas mayores, pensionistas en su mayor parte; en sus caras se reflejaba auténtica indignación. En la cabeza formaban unos cuantos jóvenes cacareando algunos pareados. Resultó que estas buenas gentes eran afectados por el asunto de "las Preferentes": personas sencillas que han perdido sus ahorros al seguir los consejos del "mejor sistema bancario del mundo"  (Zapatero dixit) sin leer la letra pequeña del producto que le vendían (ese es su pecado) y a los que la desesperación solo les deja la ruidosa manifestación callejera y el rechazo al arbitraje de los dos principales partidos, que anteponen la solvencia del sistema financiero  a la de los ciudadanos afectados.

     Seguimos hasta la Plaza de Jacinto Benavente que albergaba un pequeño mercadillo con puestos de viandas de distintas regiones españolas, con precios adaptados a la crisis que te tentaban para hacer circular algunos euros. En el puesto gallego percibí "airiños, airiños, aires, airiños da miña terra" al ver una torre de bollas de pan que me trajeron aromas de mi infancia y adolescencia, cuando mi madre cortaba rebanadas de pan de bolla  en los desayunos de nuestros veraneos en Doniños.
     En el camino hasta la plaza de Tirso de Molina por la Calle Concepción Jerónima llama la atención los abundantes locales comerciales cerrados, y algunos tapiados y con varias capas de carteles de anuncios, como evidencia de las  heridas de la crisis. En la calle abundan los comercios de mayoristas de ropa de moda que parece que sobreviven.
    
     La vista de la cúpula encañonada de la antigua Iglesia Jesuita, posteriormente Catedral y hoy Colegiata de San Isidro, nos animó a dirigimos hacia allá para cumplimentar al Santo Patrono de la Villa, San Isidro Labrador y a su santa esposa, Santa María de la Cabeza, y de paso visitar un histórico monumento madrileño, cuya arquitectura responde al diseño de iglesia jesuita aplicado por Vignola al Gesú de Roma: solo una nave, planta de cruz latina y capillas laterales.   Cuando entramos, el abundante humo de incienso velaba el reconstruido retablo del altar mayor (pues el original de Ventura Rodríguez fue incendiado durante la furia anti anticlerical del año 1936) mientras el órgano acompañando a un buen coro, atacaba una coral de Bach, evidenciando lo mucho que Johan Sebastian ha contribuido a la grandeza y esplendor del culto de la Iglesia Católica y de la Protestante.

     La misa solemne que estaba teniendo lugar la organizaban, como los cinco primeros sábados de mes, los Heraldos del Evangelio, una Asociación Privada Internacional de Derecho Pontificio, cuyos miembros revestidos con los hábitos blancos de la Asociación, adornados con la cruz de Santiago en el pecho, ocupaban los primeros bancos.
      La capilla dedicada a la Virgen del Carmen en la Colegiata, tiene el retablo rematado con el escudo de la Casa Real Británica, cosa que inicialmente sorprende, pues suponíamos que la Virgen bajo esta advocación protegía principalmente a los marinos  españoles y no a la "taifa luterana" como dijera Bradomin cuando viajaba por mar hacia el exilio a bordo de un barco inglés, aunque seguro que la Virgen también los protege a ellos. Buscando en la red el sentido de esta paradoja descubrí que la restauración, posterior al incendio de la Capilla en 1936, fue sufragada por los ingleses.
     La antigua Iglesia jesuita lo era del Colegio que le está unido, hoy Instituto San Isidro, pero con la solera de una de las más antiguas instituciones de enseñanza de Madrid, pues es heredera de los Colegios Imperiales, fundados por la Emperatriz María de Austria y en los que estudiaron nada menos que Lope de Vega y Quevedo, y más recientemente bajo otros nombres: Salmerón, Larra, Baroja, Canalejas, Dato, Benavente, Echegaray y los Machado. Es una satisfacción pasear por el magnífico claustro del Colegio, sabiendo que también lo hicieron tan insignes personajes.
     Unas tapas de cocido con vino de Rioja en la Taberna de la Daniela de la Calle Cuchilleros y una visita a un Mercado de San Miguel lleno hasta la bandera, nos proporcionó las fuerzas necesarias para pasear por una soleada Plaza Mayor y saludar a Felipe III, quién montado en su caballo parece saber mucho de corrupción y venalidad, sobre todo la de su valido el Duque de Lerma: nada nuevo bajo el sol.
     Menos mal que al regreso al aparcamiento no tuvimos que pagar el peaje de encontrarnos con una nueva manifestación, de las que en la corte tocamos a una media de más de una diaria, aunque la de hoy contaba con mi bendición "urbi et orbe".

     Estos días nos disgustan y agotan al ver los efectos de tantas cosas desagradables cómo la corrupción y los separatismos; no nos queda mucho ánimo y fuelle, en mi caso, me ha levantado el ánimo y ha dado fuerzas la decisiva y valerosa intervención francesa en Malí. Al menos el Gobierno Francés hace lo que anuncia y "pone el dinero donde pone la boca", no como el Español, que se llena la boca de predicar la importancia de la zona del Sahel para la seguridad de España pero cuando llega el momento de "poner el dinero..." solo se aporta un avión de transporte. En fin, ya lo apuntó en el Parlamento Europeo Daniel Cohn-Bendit (nuestro Dany el Rojo del Mayo del 68) el día que se debatía la intervención francesa, al reprochar a los socios de Francia en la Unión algo así cómo: "Los franceses ponen los soldados y vosotros las enfermeras". Muy bien por Francia. Confiemos que el próximo Mayo no tenga que venir Dany a Madrid; en caso que así sea, lo llevaré de paseo al centro.

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