domingo, 17 de noviembre de 2024

AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS

Cuando en la villa y corte reina la noche, las inesperadas visitas de Gurtano Biurno suelen levantar mi abatido ánimo con el relato de sus hazañas en la turma. Este viejo amigo hispano también desafía mi pesimista perspectiva sobre la situación actual de España y del mundo ―que no da muchas alegrías a quienes ya hemos visto mejores tiempos… o que lo creíamos―. Su último consejo para no caer en la melancolía fue que escuchara los lejanos ecos de “aquellos maravillosos años” (1), recordando algunos episodios de la feliz infancia y adolescencia. La claridad del alba y el aroma del café me decidieron a pasar de las musas al teatro, así que con With a Little Help from my Friends de fondo comencé a hilvanar una entrada con los recuerdos que un “Kevin ferrolano” vivió en los años cincuenta y principios de los sesenta.

Los primeros ecos de la infancia que aparecen son los juegos en las plazas y parques en donde nos divertíamos lo más posible, con pocos medios pero con mucha imaginación, además de recibir algunas lecciones de historia por la misma plata. En la España de la posguerra civil la oferta no era abundante, como los recursos, que solían concentrarse para adquirir juguetes con ocasión de santos, cumpleaños y la festividad de los Reyes Magos.  

EL MARQUÉS DE AMBOAGE

Como con el trascurso de los años la memoria flaquea, comenzaré describiendo con cierta prevención los juegos más sencillos, como: el guá y las bolas, que practicábamos en la plaza de Amboage, cuando tenía la superficie de tierra y una cruz de los caídos, hoy lamentablemente exterminada. En ella don Ramón Pla y Monge observaba impertérrito desde su pedestal nuestros juegos, recordándonos su éxito en la vida y la importancia de la magnanimidad para que no te olviden en tu cuna. Para el primero se hacía un agujero en el suelo (el guá) y se jugaba con bolas de cristal y algunas de barro. En él se empleaban voces esotéricas como: primera, truque, matruque, pies, pasobola y guá, cuyo significado se lo ha llevado la resaca del tiempo. Para el segundo, se pintaba en el suelo el perfil de una barra de pan y una raya a un par de metros de distancia, desde la que se lanzaba la bola de cristal para cazar a las de barro colocadas dentro y que luego te llevabas de premio. También podías llevarte, cuando estaban maduros, algunos dátiles de las grandes palmeras que todavía orlan la acera de la calle Real.

El trompo o peón solía ser de madera de pino, pero los llamados de júcaro con horrón de tope provocaban el terror cuando alguien los ponía en juego, pues podían romper el tuyo. Se lanzaban con un cordel que llevaba en un extremo una moneda de dos reales. Los peones podían bailar normal sobre su eje o a la virulusa, o sea: invertido. Bolas y peones se compraban en pequeñas tiendas, siendo las más populares: Monso, El Peido Bocho y El Niño Judio; cada una con su producto estrella, que he olvidado cual era. 

Galopa, era otro juego muy divertido, en el que un equipo, agarrados por los hombros, formaba un corro, para que el otro equipo saltara encima. También se me han borrado las reglas del juego. El llamado arriba facu, tenía sus voces y señales: picos, porros, o tainas, y te podía dejar descangallado cuando te caía encima el gordo del equipo contrario. La billarda era también muy popular y se jugaba con dos palos, que nosotros mismos preparábamos: uno largo para golpear y otro corto afilado en ambos lados, el pide, al que en un primer golpe había que levantarlo en el aire, para que con un segundo lanzarlo lo más lejos posible. A continuación, había que estimar la distancia medida en longitudes del palo largo. 

El juego del pañuelo tampoco requería grandes inversiones, pues con un simple pañuelo de bolsillo, alguien que lo sostuviera desplegado vertical y dos equipos, podías pasar un buen rato. De cada uno de los equipos, situados a unos diez metros del pañuelo, salían los corredores convocados por su número a la voz de quien lo sostenía, dispuestos a llevárselo para su equipo y vigilando las tretas del contrario para que no se lo llevara. Piernas y maña eran las claves. Después, hay quien dice que los deportes los inventaron los de la taifa luterana: ¡que se den una vuelta por Ferrol...!

El futbol era uno de los juegos que más atraía a los cativos; se jugaba con balones de badana cuyas costuras eran frecuentes víctimas de desgarros por los que salían, en una especie de hernia balompédica, sus tripas neumáticas en cuanto recibían algunas patadas de más, lo que les daba un bote errático muy divertido, pero el juego continuaba. Cuando las borrascas azotaban la ciudad, salvaban la jornada los “Juegos Reunidos” Geiper, el parchís, la oca…y tiro porque me toca. También eran juegos caseros los soldados de papel, editados por La Tijera y que vendía la papelería El Correo Gallego de la calle Real, que luego recortábamos y pegábamos en casa. Los aires marciales soplaban en todas partes.

JORGE JUAN Y SANTACILIA

A estos lugares de juego llegaba el barquillero: un personaje muy popular, quien cargando a la espalda su tambor rematado con una ruleta nos permitía un pequeño juego de azar, pues una vez pagado lo que querías, hacías girar un cursor que determinaría el número de barquillos que recibirías por la misma cantidad de dinero. Otro vendedor ambulante que frecuentaba los parques traía pirulís, que eran dulces hechos de caramelo de azúcar envueltos en un pequeño cono de papel de estraza con un palillo para aguantarlo. El vendedor los anunciaba diciendo: «pirulís de La Habana, que se comen sin gana…» Sentados en los bancos del paseo de Herrera, tomando pirulís o barquillos, don Jorge Juan y Santacilia desde su pedestal, pensaba en el diseño de su siguiente navío, sosteniendo bajo su brazo izquierdo un libro y en su mano el sable, señalando al Arsenal con el derecho extendido, como una opción digna para quienes quisieran servir en la Armada

Los jueves era obligado quedarse en Herrera para oír el concierto de la Música del Tercio Norte. Allí siempre nos preguntábamos que sería aquello tan misterioso que se contaban a baja voz, con su arma presentada, los centinelas de Infantería de Marina cuando los relevaba el cabo de guardia. Podría ser algo relacionado con el secreto de confesión que San Juan Nepomuceno ―patrono de éste Cuerpo de la Armada, y mártir del secreto confesional― no le quiso contar al rey de Bohemia sobre los pecados de su esposa, y del que, posiblemente, el Cuerpo era custodio. También veíamos con asombro como llegaba a Capitanía un soldado con su arma colgada y como al poco rato regresaba al Tercio andando por la calle Magdalena, pero esta vez llevando armado en su fusil el machete-bayoneta, listo para defenderse en aquel “peligroso” itinerario por las calles del barrio ―solo comparables a la ruta Ho Chi Minh― de quien osara intentar robarle el sobre que contenía el santo, seña y contraseña del día: Fidias, Fitero, Foque.

Las niñas tenían sus juegos específicos, de los que era muy popular las tabas, que ellas mismas fabricaban con astrágalos de cordero que después de cocer y limpiar, pintaban con barniz de uñas para luego guardarlas en una bolsa de tela. El diábolo también era muy popular; se bailaba primero con dos palos unidos por un cordel, para luego lanzarlo alto al aire y recogerlo al caer. Saltar a la comba era otro de sus juegos preferidos, mientras cantaban antiguas canciones del romancero castellano como: «A un Capitán sevillano siete hijos le dio Dios…»; otra canción popular entre las niñas era procedente de la época de la Reina Gobernadora: «María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo le sigo la corriente…». También de épocas pasadas, procedente de Francia, cantaban «Mambrú se fue a la guerra», siendo Mambrú una deformación fonética de Marlborough, el famoso general inglés de la Guerra de Sucesión Española, quien por cierto nunca combatió en España; y la canción francesa «Ana María la fea llora y patea, porque se va su novio para la guerra...» de la época de la I Guerra Mundial.

Los jardines de la Mella eran suficientemente grandes para los juegos que juntaban más niños, como grande era también el obelisco que dominaba el lugar e inmortalizaba al heroico brigadier Churruca, muerto a bordo del navío “San Juan Nepomuceno” en el combate de Trafalgar, que llevaría la desdicha a numerosas familias ferrolanas: Immortaliti Churrucae incliti ferralii decoris. Todavía en el mes de octubre dobla el eco de sus lamentos. Biurno estaría de acuerdo con Horacio cuando afirma que Dulce et decorum est pro patria morit, lo que recuerda a quienes siguieron la llamada de Marte que el combate es la esencia de la carrera de las armas, y que a veces hay que pagar impertérrito un precio.  

OBELISCO DE CHURUCA

Algunos juegos los compartían niños y niñas, aunque no muchos, y el más popular era el que se jugaba acompañado de la canción: Amo, Ato, matarilerilerile, Amo, Ato, matarilerileró. Se iniciaba formando dos grupos de niños y niñas, que cogidos de la mano se enfrentaban uno a otro, y mientras uno de ellos avanzaba el otro retrocedía, ambos al paso cadencioso de la canción, «¿Qué quiere usted, matarilerilelile?», preguntaban las niñas, «queremos caramelos, materilelireró» contestaban los niños, para a continuación invertir el proceso y cantar nuevas estrofas, como «que nos deis un beso....»  J.M.G. Le Clézio, premio Nobel de Literatura en 1980, en su novela Coeur brûle et autres romances, recoge este juego y su canción, que los protagonistas entonan cuando vivían en Méjico, a donde debió llegar desde España, o a la inversa.

La noche del 30 de agosto se cerraban las vacaciones de verano con una función característica en la Plaza de Amboage: los fuegos de San Ramón. Hasta allí llegaba de Jubia el maestro foguetéiro Millarengo, para preparar, bajo nuestra atenta supervisión, varios artilugios a lo largo del perímetro de la plaza, a los que daba fuego secuencialmente para concluir, como traca final, con “La Portada”, que simulaba la fachada de un edificio. Nosotros quedábamos pampos con los efectos artísticos de los fuegos y los ruidos de las explosiones en el aire. 

Un motivo especial de alegría para los niños de Ferrol era la llegada del guiñol. Para asistir a la función teníamos que pasar por el estanque, que adornaba una fuente Wallace, fabricada en hierro por Charles Lebourg, adquirida por don Juan Romero en la Exposición Universal de Paris de 1889 y posteriormente donada al Ayuntamiento de Ferrol, dando ejemplo de largueza,  y evidenciando el carácter cosmopolita de los ferrolanos. En la pista central del parque, el Guiñol del Maese Villarejo con sus muñecos Gorgorito, Rosalinda y el lobo, nos engatusaban con sus aventuras y preguntas: «¿Por dónde se fue el lobo?», a lo que contestábamos a gritos, cuando Gorgorito lo preguntaba: «por allí…» «¿Habéis visto a Gorgorito? ... ¡Nooooooo!», si lo hacía el lobo... El remate final era la canción de Gorgorito, que cantábamos todos juntos a voz en grito, y que todavía recordará quien alguna vez la oyera: «Los buenos han ganado, los malos han perdido y el pobre Gorgorito, que tanto había sufrido, té, chocolate y café, té, té, té» …

El Parque Municipal también fue el escenario en el que algunos jóvenes ferrolanos se reunieron para cantar coros de zarzuela en una función benéfica, organizada por el polifacético erudito don Manuel Arévalo. Nosotros asistíamos a los ensayos en los que aprendimos la mazurca de las sombrillas de Luisa Fernanda que cantaban “damiselas y pollos” de Ferrol, ellas hoy ya encantadoras abuelas: «A San Antonio como es un Santo casamentero, pidiendo matrimonio, le agobian tanto». Cuando llegaba la época, del Parque Municipal no te ibas sin un buen puñado de castañas que nos regalaban sus frondosos castaños galaicos, que allí siguen, desafiando borrascas. 

El Circo era otra novedad que alteraba nuestra rutina. Solía sentar sus reales en la Plaza de Sevilla, en la zona de la Puerta Nueva, así llamada por ser la última abierta en las murallas de Ferrol y que daba acceso a la carretera de Castilla. El circo más popular era el “Atlas”, de los Hermanos Tonetti, a donde íbamos pagando la tarifa de “niños y militares sin graduación”. Ni que decir tiene que disfrutábamos de lo lindo viendo a los domadores con las fieras, a los trapecistas, y las bromas de los payasos Tonetti, que solían rematar con un dúo en el que uno de ellos tocaba el saxofón y el otro cantaba la canción de la historia de un payaso: «Oh, my papa, to me he was so wonderful, oh, my papa, to me he was so good».

LOS HERMANOS TONETTI

La llegada de la Navidad siempre era motivo de alegrías. La anticipaba la apertura del escaparate del turronero de Alicante, Vicente Arqués, qué se instalaba en la calle Real al lado del periódico “El Correo Gallego” y que nos dejaba pampos, deseando poder reunir el dinero necesario para comprar las muestras de sus deliciosos productos que vendía en cajitas de madera. Para anunciar su llegada, el heraldo principal era el sorteo de la Lotería Nacional. En la sede del periódico se instalaban altavoces conectados a la radio y pizarras en las que se apuntaban los números, para permitir buscar su suerte a los ferrolanos agolpados en la puerta, mientras seguían los trinos de los niños de San Ildefonso... ¡cuatro mil novecientos treinta y siete… cinco mil pesetas! Se decía en Ferrol que el gordo había caído una vez en el acorazado “Alfonso XIII”, pero yo no he conocido en mi vida a nadie al que le haya tocado el gordo, pero al parecer, tocar, toca, y a veces en la Marina.

Antes de Navidad, la construcción del belén ponía a prueba las habilidades de carpintero de mi padre, que montaba sobre una plataforma de madera con todos los elementos necesarios: el portal, el molino, el rio, el pueblo, el castillo de Herodes, con la escena cubierta por un cielo hecho con papel azul en el que se pinchaban con alfileres estrellas de papel de plata. El paisaje estaba cubierto de musgo que recogíamos en el campo, y los caminos hechos con Pedramol; en fin, una obra de arte que siempre veíamos crecer con asombro. La referencia de cualquier belén era el que el imaginero ferrolano Alfredo Martín instalaba en la sacristía de la capilla de la Orden Tercera de San Francisco, y que era obligado visitar y oír la descripción del paje diciendo: «Este es un nacimiento muy original, construido en estilo oriental…», brillante pareado con el que el vate ferrolano iniciaba su explicación. Allí veíamos figuras que se movían, saludaban, agua que corría por el río, noria girando, y cielo con amaneceres y atardeceres. A nosotros nos tenía totalmente engatusados e íbamos a verlo cuantas veces podíamos. 

Siguiendo el onírico consejo de mi viejo amigo hispano, ciudadano romano, los recuerdos que esta entrada relata son solo algunos de los acontecimientos de “aquellos maravillosos años” que han permanecido en la memoria. Alguien podría objetar que las voces de picos o tainas, no se empleaban en galopa, sino en arriba facu; que el juego se llamaba ahí va facu, no arriba facu, o que el secreto que se contaban los centinelas en Herrera en sus relevos no era más que los resultados del Racing…; pero, sin ánimo de polemizar, creo con un ilustre escritor colombiano que «La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y como la recuerda para contarla”. 

(1) Serie de TV, 1988-1993, de Neal Marlens y Carol Black.

OTRAS ENTRADAS SOBRE FERROL EN ÉSTE BLOG:

PANORAMA: CUANDO LOS CAMARONES DUERMEN TRANQUILOS

PANORAMA: MI ORQUESTA FERROLANA

PANORAMA: FERROL Y SUS VISITANTES

P.S. Han sido numerosas las personas que en cuatro días han acudido a estas líneas, mas de 600, y que podrían haber enriquecido el relato con sus aportaciones, de haber contado antes con ellas. Comenzaré con un residente chicharrero, quien me recuerda la función del Parque en la que los niños del colegio de Las Discípulas de Jesús, armados de espadas de madera cantaron "Soldado de Nápoles"; yo fui a ese colegio y no la canté de pequeño en esa ocasión, pero me quiso la suerte que fuera de mayor soldado en Nápoles. Los nombres de los guardias del Parque: Felpeto, Manolo y Núñez, finalmente han aparecido para que no quedaran en el olvido; cumplían celosamente con su deber e impedían nuestros intentos de arrancar alguna pluma a los pavos reales. Es cierto que la descripción de muchos juegos se ha quedado en el tintero; sirva de ejermplo la observacion de Amador Castro sobre la omisión del juego de las lombas, con sus voces: "la primera, sin tocar en ella; la segunda, una fuerte culada que te confunda; la tercera, la espuela; la cuarta, un retroquillo de silbosa; la quinta, un barómetro...". No se pueden quedar sin citar: el brilé, el clavo, las chapas, los alfileres... Como se ve, ésto no tendría fin, así que dejo que lo  rematen los antropólogos ferrolanos, que los hay.

Solo he hecho una corrección al texto original y ha sido para hacerle justicia a don Juan Romero, que quedará junto con don Ramón Pla como magnánimos filántropos.

sábado, 14 de septiembre de 2024

UNA CORTA VISITA A ASTURIAS

Esta es una crónica de una pequeña visita a Asturias, a donde  los calores del agosto madrileño nos impulsaron en un viaje terapéutico para bajar la temperatura corporal y recordar la existencia del clima templado en la península. En vista de lo cual, parecía aceptable una corta escapada a Asturias para visitar Gijón y Oviedo, ya que la duración del viaje en coche está en el límite de lo que es admisible que unos jubilados viajeros hagan en una jornada: cuatro horas y media para llegar. 

     El camino desde la Corte nos llevó hasta Benavente por la A6 ―ya muy conocido― para seguir desde allí la Carretera de la Plata, que incluye la A66 en dirección norte hacia León. No hace mucho para llegar a Asturias y cruzar la cordillera cantábrica, había que atravesar el puerto de Pajares. Ahora, la A66, prolongada con la AP66 con sus importantes obras públicas de túneles y viaductos, ha reducido bastante el tiempo del viaje. La subida a la divisoria entre León y Asturias se hace por la cuenca del río Luna, con su pantano, que se atraviesa por un moderno puente, para continuar por el túnel Negrón que atraviesa la divisoria. El paisaje es de alta montaña, con muy poca vegetación y macizos rocosos graníticos. El descenso hacia Gijón se hace por el valle del río Huerna, que en Campomanes confluye con el río Pajares para formar el río Lena. Aguas abajo, en Collazo, se junta con el río Aller para formar el río Caudal, por cuyo valle serpentea la carretera que atraviesa la cuenca minera.

En Gijón nos esperaba el alojamiento en un hotel muy céntrico, que amablemente nos obsequió la generosidad de nuestro hijo. Enseguida fuimos a dar un corto paseo para buscar algún lugar donde socorrernos, lo que sucedió en el restaurante sidrería “La Galana”, en la Plaza Mayor. Una cazuela de fabada y otra de bonito fueron el comité de recepción asturiano, dejándonos listos para descansar un rato después del viaje. Todo estaba muy bueno, sobre todo la fabada a la que me apliqué con ganas, pues es uno de mis platos preferidos.

En los días de nuestra estancia asturianael tiempo no prometía nada bueno, aunque no se portó mal del todo, así que aprovechamos para visitar algunos lugares de Gijón. Comenzamos con un paseo por la playa de San Lorenzo y la península de Cimadevilla, llegando hasta el alto que adorna el monumento de Chillida para escuchar el ruido de las olas. A mí más bien me parecía estar de serviola en el puente alto del “Vulcano”, pues no faltaba algo de orballo y una fuerte brisa que blanqueaba la mar con espuma. Eché en falta un abisinio, que nunca debe faltar en estos casos, para evitar bajas.


PALACIO DE REVILLAGIGEDO

        Las visitas culturales nos llevaron a la casa natal de Jovellanos, hoy museo, en el que se exponía la muestra “Arquitectura de la Ciudad”, con maquetas y dibujos de dos arquitectos representantes del modernismo asturiano: Miguel García de la Cruz y Manuel del Busto, cuyas obras se pueden ver en las calles de Gijón. En el palacio de Revillagigedo, en la Plaza del Marqués, se exponía una muestra llamada “Orto y Ocaso” sobre las industrias de loza y vidrio asturianas desde el final del siglo XIX. A las fábricas de vidrios las representaba “La Industria”, y a las de loza “La Asturiana”. Se exponían obras significativas de ambas, que muestran el grado de virtuosismo alcanzado con estas manufacturas. 

    En Gijón, la Plaza del Marqués la preside el monumento a don Pelayo, primer rey astur, a quien el neogoticismo hace continuador de las dinastías visigóticas. Los españoles tenemos grabado ―al menos mí generación― que bajo su reinado comenzó la reconquista de la península, por lo que su mágico regreso a la España actual le dejaría perplejo viendo tanto africano musulmán con documentación española ―o sin ella― deambulando por las calles, y saber que hay un sinfín más esperando para entrar ilegalmente en España. No se puede negar que la inmigración plantea un serio problema a los gobiernos europeos, y en especial al español, pero habría que arbitrar los procedimientos que permitieran expulsar a los que hayan entrado, o entren, ilegalmente en España y, desde luego, a los que aquí delincan. La inmigración debe regularse, señalando por ley las condiciones de acogida y los cupos necesarios de los que puedan venir a trabajar por periodos de tiempo tasados. No veo que el gobierno esté en condiciones de afrontar el desafío de la inmigración y me parece que tampoco tienen el valor necesario, y menos aún, las ganas. 

    Los templos de las ciudades españolas son depositarios de una porción de su arte e historia, así que es obligado incluir algunos en las visitas culturales. En Gijón comenzamos por la iglesia de San Pedro en Cimadevilla. Su antecesor, del siglo XV, fue incendiado durante la revolución de 1934 con todo su archivo parroquial, y posteriormente volado en 1936 al comienzo de la Guerra Civil. Se reconstruyó a partir de 1945 en estilo ecléctico historicista, que armoniza bien con el paraje en el que se encuentra. Lo que no se pudo reconstruir fue el archivo parroquial con todos los registros de nacimientos, bautizos, matrimonios, defunciones…¡lamentable!


BASILICA DEL SAGRADO CORAZÓN

        Otro templo que visitamos fue la basílica del Sagrado Corazón, construida entre 1918 y 1922 con proyecto de Joan Rubió i Bellver, que combina elementos góticos y modernistas de aire historicista. Posteriormente Miguel García de la Cruz le añadió modificaciones a la fachada, que remata una estatua del Sagrado Corazón de un tamaño desproporcionado. El interior está decorado con frescos de los Hermanos Immencamp, finalizados en 1925. El fresco del altar mayor es de gran tamaño en una media bóveda, que representa el día del juicio final, con las tres personas divinas y su corte celestial dominando la escena. Sin embargo, no me gustó su discurso, pues muestra en un primer plano una excesiva jerarquización eclesial, con papas, obispos, presbíteros, etc…, mientras el pueblo de Dios aparece difuminado en el fondo, con algunos saliendo de sus sepulturas. Solo añadir que el templo fue construido por los jesuitas, aunque no lo parece, pues no sigue el esquema tradicional de los de esta orden; en la actualidad es diocesano.

En los días de nuestra estancia, estaban en plena novena de la Virgen de Covadonga, de manera que en este templo como en el de San Pedro tuvimos ocasión de asistir al rezo de la novena e incluso oír cantar el himno de Covadonga, que muy pocos se sabían. Al menos en ambos templos adornaba al culto la música de órgano, poco corriente en otros muchos, que en cambio lo hacen con canciones populares con letras adaptadas, o las del cantautor parroquial, que interpretan voluntariosos feligreses. Tiene mérito, pero la iglesia debería respetar su música tradicional y no creo que sea muy caro sostener un organista por templo, sí cuenta con este este instrumento.


CLAUSTRO DE LA CATEDRAL DE OVIEDO

Oviedo era una visita obligada en nuestra corta estancia. La ciudad se encuentra a unos cuarenta minutos de Gijón. A la llegada nos dirigimos a visitar la catedral de San Salvador, cuya construcción comenzó en el siglo XIII en estilo gótico, pero se extendió a lo largo de varios siglos, por lo que como es natural, tiene partes prerrománicas, románicas, góticas, renacentistas y barrocas. Es un lugar de peregrinación del camino de Santiago, pues además cuenta con numerosas reliquias, entre las que se encuentra el Santo Sudario, que se venera como el que cubrió la cara a Cristo en su sepultura.

En el ámbito más profano, a Vetusta, su catedral y los canónigos los inmortalizó Leopoldo Alas “Clarín” en su obra maestra “La Regenta”, a quien recuerda en la plaza de la catedral la escultura en bronce de Ana Ozores. No pude menos que hacerme una foto con mi llorada Anita. Desde allí deambulamos por la ciudad: la plaza de Trascorrales, dónde está el Ayuntamiento y la iglesia de San Isidoro, la plaza del Fontán, la de Daoiz con el palacio barroco del marqués de San Feliz. Rematamos el paseo premiándonos con un almuerzo con cachopo y bacalao a la asturiana: todo buenísimo. Después, continuamos con un paseo para bajar el género y tomar un café con dulces.


ANA OZORES

Asturias no es solo tierra de sidra, carnes y fabada, sino también de dulces, aunque los moros no llegaran a asentarse en ella. Así que en nuestra corta visita aprendimos que los más famosos de la tierra son los “carbayones”, los “moscovitas” y las “princesitas”. Toda una cultura pastelera larpéira. De manera que al pasar por la famosa pastelería de Gijón “La Playa”, compramos unas “princesitas”, y en Oviedo, en la confitería de “Camilo de Blas” los famosos carbayones, que me trajeron el recuerdo de un viejo amigo, médico asturiano, que me contaba historias de su centenaria vida, durante mi casi diaria visita a la residencia donde vivía mi cariñosa suegra, que Gloria hayan ambos.

El último día, después de desayunar unos cafés con bizcochos, dejamos el hotel y salimos hacia Benavente. Al principio nos acompañó el agua, pero al viaje luego lo acompañaron nubes y claros, permitiéndonos apreciar el paisaje de la cordillera cantábrica. Después de un rápido viático en Benavente, seguimos hacia Madrid, ya algo cansados de coche y con ganas de estar en casiña: «¡miña casiña!, meu lar, ¡cántas onziñas d’ouro me vals!»

        En conjunto, fue un viaje muy bueno, pero tendremos que volver ―con mejor tiempo― para visitar la montaña asturiana y algún sector de su costa, así que nos prometimos hacerlo en el futuro, y ver tantas cosas que nos quedan por ver.  

martes, 23 de julio de 2024

LAS BRIGADAS MIXTAS DE Iª DE Mª EN LA GUERRA CIVIL

Reseña del libro: RABANAL DELGADO, JUAN CARLOS. Las Brigadas Mixtas de Infantería de Marina en la Guerra Civil. Cronología del Cuerpo de 1931 a 1939. GRIEGC. Alvesa. 2023 

La primera edición del libro Historia de la Infantería de Marina Española, del año 1967, constituía en la segunda mitad del siglo XX, una referencia obligada para quienes se interesaban  por la historia del Cuerpo. Esta obra de Enrique Rivas Fabal, antiguo Comandante General, se extiende a los antecedentes, organización, unidades, acciones, y un sinfín de aspectos que la convierten en una obra algo difícil de manejar, pero sin duda es un buen “pañol de referencias” de gran mérito por el esfuerzo investigador. Al tratar el periodo de la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1939, cita a las unidades que sirvieron en las fuerzas armadas del General Franco; sin embargo, ignora la organización, actuación y final del Regimiento Naval Nº1, perteneciente a las fuerzas republicanas, y que era sucesor del Grupo de Fuerzas de la Base Naval de Cartagena, y en consecuencia, del 3º Regimiento de Infantería de Marina.


INFANTES DE MARINA EN EL FRENTE DEL RIO SEGRE

Este olvidado aspecto de la historia del Cuerpo ha suscitado cierto interés entre los estudiosos deseosos de conocer detalles sobre la historia del Regimiento Naval Nº1. Hay un acuerdo general en afirmar que fueron tan infantes de marina como los que combatieron en el otro bando, aunque su sistema de valores pudiera ser diferente, al menos oficialmente. Además de nuevas publicaciones sobre la historia del Cuerpo, actualmente se pueden ver en páginas de internet o en revistas especializadas varios trabajos sobre el Regimiento Naval, pero faltaba un estudio pormenorizado sobre su establecimiento y organización, sobre el personal que sirvió en esta unidad, y la crónica de sus operaciones con su trágico final.

El autor del libro que reseñamos da cumplida cuenta a esta necesidad, al haber realizado un minucioso trabajo de búsqueda e investigación en los archivos españoles. El capitulado de su obra es apropiado para lo que se propone estudiar, pues te lleva desde el siglo XIX hasta la reorganización del año 1930. El período que sigue, al que califica de cuatrienio oscuro 1931-1934, incluye la proclamación de la República, la aplicación y adaptación del Cuerpo al decreto de extinción ―que nosotros calificamos de exterminio―, para seguir con los años de transición hasta 1934. La obra cubre con bastante detalle los aspectos orgánicos de la evolución del Cuerpo en este periodo, en el que Santiago Casares Quiroga, Ministro de Marina, quiso imitar a Manuel Azaña Díaz, Ministro del Ejército, con una reforma radical de la Marina que podríamos calificar del “parto de los montes” a la vista de lo que dio a luz.

No se olvida el autor de citar la confusión y desconcierto en que cayó el Cuerpo hasta el año 1936, en los que hubo algunos intentos de restablecerlo. Las medidas adoptadas en el periodo de 1936 a 1939 se cubren adecuadamente con abundantes referencias, que muestran que el gobierno republicano quiso aprovechar su potencial para las operaciones en tierra durante la guerra civil. La obra se concentra principalmente en el Regimiento Naval Nº1, sin olvidar a otras fuerzas de Marina del bando republicano que también combatieron en tierra.


INFANTES DE MARINA EN EL FRENTE DEL RIO SEGRE

La minuciosa tarea de “espigar en los archivos” ha facilitado al autor el poder presentar la relación de los oficiales y suboficiales que sirvieron en el Regimiento Naval, cuáles fueron las fuentes de reclutamiento de su tropa y los cuarteles en los que se adiestraron. La relación de oficiales, y los habilitados como tales, es numerosa, con expresión de las Brigadas en las que sirvieron y las fechas de su fallecimiento en campaña.

El autor recuerda que desde verano de 1937 los Batallones de Infantería de Marina se organizaron en Brigadas, que convenientemente reforzadas con artillería, zapadores, trasmisiones, intendencia y sanidad, se constituyeron en Brigadas Mixtas, como había sucedido previamente con el resto de fuerzas del Ejército Popular de la República. En concreto el Regimiento Naval Nº1 generó las siguientes brigadas: 151ª, la 95ª y la 94ª. Esta última es la más conocida, pues su jefe Ginés Sánchez Balibrea, además de dejar por escrito sus memorias (ver nota al pie), logró con ella algunos éxitos que le llevaron a recibir el distintivo del Valor de la República. Su Brigada también fue objeto de un amplio reportaje de Robert Cappa durante las operaciones en el rio Segre, algunas de cuyas fotografías ilustran este trabajo, que cuenta además con abundantes fotografías, algunas de ellas, inéditas.


INFANTES DE MARINA EN EL FRENTE DEL RIO SEGRE

El comienzo de los combates para el Regimiento Naval Nº1, fue durante las operaciones en Málaga, de enero y febrero de 1937, en las que participó su 1º Batallón, con tres compañías de fusiles y una sección de ametralladoras. Este batallón sufrió un 34% de bajas en estas operaciones, como consecuencia lógica del enfrentamiento de fuerzas profesionales africanas bien preparadas, contra unidades con adiestramiento y equipamiento deficiente, del que hay que culpar al mando republicano que decidió combatir en Málaga.

El libro recoge las operaciones, tras la caída de Bilbao, del llamado “Batallón Cántabro de Infantería de Marina” o la “Brigada Móvil de Infantería de Marina” en el frente de Cantabria y Asturias, pero estimamos que entran en el ámbito del mito, debido a la imprecisión y carencia de fuentes documentales fidedignas, que deberían explorarse más. Como bien dice el autor de la obra que reseñamos, es muy probable que estas fuerzas encuadraran a marinería de los escasos buques republicanos que quedaron en el norte, o de la marina de guerra auxiliar del País Vasco. En cualquier caso, a pesar de las dispersas evidencias, no creemos que podamos considerar a estas unidades como tropas del Cuerpo de Infantería de Marina, por la ausencia absoluta de lazos orgánicos con su estructura.

Es interesante citar que el autor afirma que no se han localizado evidencias que indicaran la existencia de enfrentamientos directos entre infantes de marina de ambos bandos, aunque no puede descartarse esa posibilidad. Sí que podemos afirmar que en las operaciones de toma de Málaga, las guarniciones de Infantería de Marina de los cruceros “Canarias” y “Almirante Cervera” aportaban personal a las principales piezas de artillería de estos cruceros, que bombardearon el sector republicano durante los combates.

Un trabajo como el que reseñamos era absolutamente necesario para que no quedaran en el olvido, quienes con el emblema del Cuerpo en su uniforme combatieron en el bando republicano. Se lo debíamos. El mérito es para el autor por su minucioso esfuerzo investigador y divulgador.


INFANTES DE MARINA EN EL FRENTE DEL RIO SEGRE

Finalizamos citando lo que el autor de esta reseña escribió, en octubre de 2013, en el blog “Panorama” en relación con los oficiales del Regimiento Naval Nº1: Se podrá estar o no de acuerdo con la línea política que defendieron él y sus oficiales, pero lo que no se les puede negar es la capacidad y profesionalidad que demostraron para la organización y adiestramiento de las fuerzas, que en junio de 1937 sumaban ya siete batallones.

NOTA: PANORAMA: INFANTERÍA DE MARINA. REGIMIENTO NAVAL Nº 1. POR TIERRA Y POR MAR I (reymeric.blogspot.com)

                                            

 

 

 

  

miércoles, 28 de febrero de 2024

UNA SOMBRA EN MI OJO

Con bastante retraso, después de su estreno, he visto una película de las pocas que últimamente han llamado mi atención: Una Sombra en mi Ojo, de la plataforma NETFLIX, confirmando que a veces ofrece algun producto de calidad, aunque encuentro nefasto su proselitismo, al introducir en sus películas “morcillas” posmodernas, como las de la perversa ideología de género.      

El director de la película es el danés Ole Bornedal, y está ambientada en un suceso real que tuvo lugar el 21 de marzo de 1945 en la llamada Operación Carthage, al final de la II Guerra Mundial en el Copenhague ocupado por los alemanes. El objetivo de esta operación británica era el edificio Shellhus, que usaba la Gestapo como su cuartel general. El resultado fue la destrucción del edificio, pero con lo lo que hoy se denominan efectos colaterales.

La fuerza atacante la componían 18 cazabombarderos “de Havilland Mosquito”, escoltados por 30 cazas “Mustang” de la RAF (Fuerza Aérea Británica), de la australiana y la neozelandesa. Los bombarderos se aproximaron en vuelo rasante en tres olas, para lanzar bombas con espoleta de treinta segundos de retardo. Los problemas surgieron cuando un “Mosquito” de la primera ola golpeó a un poste eléctrico, perdiendo el control y yéndose a estrellar en el colegio Juana de Arco, de las Hermanas de San José, situado a kilómetro y medio del objetivo.  Al ver el incendio del colegio, algunos aviones de las siguientes olas lo atacaron, al confundirlo con el Shellhus, pereciendo 125 civiles, incluidos 86 niños y 18 adultos, entre ellos tres monjas, 4 profesores y dos padres que trataron de salvar a sus hijos.

DE HAVILLAND MOSQUITO

Sobre el fondo de esta tragedia, presentada con gran realismo y lujo de medios, aparece ante tus ojos una muestra de los valores que adornan a algunos protagonistas. El drama se vive a través de la vida de tres niños: Henry, Eva y Rigmor. El primero, sufrió un shock que le dejó sin habla cuando presenció el ataque aéreo a un vehículo, con tres chicas a bordo, al que los pilotos de la RAF confundideron con uno alemán. El presenciar el bombardeo de su propio colegio le produce un nuevo shock, al ver a los numerosos niños muertos y heridos. Allí mismo le encargan que lleve información sobre ellos a sus angustiados padres, cuya suerte ignoran, lo que le hace recuperar el habla en el esfuerzo.

Eva sobrevive al ataque en medio de la angustia de sus padres, quienes la creían en el colegio, pero ese no era el caso, pues había salido antes de tiempo. A Rigmor, la presentan como una niña muy sensible, que hasta el último momento se hace preguntas existenciales, pero perece sepultada viva entre las ruinas que producen las explosiones de las bombas.

La hermana Teresa, profesora del colegio, es el personaje que une a los tres niños. Es una joven novicia atormentada de ver cómo Dios puede permitir tanta atrocidad, como la que está teniendo lugar en la guerra. La contestación a sus preguntas tampoco la pudo dar el Papa Benedicto XVI, cuando de visita en Auschwitz-Birkenau, donde tanta gente fue asesinada, se preguntó¿Por qué, Señor, permaneciste callado?, ¿cómo pudiste tolerar todo esto?". Ella también fallece entre los escombros del colegio tratando de animar a los niños supervivientes sepultados entre los escombros.


Teresa acababa de conocer a Frederik, un chico joven, analfabeto, perteneciente al Cuerpo Shalburg de nazis daneses, colaboradores de los alemanes. Al ver la bondad y serenidad de Teresa, la sigue y busca para pedirle que le enseñe a rezar. Desencantado de la guerra y de la organización en la que sirve, decide abandonarla, despidiéndose de sus padres, conocedores los tres que no van a volverse a ver, pues los ejércitos aliados se acercaban a Dinamarca, y sabían la suerte que esperaba a los nazis daneses. El buen chico también perece entre los escombros al intentar salvar a Teresa y los niños.

Completan los personajes clave de la película, los pilotos de la RAF que realizan el ataque, a quienes nos los presentan como unos jóvenes serenos y valientes, que cumplen profesionalmente con su deber arrostrando riesgos mayores. En total en la incursión se perdieron seis aviones: cuatro “Mosquito” y dos “Mustang”, y nueve aviadores perdieron la vida, entre ellos los dos que muestra la película, cuyo avión se estrella al colisionar en su vuelo rasante con un poste eléctrico. Los pilotos que participaron en el ataque solo supieron, después del fin de la guerra, las consecuencias de su incursión; no debió de ser fácil superar ese drama.

En resumen: una magnífica película, cuya perspectiva de la guerra y sus efectos sobre la población civil no te deja indiferente. Una Sombra en mi Ojo, anima a reflexionar sobre los resultados de los bombardeos aéreos y los sufrimientos de los conflictos actuales, que contemplamos en la distancia sentados en las butacas de nuestras casas, convencidos de que vamos a seguir gozando de la kantiana paz que disfrutamos en España, aparentemente perpetua, pero sin que nada ni nadie nos garantice que siga siendo así. Debemos ser conscientes de su precio y estar dispuestos a pagarlo.

  

jueves, 18 de enero de 2024

GAZA. 100 DÍAS DE BOMBARDEOS

Se acaban de cumplir los 100 días del actual conflicto en Gaza entre la organización palestina Hamas y el estado de Israel. El atroz ataque contra Israel, llevado a cabo por los combatientes de Hamas y otras facciones, el 7 de noviembre del año pasado, es la causa inmediata del actual conflicto. 

La historia de las causas más profundas hay que buscarlas, inicialmente, en las tensas relaciones entre las organizaciones sionistas del siglo XIX y XX con la población palestina que habitaba la región. Posteriormente, entre los colonos judíos y las poblaciones árabes de algunas regiones del próximo oriente del Imperio Otomano, y finalmente, las derivadas de la Resolución 181 de noviembre de 1947, de la Asamblea General de la ONU con el Plan de Partición de Palestina, que abrió un casi permanente conflicto entre el nuevo estado de Israel, los palestinos, y los estados árabes vecinos. 

El objeto de estas líneas es apuntar algunos datos objetivos que permitan, a quien lo desee, reflexionar sobre un aspecto de la situación derivada de los ataques del 7 de octubre de 2023. Para ello se incluye algunos datos geográficos básicos, y otros, escasos, de fuentes abiertas.

Según countrymeters.info/es/israel, (2024), en la zona viven 5.689.500 palestinos, repartidos de la siguiente forma: 3.982.053 en Cisjordania y Gaza, y 1.707.447 en Israel. La población de Israel es de 9.180.012, incluidos los 1.707.447 palestinos citados. 

La franja de Gaza, en términos aproximados, tiene una superficie de 365 kilómetros cuadrados, con unas dimensiones medias de 40 kilómetros de largo por 12 de ancho. En ella viven 2,4 millones de personas, con una densidad de población de 5.749 habitantes por kilómetro cuadrado. 

El conflicto actual en Gaza, se manifiesta también en Cisjordania y en la frontera con Líbano, y está en fase de expansión a otras zonas del oriente próximo y medio. Los datos con los que contamos son los siguientes: 

De fuentes de Israel:

1200 muertos y 136 rehenes de Hamas. 13.168 heridos; 188 militares muertos en las operaciones en la franja de Gaza; 9.000 militantes de Hamas muertos; 1.000 “terroristas” muertos dentro de Israel. Las Fuerzas Armadas de Israel afirman haber realizado 30.000 ataques aéreos en la franja de Gaza, lo que no incluye explícitamente los fuegos de artillería, de los que no han dado los datos. 

De fuentes palestinas: 

Las autoridades palestinas declaran que el número total de muertos es de 24.000, por lo que si descontamos los 9.000 que Israel dice que han matado, obtenemos la cifra de al menos 15.000 muertos civiles. Las autoridades de Hamas, al cumplirse los 100 días de conflicto, han dado los siguientes datos sobre sus efectos en la población: 10.400 niños muertos; 7.100 mujeres muertas; 7.000 desaparecidos; 1.900.000 desplazados; 146 empleados de la ONU muertos; 352 palestinos muertos en Cisjordania por disparos de los militares israelíes y colonos armados. No hay datos de muertos y heridos entre los combatientes de Hamas. 

Consideraciones sobre los ataques aéreos. 

Los devastadores efectos de los 30.000 ataques aéreos israelís a “blancos” palestinos, los podemos ver a diario en los canales de noticias, incluso en directo en el canal israelí de televisión i24h news, como el que se realizó el 26 de diciembre de 2023. El reportero del canal, desde la frontera de Gaza, mostraba en el horizonte los humos que producían los ataques, explicando que eran la respuesta al lanzamiento de unos cohetes desde el campo de refugiados de Maghazi, pero añadiendo que no habían producido daño alguno en Israel. Esa misma tarde, día 26 de diciembre, las autoridades palestinas afirmaron que el ataque israelí al campo de Maghazi, iniciado la noche de Navidad, había producido, al menos, 70 muertos. 

El día 28 de diciembre, el Jerusalem Post informó que este ataque aéreo había matado a 70 personas, añadiendo que un portavoz de las FAS de Israel había informado que el daño causado había sido por error, y que de acuerdo con una investigación de la Fuerza Aérea, el tipo de arma empleada no se adecuaba a la naturaleza de la misión (dudoso profesionalismo y ligereza en las decisiones), y como consecuencia, había habido un extenso “daño colateral que podría haberse evitado si se hubiera empleado la munición apropiada”. 


Reflexión final

La franja de Gaza tiene una superficie aproximadamente igual a la mitad de la ciudad de Madrid. Los datos de ataques aéreos facilitados por Israel suponen que cada kilómetro cuadrado ha sufrido de media alrededor de 82 ataque aéreos en 100 días. Teniendo en cuenta que hay zonas despobladas, se podría deducir que, en términos generales, cada kilómetro cuadrado ha recibido alrededor de un ataque aéreo diario, o que cada uno de los 600 sectores citados en la entrada anterior, ha recibido 50 ataques aéreos en 100 días. 

Para una nación como Israel, que presume de democrática, el precio de su seguridad, a la que tiene derecho, no puede ser el número de víctimas civiles palestinas que está dejando este último conflicto. Sencillamente, inaceptable.

ENTRADAS SOBRE EL CONFLICTO ISRAEL-PALESTINA EN ESTE BLOG: 

PANORAMA: ZONAS PROHIBIDAS EN GAZA (reymeric.blogspot.com)

PANORAMA: GAZA 2014 (reymeric.blogspot.com)

PANORAMA: GAZA 2014- II (reymeric.blogspot.com)