miércoles, 20 de marzo de 2013

LA CASA DE ALBA Y LA TERCERA EDAD


     Aunque no soy muy aficionado a contribuir a sostener fundaciones privadas, finalmente me decidí a visitar la exposición "Los tesoros de la Casa de Alba" en el llamado "Centro Cibeles de Cultura y Ciudadanía", nombre kitsch del antiguo Palacio de Comunicaciones de Madrid,  hoy emplazamiento del Ayuntamiento y cuyo nombre solo se le podría haber ocurrido a nuestro anterior alcalde y hoy Ministro de Justicia, o a alguno de sus posmodernos colaboradores.
     El Palacio de Comunicaciones se inauguró el 14 de marzo de 1919 como central de correos, telégrafos y teléfonos, en donde en los viejos tiempos tuve ocasión de ir a poner telegramas, giros postales o certificar correspondencia, mientras  admiraba los techos de su espléndido "hall" y las nuevas emisiones de sellos de correos. El edificio es uno de los primeros ejemplos de arquitectura modernista española, diseñado por los arquitectos Antonio Palacios y Joaquín Otamendi. Completo este texto con una foto de la colección familiar en la que se puede apreciar su construcción.  
     Dice el catálogo de la exposición que "el origen de la casa de Alba se remonta a 1434 cuando Juan II de Castilla, confirma a Gutierre de Toledo, obispo de Palencia, la merced de la villa de Alba de Tormes. El apoyo a la Corona de Castilla y posteriormente de España, generaron nuevas mercedes y títulos, hasta llegar al siglo XXI donde se acumulan en una sola persona 45 títulos nobiliarios con 18 Grandezas de España y un importante patrimonio cultural mantenido y acrecentados con gran esfuerzo a lo largo de los siglos".
     Respondiendo a una petición de una de las escasas lectoras de este blog relataré sucintamente lo que más llamó mi atención en la exposición. A la llegada al Palacio, acompañando a mi paciente esposa y una amiga, fuimos recibidos con los habituales honores  de ordenanza municipales; o sea: la acostumbrada y ruidosa manifestación, esta vez de operarios del servicio de recogida de basuras, a los que el frio de la mañana no disuadía a abandonar su protesta ni a remitir en el vociferar inspiradas rimas dignas de un vate sindical.
     A la entrada nos encontramos con una sala saturada de gente, a pesar de haber reservado la hora. Así que entre toses, cabelleras plateadas y doradas, relucientes calvas y sillas de ruedas conseguí hacerme sitio para contemplar las obras, con la música de fondo de la orquesta de comentarios de los admirados  jubilados presentes  (entre los que me cuento). Parece que este grupo de edad con sus merecidas pensiones no solo es el soporte de las economías familiares, sino también del arte, a cuyo consumo se ha lanzado para disfrutar de grè ou de force de los amenes de una vida de trabajo.
     La primera obra maestra de la pintura mundial de iconografía religiosa que me encuentro y por cuya sola contemplación ya mereció la pena pagar el alto precio de la entrada, es "La Virgen de la Granada" obra de Fra Angélico realizada en témpera en pan de oro sobre tabla, con una depurada técnica de miniatura, excelente composición y colorido propio del Gótico Internacional, en un  magnífico estado de conservación. ¡Extraordinaria! No se la pierdan.
     La Anunciación de la Virgen, es la segunda obra maestra que te encuentras; es una clásica representación del poder y la piedad de un noble del Renacimiento, en este caso del Primer Duque de Alba, pintada por el llamado "Maestro de la Virgo Inter Virgines", nacido en Delft y que pintó al final del siglo XV y comienzos del XVI.
     La escultura llamó siempre mi atención desde mi primer viaje a Italia  parecchi anni fa..., así que me detengo a admirar las muestras de esta bella arte cada vez que tengo ocasión. La casa de Alba presenta en la exposición una magnífica selección de su colección, de la que destacaría las obras de Benlliure, del que para el 150º Aniversario de su nacimiento este año se prepara una exposición  en Madrid. Para los que luzcan o hayan lucido el "botón de ancla"  recordar que don Mariano es el autor de la de don Álvaro de Bazán, al que el voraz recaudador y manirroto Ayuntamiento de Madrid quiere trasladar de su ubicación actual en la Plaza de la Villa a otro lugar; debe ser que como les sobra dinero y visto el precedente del traslado de la de Franco, algún "emprendedor" amigo ha abierto un  negocio de mudanzas. Yo digo: ¿porqué no mueven, si tienen lo que hay que tener, la de Largo Caballero, al que dos años de Ministro de Trabajo le hacen merecedor de un puesto en la Castellana y no dejan en paz al Marqués de Santa Cruz?...¡Políticos! ¡Viva la pólvora del Rey!
 
     Entre las pinturas expuestas destacan "La Duquesa de Blanco", de Goya, y los retratos de varios duques de Tiziano, van Loo, Mengs, Goya y Madrazo. Además de estas obras de arte, se exponen regalos y recuerdos   de los sucesivos Duques que reflejan las costumbres sociales de cada época. Merecen destacarse los regalos de los Emperadores de Francia a sus hermanos los XVI Duques de Alba, que incluyen dos espléndidos Gobelinos con retratos de Napoleón III y Eugenia de Montijo.
    
     Cierra la exposición la sala de la época del XVII Duque, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, casado con Rosario de Silva en 1918. De este matrimonio nacerá Cayetana, la actual Duquesa de Alba. La prematura muerte de doña Rosario hizo que la educación de la joven niña pasara a manos de su padre, quién le transmitió la importancia de preservar el legado de la Casa de Alba.
     Es sabido que doña Cayetana es un personaje popular en España, por lo que  no podría menos que incitar a los jubilados visitantes a encontrarle parecidos en los retratos y bustos; ninguna objeción, pero mi asombro llegó con el éxtasis de una emocionada jubilada que ante la contemplación del bronce de Benlliure con el  busto del XVII Duque exclamó: "Es igualico a Alfonso" (el envidiado actual Duque consorte). ¡Qué pena que no estuviera Bernini a mano para inmortalizar el momento! Superaría al de Santa Teresa.
 

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