La guerra anfibia en la Armada
Española, en la primera mitad del siglo xx, tiene como hecho más sobresaliente
el desembarco de Alhucemas el 8 de Septiembre de 1925, que supuso la más
importante operación anfibia realizada por la Armada, con la concurrencia de
unidades del Ejército de Tierra, de Infantería de Marina, y con la colaboración de las unidades
aéreas del Ejército y de la Aeronáutica Naval. A pesar del éxito de la
operación, con el paso de los años la organización, doctrina y procedimientos, lecciones aprendidas, y el desarrollo de embarcaciones y medios para su ejecución cayeron en el
olvido. Solo durante la Guerra Civil se volvieron a ver algunos intentos de
operaciones anfibias, con escaso éxito.
DESEMBARCO DE ALHUCEMAS |
El final del aislamiento y el comienzo de la modernización de la Armada, llegó de la mano del Convenio con los EEUU en Septiembre de 1953, y supuso la llegada de buques, embarcaciones y material para la Infantería de Marina, además de la doctrina y procedimientos para su empleo, y de ese modo poder desarrollar los procedimientos nacionales que iban a sentar las bases del renacimiento de la moderna capacidad anfibia española.
La tensión creciente que desde
finales de Marzo de 1956 se manifestaba en los territorios del África
Occidental Española, sirvió para tomar conciencia de la importancia de dotar a
la Armada con una capacidad anfibia. El comienzo de las hostilidades a partir
del 12 de Agosto de 1957 puso de manifiesto su urgencia.
Dos meses después, el 26 de Octubre de 1957 se materializa la decidida voluntad de la Armada de dotarse de una capacidad anfibia, al crearse por Decreto el Grupo Especial de Infantería de Marina en el Departamento Marítimo de Cádiz, con el que en unión de los buques y embarcaciones existentes y los que se empiezan a incorporar, se comienza a practicar la moderna doctrina anfibia. En ese mismo mes, como consecuencia del Convenio con los EEUU se descargan en Cádiz 13 embarcaciones de desembarco LCM, que se depositan en el Caño 18, asignándoles la numeración de LCM 1 a LCM 13. Finalmente, en Enero de 1958 son finamente transportadas al Arsenal de Las Palmas.
Dos meses después, el 26 de Octubre de 1957 se materializa la decidida voluntad de la Armada de dotarse de una capacidad anfibia, al crearse por Decreto el Grupo Especial de Infantería de Marina en el Departamento Marítimo de Cádiz, con el que en unión de los buques y embarcaciones existentes y los que se empiezan a incorporar, se comienza a practicar la moderna doctrina anfibia. En ese mismo mes, como consecuencia del Convenio con los EEUU se descargan en Cádiz 13 embarcaciones de desembarco LCM, que se depositan en el Caño 18, asignándoles la numeración de LCM 1 a LCM 13. Finalmente, en Enero de 1958 son finamente transportadas al Arsenal de Las Palmas.
EL "FOUDRE" , LA LST 1 Y UNA BDK CON OTROS BUQUES FRENTE A EL AAIUM |
El apoyo francés a la campaña de
Ifni-Sáhara se materializó ese mismo mes con el alta en la Armada de la LST
francesa “Odet” (ex USN LST 815) que se denominará LST 1, así como 6 LCM, que
llegan a bordo del LSD francés “Foudre” (ex USN LSD 12), y que se
trasferirán a la Armada española numerándolas LCM 14 a 19. En resumen: para las operaciones, aparte de otras unidades de la Armada, se contará con un total de 1 LSD, 1 LST, 19 LCM, y las Compañías de Infantería de Marina de las Cabezas de Playa de Ifni y Aaium.
LCM EN LA PLAYA DE EL AAIUM |
Es importante señalar que las
seis LCM desembarcadas del LSD francés “Foudre” constituyen, a partir del 20 de
Enero de 1958, una unidad dotada con personal de Infantería de Marina de la
Agrupación Independiente de la Base Naval de Canarias, al mando de un Mayor de
2ª (Alférez) con unos efectivos de 30 suboficiales y tropa. Estas lanchas
tienen su base en Arrecife de Lanzarote, desde donde prestan múltiples servicios en cabo
Jubi, playa del Aaiún y Villa Cisneros. La eficacia de estas dotaciones y su
admirable espíritu, quedan condensadas en las siguientes palabras dirigidas por
el Comandante General de la Base Naval con ocasión del cese de estas dotaciones
en las lanchas el 20 de Abril del mismo año:
“Con la disolución de la Escuadrilla de Lanchas LCM, números 14 a 19 inclusive, se terminan unas experiencias hechas por vez primera en nuestra Marina de dar participación en las faenas marineras de las Unidades de Asalto a las fuerzas de Infantería de Marina que han formado su tripulación. Esta labor que ha sido efectuada por personal del Grupo Independiente de la Base Naval de Canarias, enaltece el valor y solera de los hijos de este Archipiélago”
“Con la disolución de la Escuadrilla de Lanchas LCM, números 14 a 19 inclusive, se terminan unas experiencias hechas por vez primera en nuestra Marina de dar participación en las faenas marineras de las Unidades de Asalto a las fuerzas de Infantería de Marina que han formado su tripulación. Esta labor que ha sido efectuada por personal del Grupo Independiente de la Base Naval de Canarias, enaltece el valor y solera de los hijos de este Archipiélago”
Finalizadas las operaciones de
Ifni-Sahara, en Mayo de 1958, se dan de baja en la lista de buques de la Armada
la LST 1 y las seis LCM del “Foudre”, que posteriormente traslada a Cádiz el
resto de las LCM. En septiembre del mismo año se crea la Flotilla de Lanchas de
Desembarco con 13 LCM, dividida en dos Escuadrillas, afectas al Departamento Marítimo de Cádiz.
EL "ALMIRANTE LOBO" FONDEADO EN AGUAS DE BARBATE CON LANCHAS LCM ABARLOADAS |
BDK EN LA PLAYA DE BARBATE DURANTE EL EJERCICIO ALIF 59 |
LSM 1 |
Ya es parte de la historia contemporánea de la Armada la creación del "Mando
Anfibio", tras la llegada de los buques anfibios "Aragón",
"Castilla", "Galicia", y las tres LST "Velasco",
"Martín Álvarez" y "Conde de Venadito", así como la
transformación del "Grupo Especial" en el "Tercio de Armada", pero los antecedentes citados son importantes
para comprender el esfuerzo realizado desde los años 50 y 60 para poder contar
hoy con una moderna Fuerza Anfibia, que es necesario seguir impulsando y actualizando.
El tiempo transcurrido desde unos modestos inicios muestra que una capacidad anfibia oceánica como la que hoy dispone la Armada no se improvisa, y el poder contar con ella es algo de lo que legítimamente puede estar orgullosa, pues pocas naciones pueden disponer de una capacidad similar, que constituye una instrumento fundamental para la política de defensa de una nación marítima como España.