domingo, 31 de marzo de 2013

MERA DE ABAIXO


      Un buen amigo nos hace una generosa invitación para pasar unos días en su casa de Mera de Abaixo,  por lo que decido llevarme un buen mapa de "miña terra" para documentar mis inquietudes geográficas; así que dirijo mis pasos al Instituto Geográfico Nacional con la intención de comprar el mapa "Galicia", Escala 1/500.000, que también incluye parte de Asturias, León y Zamora, y que forma parte de la tradicional división del mapa físico de España escala 1/2.000.000.
       Me atienden amablemente en la "Casa del Mapa", pero mi sorpresa es mayúscula al descubrir que los mapas de esa escala ya no se producen, pues por debajo del Mapa de España de escala 1/1.400.000 ya se pasa a los de las Comunidades Autónomas, por supuesto cada uno en la escala que mejor se adapte a la extensión del territorio y también, por supuesto, sin incluir ningún detalle de la Comunidad Autónoma vecina, no se vayan a enfadar los castellanos leoneses o los asturianos porque el mapa de Galicia incluya a Cacabelos o a  Catoute: La Torre de Babel cartográfica.
- Pero oiga señora, le pregunto perplejo a la amable dependienta:
-¿Me está usted diciendo que  no hay un criterio único cartográfico? ¿Pero no son ustedes  un organismo estatal?   ¿Pero cómo hemos llegado a esto?
- Ya; tiene usted razón, pero así están las cosas, contesta la funcionaria.
Me marcho con el mapa de Galicia en la mano, pensando en lo que diría el señor Ibáñez Ibero ante semejante desafuero. Confiemos que el Servicio Geográfico del Ejército no aplique los mismos criterios.
 
 
Catedral de Lugo
      En el viaje a "Gallaecia" con mi santa, Lugo era una escala obligada para admirar sus murallas romanas (la Lucus Augusti, fundada en el 25 a.c. por Quinto Fabio Máximo) y la Catedral, que merece visitarse para contemplar la imagen de la patrona, la Virgen de los Ojos Grandes, y las obras de arte que adornan una catedral de tamaño mediano construida en variados estilos a o largo de los años. Recorrer el centro nos permitió también verificar que seguía siendo cierto aquello de que "para comer bien: Lugo"...y a buen precio, para seguir capeando la crisis.
       La situación central de Mera de Abaixo en la comarca nos permitió recorrer la costa gallega desde Ferrol hasta Viveiro y apreciar todas las variantes posibles de la combinación de lluvia y viento,   cuyas manifestaciones más benignas nos concedieron treguas para disfrutar del paisaje y, de paso, de la espléndida gastronomía de la zona.

Ría de Santa Marta de Ortigueira.
      A nuestra llegada a Ortiguera pareciera que el cielo se precipitaba sobre la tierra, dejando a la ría sumida en profunda oscuridad, pero nada disuade a un recio gallego cuando pertrechado con un buen paraguas y una boina peregrina por su tierra; ya se sabe: "visite Ferrol y su comarca con un paraguas de marca". Un paseo por la orilla del río Mera, que llevaba un caudal más propio de un río de montaña que de un arroyo gallego, nos abrió el apetito para poder disfrutar de los magníficos productos de la tierra, como los percebes y las centollas con los que nos obsequió nuestro anfitrión. Mientras al crepúsculo paseaba bajo la lluvia charlando con tan cortés invitante, el rumor de la corriente del Mera parecía traernos unos versos de Rosalía que cobraban sentido al aspirar el inconfundible aroma del campo gallego en días "orballisqueiros":
"Como chóve miudiño
Como miudiño chóve,
Como chóve miudiño
Pola banda de Laiño
Pola banda de Cestrove"…

      Con ánimo decidido visitamos el cabo de la Estaca de Bares, la punta más septentrional de España, de donde descendidos a la villa de Bares, rincón inmejorable para retirarse del mundanal ruido. Cruzando la sierra de Coriscada llegamos hasta Viveiro, magnífica y floreciente ciudad marinera, con monumentos bien preservados cómo el Monasterio de las Concepcionistas Franciscanas o la Iglesia de Santa María del Campo, y cuyos habitantes, como en casi toda España, miraban al cielo para adivinar las probabilidades de salida de las procesiones de su Semana Santa. 
Concepcionistas Franciscanas, Viveiro

      El Cabo Ortegal y la Sierra de la Capelada también nos mostraron su carácter de sierra litoral alternando las nieblas en la Garita de Herbeira con chubascos, y con algunos claros durante la obligada visita a cumplimentar a San Andrés en su Iglesia de Teixido, y no tener que hacerlo de "morto", pues ya se sabe que a San Andrés de Teixido "vai de morto o que non foi de vivo".
San Andrés de Teixido
      En el santuario, como dice de Santiago el gran Don Ramón ...¡las almas todavía guardan allí los ojos atentos para el milagro!...y yo añadiría al estudio de la semiótica, pues los parroquianos deben estar  aun interpretando el sentido de la caida del cruceiro en los temporales de Enero de 2009, ya que todavía no se ha vuelto a levantar. Aprovechando un claro y con la bendición del apóstol bajamos a Cedeira, la bonita  villa marinera ubicada en la ría homónima, en donde es proverbial la buena mesa en la que no pueden faltar los percebes.
      La visita a Ferrol, cuna de mi familia, era obligada y allí los elementos se aliaron para hacernos más corta la visita. Con morriña de los viejos tiempos me apoyé en la piedra de nuestra casa, como siempre hago que la visito; situada en pleno centro de la Calle Real, espera que alguien restaure su antiguo esplendor; me consuela el ver que al menos no ha sido víctima de la piqueta.  Pocas caras conocidas me confirman la larga ausencia de la tierra que me vio nacer y a la que siempre vuelvo con ganas. El viaje de regreso a Mera por la costa de Doniños, San Jorge, Cobas...hasta Cedeira confirma que todavía quedan en España parajes en los que se puede convivir con la naturaleza sin los horrores del urbanismo  salvaje.
 
Cariño
       Fueron unos días magníficos en los que he podido apreciar el buen trabajo hecho por los gobiernos regionales y locales -que no todo está mal en España- Es cierto que "xa choveu" desde los tiempos de la Galicia aislada, sin autovías ni autopistas, y con muros ornados con consignas  como: "autopista, desune povos"...Llegar hoy a Galicia por la remozada A6 y recorrer la nutrida y bien cuidada red de carreteras regionales que ponen todo el territorio al alcance de una excursión de jornada te anima a volver, y estudiar la geografía de tu tierra con un buen mapa (militar, por supuesto) en la mano.

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